El «rock» de la nueva larga marcha (Tiánanmen)

Los hechos sucedieron la noche del 3 al 4 de julio de 1989. El Ejército chino literalmente aplastó a los manifestantes en la plaza y acabó por la fuerza con los reclamos por democracia y libertad de la juventud china.

El País reprodujo hace un par de días la secuencia completa de la que sin duda es la imagen icónica de ese momento en la historia: el manifestante deteniendo a los tanques. Nada se sabe de la identidad del hombre que durante un par de minutos detuvo una columna de blindados que buscaban acceder a la plaza y que luego fue llevado a otro lugar por gente que acudió en su rescate.

Sin embargo, la imagen del hombre y de los tanques no es el único ícono de esa juventud triturada en la plaza Tiánanmen. La revuelta tuvo una banda sonora: el álbum Rocanrol en la nueva larga marcha, especialmente la canción Nada en mi nombre, considerada el himno de la generación de los 80 en China.

Su autor, Cui Jiang, es un prolífico artista conocido como el padre del rock en China, que pasó de convertirse en una figura promisoria de la incipiente escena del rock (la que las autoridades del Comité Central estaban dispuestas a tolerar) a ser proscrito de los círculos oficiales por su simpatía por la insurrección —tocó para la multitud de estudiantes y trabajadores en la plaza—, al extremo de no poder presentarse nuevamente en público durante muchos años.

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Nada en mi nombre fue el inicio de una lucha en la cual Cui Jiang no ha dejado de levantar la bandera de la libertad de expresión jugando con los límites del poder y de la censura y olvidando, por cierto, la letra de Wild Horses mientras compartía escenario con los Rolling Stones.

Han pasado 30 años desde entonces. China es ahora una potencia comercial que pelea una guerra arancelaria con Estados Unidos y depreda recursos naturales de otros países. Una sociedad muy lejana a aquella posterior a la Revolución Cultural, aquel experimento asesino de Mao, pero que conserva los viejos hábitos de represión y de censura interna, de los cuales es muestra la desaparición en los últimos meses de al menos 13 personas, denunciada por los grupos de derechos humanos en China, en conexión con impedir que cualquier individuo utilice el aniversario de la masacre para hablar de la situación interna del país.

Entre los que se atrevieron a levantar su voz se encuentra el roquero Li Zhi, desaparecido hace tres meses y cuya obra fue borrada de todos los sitios de Internet del país, como si nunca hubiera existido, por haber osado componer e interpretar en público una canción sobre la masacre: «Ahora esta plaza es mi tumba. / Todo es solamente un sueño».

Hay heridas que el poder resiente. El ministro de Defensa de China resaltó recientemente en un evento público que la actuación del régimen de Pekín fue la correcta.

El año 1989 fue interesante. Ese noviembre cayó el Muro de Berlín.