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Recientes sucesos del patrimonio arqueológico, ¿culpa o incapacidad del Ministerio de Cultura?

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Recientes sucesos del patrimonio arqueológico, ¿culpa o incapacidad del Ministerio de Cultura?

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El 20 de octubre, el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (MCD) hizo público un comunicado en el que «denuncia» la falta de respuesta del California Science Center Foundation en Estados Unidos sobre el retorno a nuestro país de bienes patrimoniales guatemaltecos, después de que fueron expuestos en esa institución y dicho evento terminara el 30 de septiembre último. Según el comunicado, los bienes culturales «corren peligro» de permanecer sin las medidas de protección pertinentes en bodegas de Estados Unidos, pero sus supervisores prestaron acompañamiento «durante el desmontaje y embalaje de las piezas».

La exposición –llamada «Maya»– fue promovida y tramitada por la Fundación Ruta Maya (1), que tuvo el visto bueno de las autoridades para organizar y llevar a cabo la exposición. Todo esto con base en la Ley para la protección del patrimonio cultural de la nación (LPPC), que en el capítulo 3 describe los lineamientos que permiten la exportación temporal para la exhibición de piezas arqueológicas fuera del país, además del debido acompañamiento de personeros del MCD.

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Esta acción pareciera desesperada al no tener respuesta sobre la fecha de retorno de las piezas por parte de las organizaciones involucradas. Sin embargo, la Fundación Ruta Maya, a través de su página de Facebook, asegura que la colección está lista para ser trasladada a la bodega de la empresa experta en transporte, pero que «dicho traslado está pendiente de autorización del MCD». Asimismo, afirma que esta exposición se planteó itinerante y que se descartó debido a que el MCD exigió que la colección volviera a Guatemala, por lo que la misma ya no viajará a Alemania.

Según la Ley de Tráfico Ilícito de Guatemala y los convenios bilaterales de devolución de bienes culturales de carácter internacional, esto puede tener graves repercusiones para los equipos jurídicos del MCD, quienes se ven involucrados por las responsabilidades administrativas que conllevan estos convenios, sobre todo porque lleva el visto bueno del ministro Felipe Aguilar Marroquín.

La Fundación Ruta Maya también se encuentra en esta cadena de responsabilidad sobre la custodia y cuidado de las piezas. En este caso el Ministerio Público, a través de la Fiscalía de Delitos contra el Patrimonio Cultural de la Nación y el Departamento de Prevención y Control de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales del MCD, debería investigar dónde se encuentran estas piezas y por qué no son devueltas.

Pero, ¿por qué ya no le creemos al MCD?

En 2021, aún en pandemia, el MCD autorizó la salida de dos piezas que son parte del listado de más de 70 artefactos de diferentes épocas y que se encuentran bajo el resguardo del Acuerdo Ministerial No. 721-2003 «por valor histórico irremplazable y que es necesario darle una protección especial para evitar su deterioro, destrucción o desaparición».

Todas esas piezas tienen prohibido salir para exposiciones nacionales e internacionales, pero a pesar de la restricción, el Trono I y el Dintel III de Piedras Negras fueron llevados al Museo Metropolitano (Met), en la ciudad de Nueva York (EE. UU.), bajo la excusa de que una intervención como la que se prevé no se puede realizar en Guatemala, ya que no existen laboratorios de conservación de bienes arqueológicos con la tecnología más avanzada disponible; la propuesta constituye la oportunidad de garantizar la preservación de estos monumentos únicos y excepcionales.

En esa ocasión el MCD argumentó, mediante un comunicado del 30 de agosto de 2021, que la LPPC en su artículo 11 permite la exportación temporal, en un plazo máximo de tres años, cuando sean objeto de una investigación científica o conservación y restauración debidamente supervisada por la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, y no se contradice con el Acuerdo 721-2003. En el comunicado se asegura que no existe prohibición para que salgan con fines de conservación y restauración.

Igualmente aseguran que el MCD tiene planificado crear el Laboratorio científico guatemalteco de patrimonio para estudiar los 3,000 años de riqueza cultural. Pero, hasta octubre de 2023, no se conoce la posible ubicación, los planes, ni cuándo iniciarán las labores del laboratorio.

A través de su propia interpretación de la ley y la creación de Acuerdos Gubernativos permitieron la salida de ambas piezas, y aunque en una nota de Prensa Libre se asegura que regresaron recientemente, aún no existe información oficial al respecto. 

La exportación del dintel y del trono causó el disgusto de los pueblos originarios y de la comunidad arqueológica, quienes apelaron al Acuerdo 721-2003, donde se estipula el resguardo de las piezas importantes para el estudio de las culturas mayas del pasado. Esto también motivó a representantes de organizaciones y diputados indígenas a cuestionar estas resoluciones arbitrarias para que fueran llevadas al extranjero.

Las piezas fueron exportadas en contra de la voluntad de las organizaciones de Ajq’ijab’, organizaciones indígenas e instituciones y profesionales de la arqueología, quienes no fueron escuchados por las autoridades del MCD y las piezas estuvieron en Nueva York por más de un año. ¡Lo que es aún más grave es que fueron puestas en exhibición!, según el propio catálogo del Met, a pesar de que el Convenio 11-2021 entre el Ministerio de Cultura y el MET, el Acuerdo Ministerial 878-2021 –que aprueba el Convenio 11-2021– y la Resolución SAT R2021-04-01-006713 (2) (que indica el plazo de vencimiento de la exportación temporal) no autorizan la exposición, solo la salida con fines de conservación y restauración.

