Dinamización de las economías campesinas

 Por otra parte, el 7 de febrero, el presidente Bernardo Arévalo suscribió un acuerdo con organizaciones campesinas en torno a los siguientes temas: atención a la conflictividad agraria, acceso a la tierra, economía campesina en su poliactividad y articulación territorial. Este acuerdo me hizo recordar que, en 2007, se diseñó el Programa de Dinamización de las Economías Campesinas, cuyos principios siguen vigentes y pueden iluminar a las nuevas autoridades.

De este programa conviene destacar el proceso de construcción y algunos principios que lo guían. Con relación al proceso, el documento fue elaborado a partir de la interacción de líderes de cinco organizaciones indígenas y campesinas, representantes de tres instituciones públicas y la cooperación técnica de dos entidades internacionales. Con respecto a los principios, destacan los siguientes:

Gestión territorial: se propone abordar la dinamización de las economías locales desde una perspectiva territorial, como parte de un proceso de desarrollo regional que utilice los mecanismos de generación descentralizada de recursos e ingresos y potencie las distintas actividades económico-productivas de cada región.

Pluriactividad: la dinamización de la economía campesina supone una política pública que abarque su multidimensionalidad, expresada en la composición de los ingresos monetarios y en especie.

Coordinación y complementariedad: para evitar contradicciones y repeticiones, una iniciativa de atención a economías campesinas debe estar coordinada con todo el proceso de elaboración de políticas, con otros programas de desarrollo rural y con iniciativas originadas en el sector privado y organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.

Fomento de alianzas y encadenamientos productivos: dinamizar las economías locales implica articular los distintos eslabones de las cadenas productivas.

Acompañamiento-potencialización de las organizaciones locales: es imprescindible una alianza entre las comunidades rurales y el Estado. Por un lado, las comunidades aportan sus capacidades organizativas para todo el proceso de diseño y ejecución de una política y, el Estado aporta recursos financieros, asistencia técnica, entre otros.

Intervención diferenciada de actores: el Programa se basa en el reconocimiento multidimensional de la economía campesina. Por otra parte, las dinámicas migratorias han dado lugar a que la mujer ejerza la jefatura de las unidades económicas, por lo que el programa deberá desplegar estrategias de género e intergeneracional.

Vínculo del corto con el mediano y largo plazo: las acciones de corto plazo (programas de emergencia) deberá de estar enmarcada por mecanismos de acción integral y de inversión socioeconómica (educación, capacitación, salud, infraestructura, etc.) que contribuyan a la reducción de la pobreza y la desigualdad.

Las carteras de Agricultura y Economía podrían nutrir sus programas si realizan una revisión crítica del Programa de Dinamización de Economías Campesinas y de los programas que se han impulsado desde finales de los noventa con miras de aprovechar los avances que están a la mano. Sería un hito en materia de gestión gubernamental determinar los impactos que realmente producen los distintos programas, hacer ajustes o reformarlos estructuralmente.