Todos esos intentos no son otra cosa sino pujos tendenciosos para desvirtuar un descubrimiento que favorece a la humanidad como ningún otro, pero, amenaza seriamente el orden económico basado en el petróleo.
Para entrar en la intelección de la energía limpia empecemos por discernir la diferencia entre fisión y fusión nuclear, ya que ambas pueden generar energía.
La fisión nuclear consiste en bombardear con neutrones libres los átomos de elementos como el uranio o el plutonio partiendo su núcleo en varios núcleos menores. Esa partición genera una energía enorme. Es tal que si se suma la masa de los núcleos resultantes de la partición, esta masa no alcanza al núcleo original fisionado porque el faltante se ha convertido en energía.
El problema con la fisión nuclear es que no genera energía limpia porque depende de elementos como el uranio que generan muchos deshechos y la fisión, en un accidente, puede terminar en reacciones en cadena, incontenibles. Es lo que está sucediendo en Fukushima y lo que sucedió en Chernobyl. Las consecuencias son impredecibles.
No pasa eso con la fusión nuclear. En la fusión, para empezar, no se precisa de plutonio ni uranio sino hidrógeno en estado de plasma —el cuarto estado de la materia. Generalmente se precisa de su isótopo deuterio. También puede utilizarse tritio, derivado del litio. Pero recordemos que de ello, de la materia en estado de plasma, sabemos muy poco los simples mortales.
Para lograr la fusión nuclear se necesita del Gran Acelerador de Hadrones. Por medio del Acelerador, se lleva a la práctica la ecuación de Einstein: E = mc2 donde, E, es la energía; m, la masa; y c, la velocidad de la luz al cuadrado. Leyendo la ecuación resulta que la energía es igual a la materia multiplicada por un número muy grande: La velocidad de la luz elevada al cuadrado. Y la materia debe llevarse a semejante aceleración para convertirla en energía. Pero, ¿cómo se logra?
La única manera de conseguirlo es haciendo chocar dos átomos a esa velocidad para fusionar sus núcleos. Esta materia llevada no solamente a la velocidad de la luz sino al cuadrado de la misma, genera, por cada kilogramo de materia 90.000.000.000.000.000 joules de energía. Una feliz enormidad que —llevada a la práctica diaria— resolvería los problemas energéticos de la humanidad.
Para convertir la materia en plasma, llevarla a la celeridad mencionada y hacer chocar en esas condiciones a dos átomos para fusionar sus núcleos se necesita —lo dije anteriormente— del Gran Acelerador de Hadrones.
A esa fusión se le ha llamado “La partícula de Dios”.
Ahora, salgámonos de estos intríngulis físicos y químicos y vayamos a los humanos entornos de la política y la economía. Resulta que, con un gramo de deuterio y 10 cms. cúbicos de agua podría generarse energía para cien familias durante cien años, incluyendo la eléctrica. Con una centésima de deuterio y 1 cm. cúbico de agua, podría generarse la energía para un automóvil promedio durante toda su vida útil y, lo mejor de todo: el deuterio y el agua pueden ser reciclables.
Los Estados que financiaron/financian el Gran Acelerador de Hadrones son: La Unión Europea, Rusia, China, Japón, India, Estados Unidos y Corea del Sur. Durante algún tiempo lo fue Canadá pero se retiró junto con Estados Unidos que volvió al grupo en 1995. Los USA se habían retirado porque no se les hizo el berrinche de que fuera construido en su territorio. El Acelerador está en Caradache, en la frontera entre Francia y Suiza.
¿Puede imaginarse usted un nuevo orden mundial en donde no se necesite de los combustibles actuales? Es decir, el petróleo kaput. Y la maquinaria política para destruir este esperanzador proyecto ya comenzó a funcionar.
(**Los comentarios de los lectores provocaron una segunda columna, de aclaración, que puede encontrarse en este link:
Bosón de Higgs: Una invitación a discernir.)
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