Hasta el momento, de acuerdo con las declaraciones del vocero del Ministerio de Salud Pública, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta realiza una segunda evaluación de muestras para determinar si el problema está asociado al zika. Y, según el portavoz de dicho ministerio, «desde el 15 de noviembre del 2015 hasta el 25 de junio recién pasado se reportan 453 casos confirmados de zika y 2 076 sospechosos».
Así las cosas, la situación es más que seria. Y es el momento de aunar esfuerzos para evitar la enfermedad siga expandiéndose. Dicho sea, no se necesitan productos tecnológicos de países de primer mundo para hacerles frente a la enfermedad y a sus principales agentes en Guatemala: mosquitos de actividad diurna principalmente, Aedes aegypti y Aedes albopictus.
En mi artículo Cuando se sustituyó el mokooch, del pasado lunes, denuncié la enorme contaminación que tenemos por nailon y plásticos de todo tipo. Particularmente los plásticos son receptáculos que se encuentran alrededor de las viviendas. Y justamente allí es donde pernoctan y se pueden reproducir dichos mosquitos. Muy especialmente el Aedes aegypti, que generalmente pasa toda su vida adentro de las casas.
Hay condiciones de estos bichos que la población debe conocer en cuanto a su formidable capacidad de adaptación. El Aedes albopictus era una especie particular de entornos selváticos que se ha instalado sin problema alguno en las áreas urbanas. Sus huevos resisten la desecación y son viables sin agua durante muchas semanas. El Aedes aegypti, por su lado, es un mosquito longevo. Sucede que al habitar adentro de las casas tiene mucha estabilidad climática.
«Defendernos es la mejor opción», dice un viejo refrán oriental, y lo primero que debemos hacer, tanto en el área rural como en la urbana, es evitar que estos insectos entren a nuestro espacio vital. La instalación de cedazos en puertas y ventanas es de suma importancia. Y si tenemos devoción por huertos o jardines, sembrar citronela en los alrededores de nuestro hábitat es oportuno. Ha de recordarse que de su esencia se fabrican muchos repelentes.
De más está recomendar que las señoras embarazadas se cuiden durante el día de los mosquitos diurnos y que utilicen mosquitero durante sus horas de sueño. Precauciones estas que no son exclusivas para las zonas rurales o suburbanas porque las ciudades están igualmente llenas de mosquitos. Ni qué decir de las casas localizadas cerca de basureros como el de la zona 3 de la ciudad capital de Guatemala.
De tal manera, mantener el ornato adentro y afuera de nuestras casas, evitar los neumáticos usados como adminículos de adorno, no acumular recipientes de plástico en los alrededores, impedir los depósitos de basuras de nailon y cambiar constantemente el agua de los floreros, si los tenemos, no son una cuestión de compulsión, sino de necesidad.
La expresión múltiple de la limpieza reflejará la suma del beneficio colectivo. A las políticas que asuma el Ministerio de Salud aunemos nuestras buenas prácticas, que, insisto, no deben ser de uso exclusivo del área rural. Tantos mosquitos hay ahora en las regiones campestres como en las ciudades. Y hemos de recordar que dichos insectos transmiten también la malaria, el dengue, la fiebre del chikunguña y otras enfermedades virales que ya están globalizadas (antes eran patrimonio de los trópicos).
Padecer dengue hemorrágico es algo así como nadar a contracorriente. Sufrir zika durante el embarazo es caer en un tipo de caos que solo puede comprenderlo quien lo sufre. Necesario es entonces que unifiquemos esfuerzos para evitar estas noxas que silenciosamente comienzan a diezmarnos.
Y en orden a la relación que debemos mantener con la naturaleza, por favor, no mate las lagartijas. Se alimentan de mosquitos y de otros insectos.
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