Sin embargo, también se dice que se amarra un tamal cuando se alude a la puesta en marcha de un arreglo entre partes. Y en esta ocasión es de uno de esos tamales de lo cual interesa conversar. Se trata del tamal que armaron el actual inquilino de la casa presidencial, Jimmy Morales Cabrera, y su segundo, Jafeth Cabrera, con el antecesor de este último, Alfonso Fuentes Soria, quien preside el Parlamento Centroamericano (Parlacén).
Fuentes Soria integra dicho organismo merced al contenido del acuerdo que le da vida, el cual indica que los expresidentes y exvicepresidentes de cada uno de los países del tratado lo integrarán durante el período siguiente al del ejercicio de sus cargos. Es decir, una vez concluido el tiempo para el cual fueron elegidos Morales y Cabrera, ambos asumirán la curul centroamericana, cargo que—aún hay discusión al respecto— podría proveerles inmunidad durante cuatro años más a partir del momento en que asuman.
Y ese momento es el que está en discusión. Resulta que en Guatemala el período de cambio presidencial es el 14 de enero cada cuatro años. Las personas que ocuparán curules en el Parlacén son juramentadas en la primera sesión del período ordinario de dicho organismo para el año correspondiente. En este caso sería para más adelante, en el año 2020, y no el 14 de enero. Los diputados que fueron elegidos para el Parlacén —a pesar del masivo rechazo a este mediante voto nulo— tienen inmunidad desde el momento en que se declaró su elección. En cambio, los expresidentes y exvicepresidentes solo la adquieren en el momento en que se les juramenta en el nuevo cargo.
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En tal sentido, quedan sin inmunidad y sin derecho de antejuicio durante un tiempo, entre el momento en que entregan y el momento de la juramentación. Por eso allí está el tamal armado entre Fuentes Soria y sus sucesores. Según se ha filtrado en varios medios, el exrector de la Universidad de San Carlos y actual presidente del Parlacén habría organizado el cambio del período de sesiones con el fin de que el mismo 14 de enero del 2020 fueran juramentados Morales y Cabrera.
Esta acción les proveería inmunidad y, por lo tanto, derecho de antejuicio, lo cual dificultaría nuevamente las posibilidades de que se les investigue y procese por los delitos cometidos antes de asumir la presidencia y durante el ejercicio de sus cargos. Financiamiento irregular de la campaña que lo llevó a la presidencia, apropiación indebida de recursos del Estado, abuso de autoridad y violencia y acoso sexual son, entre muchos otros, los delitos que rondan el accionar de Morales, en tanto que Cabrera aún no aclara su probable financiación proveniente del narcotráfico.
Con tal rosario de probabilidades de ser enjuiciados al perder la inmunidad, es indudable que buscarán por todos los medios el mecanismo que se la garantice. Inicialmente hubo sospechas de que la opción del comediante era huir del país. A dicha intención respondería el afán de abrir embajadas de Guatemala en países con los que no hay lazos de solidez en las relaciones diplomáticas o comerciales. La noticia del eventual cambio de fechas del inicio del período de sesiones del Parlacén soltó la alarma de que la intención, al menos inicial, será quedarse cubierto con el manto de impunidad que el derecho de antejuicio podría representarles.
De tal manera, si Fuentes Soria quiere salir airoso de su gestión en el Parlacén, lo menos que puede hacer es respetar la institucionalidad de ese maltrecho y aislado organismo. Satisfacer, por el precio que sea, el capricho y la necesidad de seguir impunes que hoy manifiestan Morales y Cabrera sería un pésimo cierre de la vida política del exrector y exvicepresidente. Por lo tanto, más le conviene desamarrar el tamal antes de que las agruras le amarguen el festín.
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