A pocos minutos del centro de la ciudad capital se encuentra el asentamiento Santa Rita. Está debajo del puente Martín Prado Vélez, más conocido como El Incienso.
Hay una sola entrada, un estrecho camino que se ramifica en otros aún más estrechos. Algunos de estos caminos, no son más que una hilera de escalones de concreto que descienden, formando un pasillo entre las casas, y que acaban en el fondo del barranco.
Hay casas de block, y otras de madera y lámina. La ropa recién lavada se tiende frente a las viviendas, entre los callejones, a la espera de los rayos del sol, que se cuelan con dificultad hasta Santa Rita. La gran sombra del puente, la estructura de concreto, da permanente sombra a los que allí viven.
Fue en marzo de 2003 cuando cerca de 40 familias se organizaron y se instalaron a un costado del puente, pero dos meses después fueron desalojados. Entonces, bajaron más y se ocultaron al fondo, en el barranco.
“Todo esto era un basurero, estaba lleno de monte y varas de bambú”, relata Brenda Martínez, presidenta del comité de vecinos. Cada quien limpió y construyó su covacha. Pasaron días sin dormir, cuidando lo que luego se convertiría en su comunidad.
Los vecinos cuentan que mientras cuidaban su espacio, escuchaban voces y el tétrico canto de un niño; todavía lo oyen.
En el centro del vecindario hay un pequeño colegio cristiano, con preprimaria y primaria. Es, también, un comedor para los niños.
Santa Rita está dividida en tres sectores: el primero se ubica debajo del puente, lo integran 45 casas. En una ladera está el segundo: tiene 57 viviendas. Alejado del puente, en el punto más bajo del barranco, está el último, con 40.
Sobre Santa Rita, en el puente, pasan miles de automóviles día y noche. Parte de la rutina de los vecinos es ver caer las bolsas de basura que lanzan desde los autos.
En Santa Rita no diferencian entre el temblor de la tierra que provoca el movimiento de las placas tectónicas y las sacudidas que ocasiona el transporte pesado que pasa sobre sus cabezas. “Nos enteramos de cuál es cuál hasta que pasan las noticias”, dice, sonriente, Martínez.
La época de lluvia siempre causa incertidumbre en Santa Rita. En 2011, por ejemplo, provocaron deslaves que soterraron a Reina Raymundo, de 38 años. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, CONRED, ha dado capacitaciones a los vecinos para enfrentar a los fenómenos naturales.
De cualquier manera, siempre que llueve, los vecinos se resguardan en sus casas de block, de madera y de lámina, bajo el puente, y esperan.