¿Cuáles son los factores que Alejandro Giammattei realmente está considerando para decidir si reelige a Consuelo Porras en el Ministerio Público?
Típico de su ralea, lo que mantiene viva a Porras es que alguien poderoso necesite de ella, o mejor aún, que le tema. Así que un factor explicativo de la vergonzosa situación en la que estamos, es que quien le teme y la necesita es el propio presidente de la República. Hoy Porras posee una cuota de poder inmensa, la posibilidad de chantajear al mandatario: si Giammattei no hace lo que Porras le ordena y exige, lo amenaza con los casos que la Fiscalía Especial Contra la Impunidad de Juan Francisco Sandoval tenía ya avanzados.
Para Giammattei el peligro no es que Porras, ya fuera del Ministerio Público, publique la información, ya que sería su palabra contra la de ella. En caso Giammattei no la reelija, a Porras no le daría tiempo accionar judicialmente para vengarse y, posiblemente, ya no tendría los medios de prueba para sustentar sus acusaciones. El peligro y preocupación reales para Giammattei es la acción desde la fiscalía y la judicatura. Si se rompe la simbiosis entre Giammattei y Porras, estando el Ministerio Público bajo el control de ella, significaría la ruptura del pacto que hasta hoy ofrece y mantiene impunidad a narcotraficantes, mafiosos y corruptos.
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Como ha quedado muy claro, para Porras el peligro no es que el gobierno estadounidense la sancione incluyéndola en la lista Engel o que una revista como The New Yorker publique un artículo que expone sus fechorías. Para esos menesteres, la señora ya demostró tener cuero de danta. El peligro para ella es que sabe que a Giammattei le convendría mucho más elegir como nuevo fiscal general y jefe del Ministerio Público a un títere obediente y rastrero como Luis Donado, el actual Procurador General de la Nación. Que Porras haya protegido a Giammattei hasta ahora, no quiere decir que no le pase las de Otto Pérez con Thelma Aldana. En cambio, con Donado tendría obediencia e incondicionalidad asegurada, mientras que con Porras tendría que seguir cuidándose, permanentemente negociando impunidad y temiendo traición.
Pero entonces, ¿por qué Giammattei tarda tanto en tomar una decisión? Al parecer, las cosas se le han ido de las manos al presidente y Porras ha logrado algunos apoyos coyunturales importantes. No nos engañemos, no son los bufones de la Fundación Contra el Terrorismo, que en realidad no tienen poder y son pura pantalla y circo. El apoyo que ha conseguido Porras es de gente con poder real, a quienes les urge impunidad. Principalmente criminales de guerra, evasores de impuestos, narcotraficantes y corruptos que necesitan ya que el Ministerio Público les borre sus crímenes. Esta es gente que ya comprobó que Porras puede ayudarles ahora, y que no pueden esperar y jugársela con alguien como Donado, o que quizá no confían en Giammattei, quien los puede traicionar con la finalidad de arreglar su relación con el gobierno estadounidense. Son gente que pudo intimidar a la comisión postuladora, a la Corte de Constitucionalidad, y está por verse si también logran alinear a Giammattei presionándolo para que reelija a Porras.
Giammattei está en una encrucijada, entre elegir a un candidato como Donado y sacudirse a la molesta y problemática Porras, mitigando la tensión con Estados Unidos, o enfrentarse a los mafiosos, narcos y corruptos que abogan por Porras.Una mafia contra otra. Se que en algunos círculos hasta han hecho apuestas sobre qué mafia terminará prevaleciendo.
Lo que es seguro, es que en todo esto Guatemala no gana nada, sólo pierde y se hunde más y más.
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