Operadores de turismo mencionaron que los atentados en transporte público representaron la cancelación de reservaciones internacionales. En tanto, operadores de turismo nacional vincularon la ausencia de visitantes al partido de la selección de futbol contra su similar de Estados Unidos. Este último factor fue, de hecho, acaparador de las discusiones en redes sociales luego de que el comentario de David Faitelson, quien dijo que Estados Unidos perdió ante una selección cualquiera —futbolísticamente hablando—, encendiera el patrio ardimiento hasta del inquilino de la casa presidencial, Jimmy Morales.
Las redes sociales se inundaron de comentarios de repudio, odio y rencor en contra del dichoso comentarista, que tuvo a bien destacar las nulas cualidades futbolísticas de la selección. El que esta hubiera ganado, para sorpresa de muchos, un partido de clasificación les hacía olvidar las muchas veces que el equipo bicolor ha frustrado las aspiraciones competitivas del público seguidor de un deporte popular y de masiva afición en Guatemala.
Tan popular es el deporte (y tan populista es el respaldo a la selección de inútiles que representa a Guatemala) que llevó a representar uno de los más vergonzosos actos de Estado. La Presidencia de la República, de la mano de Sammy Morales, primer hermano de la nación, movió influencias para que el veterano jugador Carlos el Pescadito Ruiz viajara a Estados Unidos a cumplir el compromiso de vuelta.
Dichas influencias representaron, por un lado, entorpecer un proceso en los tribunales de familia a fin de cancelar el arraigo en contra del pelotero. Por otra, conseguir que uno de los rostros visibles de la rancia oligarquía y familia de rancia influencia política y económica, Luis Felipe Bosch, prestara su jet privado para que viajase Ruiz. De paso, en la nave también se coló la presidenta de la Federación de Futbol y comisionada de la Reforma Policial, Adela Camacho, así como el primer hermano de la nación. El aparato de Estado prácticamente se volcó para garantizar que el hombre procesado desde 2003, arraigado por incumplir pago de pensión alimenticia, pudiera salir impunemente del país y lo hiciera en un avión privado. ¡Qué tal!
Mientras el gobernante y su familia se engarzaban en la tarea de llevar a Carlos Ruiz a jugar su partido, Maycol David Morales Norvaes, de apenas 11 meses, murió en la calle. La madre de Maycol llegó al centro de salud en la zona 6 en busca de atención médica para su hijo gravemente enfermo. De acuerdo con el médico tratante, el centro, con categoría de centro de atención primaria, y no de emergencia, no contaba con insumos ni recursos para atender la emergencia de deshidratación que presentaba el menor. Aunque ordenó su traslado de urgencia a un centro hospitalario, esto no se produjo porque no había ambulancias disponibles. Era un traslado a menos de cuatro kilómetros de distancia.
Para Maycol no hubo ni siquiera un tuctuc, menos una ambulancia, mucho menos una aeronave, para llegar al hospital. Mientras, perfiles de redes sociales que llegaron a expresar su ira contra Faitelson por su comentario atrevido en contra de la selección culparon a la madre de Maycol de la muerte de un bebé acaecida por la miseria en que se encuentra el sistema de salud.
El público aún no se repone de la muerte de Maycol y ya se conoce de la muerte de otro menor. Es de Edward Alexander Aldana, de apenas 13 años. El padre del joven lo encontró muerto flotando en la piscina del Liceo Javier, un centro privado de educación, en donde cursaba el ciclo básico. El hallazgo se produjo a las 22:00 horas sin ayuda de las autoridades del plantel y sin que estas den una versión creíble sobre la muerte de un niño que había denunciado acoso escolar.
Mientras tanto, diputados al Congreso que ni siquiera saben decir a qué delitos se aplicaría, se compran la agenda de la hija del general condenado por genocidio y de la viuda de su defensor para promover la inconstitucional pena de muerte. Utilizan, para su propuesta, el dolor de las familias y de las víctimas de la delincuencia sin entender, pese a su formación, las obligaciones del Estado.
Negar que este es un país cualquiera, no solo en futbol, sino especialmente en los temas que deben ser de mayor preocupación, debe llenarnos de vergüenza más que de orgullo por dos goles manchados con la sangre de las víctimas de la corrupción y la miseria.
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