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Elecciones en Guatemala 2023: en el exilio no podrán votar

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Elecciones en Guatemala 2023: en el exilio no podrán votar

Ilustración: Lionel Fock
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Votar no será posible para la mayoría de operadores de justicia, periodistas y activistas sociales que dejaron Guatemala debido a la persecución que el Ministerio Público de Consuelo Porras inició en su contra por haber investigado la corrupción en los gobiernos. Sus casos sacan a la luz los efectos del exilio y las necesidades en el sistema consultar guatemalteco en el extranjero. Estas son cuatro entrevistas con quienes ven desde lejos cómo se configura el futuro del país.

Desde 2019, cuando se fue del país la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), porque cumplió su mandato y el gobierno de Jimmy Morales no lo renovó, más de 35 operadores de justicia, entre ellos jueces y fiscales, se vieron forzados salir del país para evitar ser perseguidos por su trabajo.

A eso se suman 22 periodistas que durante 2022 abandonaron Guatemala por temor a represalias por sus publicaciones.

Este grupo de personas verán desde lejos las elecciones que se celebran en Guatemala, las cuales han sido cuestionadas por la expulsión de candidatos que representan una amenaza al sistema y por un deterioro del estado de Derecho y la democracia.

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Periodistas que no podrán dar cobertura al evento político más importante del país y exinvestigadores que ven pasar indicios de corrupción en el financiamiento de las campañas de los partidos, hacen una revisión de lo que pasa y pasará en la batalla en las urnas.

Este es el resumen de las conversaciones sostenidas vía telefónica:

Juan Luis Font: «No estamos frente a proyectos de nación»

Font es un periodista experimentado y reconocido que ha fundado y dirigido algunos de los medios más críticos contra los gobiernos. Actualmente dirige el  programa radial ConCriterio. Salió de Guatemala al exilio en abril de 2022, luego de que Alejandro Sinibaldi, exministro de Comunicaciones involucrado en casos de corrupción, lo denunciara a él en dos ocasiones.

—¿Cómo ves el proceso electoral de este 2023?

—No voy a poder votar porque no estoy inscrito para hacerlo en Estados Unidos. Tendría que haber cambiado mi residencia hasta este país con mucha anticipación y no lo hice.

Veo el proceso electoral con poca esperanza, mucha incertidumbre y con certezas respecto a ciertas cosas. No me engaño, me percato que estamos en una competencia electoral en la que expresan ambiciones personales por tomar el poder y ambiciones de clanes o grupos, no estamos frente a proyectos de nación.

Quizá excepto con la excepción de dos o tres casos diría yo, Semilla, Winaq, Urng y a lo mejor VOS, pero lo digo con dificultad. Veo que más que proyectos de nación en juego, veo proyectos personales y me preocupa especialmente los clanes y grupos que se organizan y combaten, pelean con fuerza por alcanzar el poder en los distintos distritos.

Poder significa tener una diputación, tener alcaldes propios y estar vinculados a grupos de empresas constructoras y de proveedores de servicios.

No me hago ilusiones, lo que veo es que estas elecciones van a suponer un nuevo reparto de cuotas del botín electoral. Veo pocas esperanzas de que haya un proyecto transformador. Además, si lo hubiera se enfrentaría con la limitación de instituciones cooptadas: Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, Contraloría General de Cuentas, Tribunal Supremo Electoral, Procurador General, Procurador de los Derechos Humanos, todo el sistema nacional defendiendo el orden de impunidad para la corrupción.

—¿Consideras que en este reordenamiento pueda haber una renovación de Cortes que le dé un respiro a la persecución de operadores de justicia y periodistas?

—Mis expectativas son bien bajas respecto a eso. Me gustaría que se materializara la promesa de Edmond Mulet y Manuel Villacorta de deshacerse de la fiscal general, que es algo fundamental, pero si no se hace una renovación del Ministerio Público, la verdad es que el avance será escaso.