El 4 de noviembre de 2023 se hizo una preinauguración del Museo Nacional de Arte Maya- Arqueología y Etnología con algunas autoridades del MCD y de otros museos. En un vídeo divulgado por el Canal de Gobierno se invita a la población para que a partir del 15 de noviembre se acerquen al remodelado Museo y también se pueden ver el trono y el dintel.

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Esto deja en evidencia que los intereses –casi caprichos– de las autoridades del MCD deben ser llevados a cabo, aunque para eso se tengan que modificar reglamentos y apelar a comas y puntos de ciertos artículos de leyes que dejan abierta la ambigüedad. Esto no es nuevo, porque se sabe que los grandes museos del mundo tienen su origen en el saqueo, el mercado negro y, ¿por qué no?, préstamos con papelería legal y fundamentada.

Reflexión final

En otro caso para relatar, recientemente se publicaron en las redes sociales del MCD algunos videos donde se divulgan procesos de restauración de piezas o, más bien que muestran piezas repintadas y monumentos barnizados intervenidas con el pretexto de la remodelación del Museo Nacional de Arqueología y Etnología, y con la finalidad de distraer a la ciudadanía de que lleva más de dos años cerrado al público.

Tanto arqueólogos como expertos en restauración aseguran que el equipo del MCD carece de conocimientos en conservación de material arqueológico prehispánico, ellos mismos, al verse envueltos nuevamente en este tema controversial, eliminaron y limitaron los comentarios de estas publicaciones en redes sociales.

Y para rematar, el 26 de septiembre de este año el MCD cambió el nombre del Museo de Arqueología y Etnología a «Museo Nacional de Arte Maya, Arqueología y Etnología». Este hecho, además de ser algo irrelevante para el acontecer y la coyuntura que se vive en Guatemala, demuestra lo poco que los personeros del MCD conocen de la cultura antigua y actual del país. Primero, porque deja fuera a los otros pueblos de los que pregonan en los discursos oficiales, como el xinca y el garífuna en la actualidad, pero también a poblaciones más antiguas que arqueológicamente se desconoce su origen, como la cotzumalguapa y algunas otras culturas antiguas (de las que hay evidencia en las costas del pacífico y sitios arcaicos) que no son mayas.

En segundo lugar, porque están categorizando a las piezas arqueológicas como «obras de arte», dentro de un discurso de falsa inclusión en donde se sugiere que no solo las sociedades occidentales hacían arte, sino que también pasaba en Guatemala; además de que solo los objetos estéticamente más bonitos son los que se exponen sin demostrar parte del proceso social del que fueron elaborados, otorgándoles mayor relevancia a aquellas culturas del pasado, sin brindarle los créditos a las culturas y los pueblos del presente, descendientes y herederos del conocimiento y tradiciones.

En este punto caben estas preguntas: ¿quiénes y por qué autorizan la salida de bienes patrimoniales del país? ¿Quiénes se benefician de estas exposiciones?, ¿los guatemaltecos?, ¿los pueblos indígenas?, ¿el MCD? ¿Existirá alguna retribución económica para las entidades estatales o es una cuestión de prestigio y alianzas en el extranjero?

Y, por otro lado, ¿cuál es el interés real de hacer restauraciones al patrimonio? ¿Quiénes van a castigar a los que están haciendo daño a estos bienes, si son juez y parte? ¿El MCD no está capacitado? Todo esto, sin mencionar los «trabajos de restauración» del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, del Museo de Arqueología y Etnología y del Museo Nacional de Arte, que nos llevaría varios párrafos más.

Con esta reflexión, casi al final del actual gobierno, sería bueno pensar y reflexionar acerca del futuro que le espera a dicha dependencia del Estado encargada de la cultura y del patrimonio arqueológico. En un país donde se piensa que cultura es ir al teatro, escuchar la ópera, ser una «persona culta» o visitar exposiciones de los Mayas en museos del extranjero; mientras que por otro lado se discrimina a los pueblos indígenas con argumentos superficiales como que no pueden ser descendientes de los pueblos milenarios, que creen que las grandes construcciones fueron «hechas por extraterrestres», o, peor aún, negar el reclamo legítimo a las organizaciones indígenas y de especialistas sobre piezas que deben estar bajo la custodia y cuidado de una institución que debe responder a las necesidades de la ciudadanía y no a los intereses de unos cuantos.

Referencias

1.  Según su página de internet https://www.larutamaya.com.gt/ es la única organización privada en la región que busca recuperar objetos arqueológicos que hayan salido del país en décadas pasadas, con el propósito de repatriarlos a Guatemala. Las piezas también las recibe en donación, tanto a nivel nacional como internacional, por lo cual es ahora responsable de la custodia y manejo de más de 3,000 piezas arqueológicas.
2.  Documentos recopilados por un grupo de arqueólogos organizados en el colectivo «Defensa del patrimonio guatemalteco»: https://issuu.com/arqueoguat (ubicación de todos los documentos).
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