Y aunque se llevara adelante una elección de Cortes, la correlación de fuerzas en estos momentos en los órganos postuladores es bastante desproporcionada para las fuerzas democráticas.

No quiero ser pesimista en extremo porque hay una fuerza de votantes que quiere un cambio, me temo que no hay propuestas políticas suficientemente sólidas y atractivas.

Me muevo entre no querer ser cándidamente esperanzado en que se dé un cambio súbito, pero también me muevo entre no querer ser demasiado pesimista. Lo que ve es una correlación de fuerzas y una cooptación de instituciones.

—Si hay más indicios de más continuidad a este sistema, ¿de qué otras formas se verá la represión?

—En el mejor de los casos, en un escenario positivo, lo que vamos a tener va a ser una confrontación entre este este status quo o estas instituciones cooptadas y una presidencia que quiere realizar un cambio. Habrá que ver si esa presidenta reúne la fuerza suficiente para promover el cambio. En materia de libertad de expresión, si desde la presidencia se deja de motivar la persecución de periodistas y deja de incentivarse el cierre de fuentes y el uso de la pauta oficial como premio o castigo, podría darse una transformación, pero siempre va a estar reñido con el poder que mantiene el Ministerio Público cooptado y un Organismo Judicial que está alineado con esas mismas fuerzas pro impunidad.

—¿Cómo periodista, cómo será no estar en Guatemala para cubrir las elecciones?

—Yo siempre he disfrutado este tiempo. Este va a ser el primer proceso electoral desde que arrancó el proceso democratizador en 1985 en el que no voy a estar presente. 

Tengo una tradición personal de periodista, desde que fui reportero en la revista Crónica. Me voy todos los días de primera vuelta electoral a las 6 de la tarde a Liceo Guatemala, un centro de votación donde conozco a buena parte de los encargados de las mesas receptoras de votos. Lo hago todo el tiempo y me encanta ir a ver cómo van cerrando las mesas, cómo va el conteo y disfruto mucho haciendo llamadas desde allí, si es para la radio, por ejemplo.

Esta vez no lo voy a poder hacer, pero participaré en dos transmisiones en Guatemala ese día. En un espacio entre ConCriterio y TanGente, en un espacio que se llamará After Voto. Al día siguiente me verás a las 6 de la mañana listo para transmitir en la radio. La vida será normal en ese sentido.

***

Flor Gálvez: «Esto me ha impulsado mucho más a hablar»

Gálvez fue abogada de la Cicig, donde llevó a tribunales casos de corrupción contra funcionarios públicos y empresarios. A partir del fin del mandato de la Comisión, trabajó en la Asociación Alianza, donde buscó justicia por casos de abusos contra niñas y adolescentes. Es abogada defensora de otras exfiscales perseguidas por el Ministerio Público.

—¿Qué significa para usted vivir el proceso electoral en el exilio?

—Yo salí (de Guatemala) en marzo del año pasado a raíz de toda la criminalización (de fiscales). Empecé a defenderles junto a Claudia González, y luego viene la detención de Virginia (Laparra) y la de Aliss Morán, y pues vienen los ataques en redes sociales, las amenazas… pues por todos esos motivos tomé la decisión de salir del país.
Ha sido un proceso muy difícil, no es un proceso lineal. Tiene sus altos y bajos a nivel emocional, laboral y personal. Yo sigo apoyando a las compañeras y a los compañeros que están criminalizados en Guatemala, sigo apoyando en las defensas, haciendo incidencias, hablando del tema y tratando de posicionarlo para que se conozca lo que sucede en Guatemala. No me he desligado, al contrario, esto me ha impulsado mucho más a hablar.

Sobre las elecciones, veo un panorama feo. A raíz de que se negaron las inscripciones a varias personas, en particular a Thelma Cabrera y Jordán Rodas, se nota cómo se está induciendo todo esto, todo orquestado y avalado por el propio Tribunal Supremo Electoral y las Cortes.

—¿En otras ocasiones con panoramas complejos para el país, fue a votar?

—Sí, tengo 43 años y siempre he votado. Significa mucho no poder votar porque en todos los países donde habemos personas de Guatemala que podemos votar, no podemos. Solo se puede en Estados Unidos, pero también debería procurarse que se amplíe a otros países y embajadas. La atención a los guatemaltecos en el extrajero tampoco es la más eficiente. Si tengo que pedir una cita, no la dan de inmediato y hay que hablar con muchas personas. Sigue siendo muy burocrático y centralizado.

—¿Considera que a partir de estas elecciones las cosas puedan cambiar para Guatemala?

—Desde mi perspectiva creo que no, que esta persecución no va a parar porque quienes están en el órgano judicial y en el Ministerio Público seguirán allí. Mulet ofreció quitar a Consuelo Porras, cuando eso realmente por la ley no se puede. Mientras toman posesión los diputados y ver lo que sucede, pasará lo mismo. No veo un mejor panorama para el sector justicia. Va a continuar, si no es igual, peor.

***

Andrea Ixchíu: «Son pocas opciones las que hay»

Andrea Ixchíu es activista, periodista y defensora de la naturaleza. En noviembre de 2021 regresaba a Guatemala cuando recibió información de una posible orden de captura en su contra, lo cual hizo que buscara seguridad para su vida en México.

—¿Cómo analizas el proceso electoral?

—Actualmente estoy desplazada y exiliada en México. Lamentablemente estamos viviendo un momento de crisis muy, muy profunda. No únicamente por la efectiva estrategia de captura del Estado, sino también por la ausencia de todo tipo de contrapeso institucional democrático.

Guatemala está viviendo un momento autoritario de una forma dictatorial, de narco corporaciones que ha engrasado la maquinaria de las elecciones para este año, todos los poderes del Estado y quienes financian estas elecciones, lo están haciendo en total opacidad y de alguna manera, buscan consolidar y darle continuidad a este proceso de retrocesos institucionales.

—¿Cómo ha sido el papel de las autoridades?

—Es muy preocupante ver cómo en este próximo proceso electoral ha habido una serie de rompimiento de toda la institucionalidad para favorecer ciertas candidaturas, es una simulación de legalidad a un proceso que ha sido ilegítimo.

El sistema electoral guatemalteco es un pacto entre el Cacif, militares, finqueros, narcos y capital extranjero para cooptar gobiernos. Con la expulsión de la Comisión Internacional contra la Impunidad eso se agravó.

Vemos cómo efectivamente en este momento el Tribunal Supremo Electoral con muchos procesos arbitrarios impidió candidaturas, como el Ministerio Público empezó a operar mecanismos para iniciar procesos espurios de criminalización a personas que buscaban optar cargos, como Jordan Rodas, Thelma Cabrera, Julio Sólorzano Foppa, Aldo Dávila, etcétera. Y además, son favorecidos los candidatos que vienen de este pacto que le dará continuidad al régimen autoritario que nos tiene a muchas personas en el exilio.

—¿Qué está en juego en estas elecciones?

—Para mí, este es un proceso electoral que va más allá de los votos, son vidas. A nivel local y comunitario los partidos políticos operan para intereses de empresas extractivas y del crimen organizado que roba la tierra, destruye los bosques y acabando con el agua de las comunidades.

Con una sociedad civil criminalizada, con una sociedad civil censurada, con un sistema de violencia y agresión a la prensa y a los medios a los que se les impide su ingreso a los eventos públicos, a los operativos institucionales, hay toda una construcción de una narrativa de violencia y criminalización que justifique cualquier golpe de fuerza que cualquier grupo de poder que no se encuentre contento con los resultados.

—¿Podrás votar en México?

—No, acá no hay información. En los centros consulares ni siquiera hay emisión de documentos personales por falta de papel. Es muy lamentable cómo la representación del Estado de Guatemala fuera del país, no funciona.

—Si pudieras votar, ¿lo harías en este proceso?

—Debería ser una posibilidad, aunque de manera muy crítica en este momento es muy lamentable ver la ausencia de estrategias concretas de parte de los grupos ciudadanos de oposición, de los grupos críticos, de los planteamientos que puedan servir para la construcción de otras alternativas, de otras formas de hacer gobierno,  en función de los servicios y necesidades para las personas, sí veo con mucha pena esa falta de articulación política estratégica y de largo plazo entre los grupos de oposición.

Son pocas opciones las que hay, pero no son suficientes, sobre todo en un Estado capturado. Se necesita repensar profundamente las estructuras mismas. Me parece que no debería ser un derecho negado a nadie fuera del país, sobre todo porque las personas migrantes y desplazadas seguimos enviando apoyos a nuestras familias en lo local.

Es lamentable que siendo la migración uno de los principales sostenes económicos de Guatemala, las personas migrantes y las personas que están fuera del país no puedan participar en la toma de decisiones ni en la elección de representantes.

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Thelma Aldana: «Es un sistema manipulado y perverso que convierte este proceso en una farsa»

Thelma Aldana fue fiscal general del Ministerio Público. Su gestión se destacó por perseguir, junto a la Cicig, la corrupción en el gobierno del Partido Patriota. Los casos provocaron la caída del gobierno. En 2019 intentó postular a la presidencia de Guatemala pero fue excluida de la contienda por denuncias planteadas a último minuto. Desde entonces está exiliada en Washington.

—¿Qué lectura le da al proceso electoral?

—Se manipula todo el sistema, todas las instituciones que intervienen en el proceso de elección. En consecuencia termina siendo una farsa y una violación clara a los derechos de la ciudadanía de votar de manera transparente y libremente, porque ese sistema diseñado para la impunidad y la captura del Estado al final va decidiendo qué candidatos pueden competir y cuáles no.

Tienen esa habilidad que antes no veíamos y que ahora es clara. Todos nos damos cuenta que quitan y ponen candidatos. Personalmente, me di cuenta de que así fue hace cuatro años, cuando Consuelo Porras pidió una orden en mi contra y se revocó mi inscripción junto a Jonathan Menkos —ambos iban a competir por la presidencia y vicepresidencia con el partido Movimiento Semilla—.

Se manipula y la población no tiene una posibilidad real de elegir a una persona que quiere como presidente del país. Es un sistema manipulado y perverso que convierte este proceso en una farsa.

—¿Han empeorado las cosas desde 2019 para acá, cuando usted intentó ser parte de la contienda?

—Hay un deterioro muy grande en cada proceso electoral. Si revisamos unos 20 años para atrás ha habido un deterioro muy profundo y me parece que estas elecciones lo han reflejado.

—¿Qué lo ha empeorado?

—Creo que el sistema de justicia guatemalteco, cuando expulsó a más de 35 operadores de justicia independientes generó más impunidad en el país, y con la certeza de esa impunidad, la vieja política corrupta que ha dominado Guatemala se sintió más cómoda que nunca.

La justicia es un pilar de la democracia, un contrapeso, y Guatemala no lo tiene, en consecuencia todo lo demás funciona bajo reglas diferentes, bajo anarquía, no hay temor a la ley y lo que sí hay es garantía de impunidad. Todo eso se le debe a la fiscal general Consuelo Porras y a la Corte Suprema de Justicia.

—¿El sistema de justicia podría empeorar o ve alguna opción entre los candidatos?

—No están en posibilidades de ofrecer una mejora en el sistema de justicia porque es una farsa.

—¿Hay alguna oportunidad para que las y los exiliados puedan volver?

—En estas condiciones, no. Es más, puede que se endurezca más el ataque, especialmente contra quienes han sido operadores de justicia, defensores de derechos humanos y prensa independiente. Los que estamos afuera ya somos asilados políticos.

 

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