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Vaya vayaaaaaa. Boom Fayaaaah ¡Boom boom bap!

Nosotras, nosotros, no le hacemos daño a nadie. Sólo queremos demostrar que existimos.
Nuestra locura es seguir creyendo en el Hip Hop como fuerza transformadora.
Escena de "La Eskina"
Escena de "La Eskina"
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Escena de "La Eskina"
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Vaya vayaaaaaa. Boom Fayaaaah ¡Boom boom bap!

Palabras clave
Historia completa Temas clave

Entramos a escena como buscando, con la mirada perdida en el vacío negro desde el que el público nos observa. Dolor en nuestra mirada. Les vamos a compartir nuestra herida.

Subo los cerros y la ciudad perdida entre el humo
Me trae el vago rumor de sirenas aullando.[1]

Durante el año 2014 se realizó el montaje de la obra de teatro “La Eskina” una obra colectiva bajo la dirección de Kamé (Ángel Cañas). Participamos artistas de la escena Hip Hop. Estamos llevando la calle al teatro. Representamos a esos jóvenes que usted ha visto sentados en la banqueta durante las tardes compartiendo poemas escritos en cuadernos, a los que practican pasos de baile que se quiebran, a los que pintan las paredes con su nombre, a los que sacan las bocinas y hacen retumbar la calle con sonidos que no sean de balas.

Tal vez usted nos ha tenido miedo porque vestimos ropa floja, porque hablamos nuestro propio idioma, porque volamos por los aires, porque hacemos música con la garganta mientras hacemos ritmos con palabras. 

Tal vez usted nos ha tenido miedo porque en las notas rojas hablan de nuestra muerte como si fuera nuestra culpa. Porque hemos aparecido en barrancos, nuestro cuerpo desmembrado, y nadie quiere buscar a los culpables.

Nosotras, nosotros, no le hacemos daño a nadie. Sólo queremos demostrar que existimos. Lo único que queremos es ser libres y volar.

Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
Soledad de soledades, yo sé que si es triste todo olvido
más triste es aún todo recuerdo, y más triste aún toda esperanza.
Porque el amor y la muerte son las alas de mi vida,
que es como un ángel expulsado perpetuamente
.

Karim es el personaje principal de “La Eskina”, recita estos versos que cito mientras tira papeles y se esconde en un tonel. Para él todas las noches son la misma noche. Está sucio, despeinado, con la mirada perdida. Como esos locos que habitan la ciudad, con una historia que les cambió la percepción de la realidad.

Nos adentramos a través de este montaje escénico a la mente y los recuerdos de Karim. Seguimos en la esquina de una calle que podría ser la de cualquier barrio, Ciudad Quetzal, Alioto López, Mezquital, el Milagro, el Paraíso, Ciudad Peronia. Un grupo de jóvenes se reúne en una esquina: Wicho, Ángela y Karim. Entre ellos hay magia.

-Vaya vayaaaaaa.

-¡Boom Fayaaaah!

Es su saludo. Su manera de abrazarse. Se reúnen aquí todas las tardes un rato, entre estudios y trabajo, se encuentran aquí desde pequeños porque en su casa no había nadie. En la esquina no se está en soledad. Aprendieron a acompañarse y a pasar el tiempo rapeando, bailando, haciendo música. Aquí aprenden a volar.

Pero el reloj da las 8:00 pm y es momento de entrar a las casas. En este barrio a esa hora empieza un toque de queda y las calles deben quedar vacías. A veces pueden seguir bailando o rapeando un rato, y salir huyendo cuando se acercan a aprehenderlos, pero hoy no ha ganas de quedarse porque cuentan que hace dos semanas desaparecieron a tres jóvenes. Los metieron a un carro polarizado y ya no se supo más de ellos.

Salgo a la calle
y la gente me mira con ojos distraídos
como se mira a un perro vagabundo
nadie se da cuenta que me estoy desangrando
que me estoy desangrando
que me arranco por dentro.

Y abajo, muy abajo, la tierra ahogada, aplastada por el cemento y la miseria.
El sol cotidianamente cae sobre nuestros sueños.
Transeúntes obligados de las calles de concreto.
Siempre, tras la persecución de la muerte.

[frasepzp1]

En la obra de teatro el tiempo transcurre en espiral. Una metáfora del tiempo en la mente de la locura de Karim: recuerdos que se repiten y nos van mostrando la cotidianidad de este grupo de amigos.

No, no son vagos como la gente suele pensar.

Estudian de noche, trabajan de día, ayudan en las tareas del hogar. Y aún buscan tiempo para ir a la esquina a practicar Hip Hop. En medio de toda esta rutina encontrarse con la familia que han ido construyendo en las calles es su momento de liberarse y expresarse. Utilizan su cuerpo.

Utilizan su cuerpo.

En el montaje, utilizan su cuerpo como una lengua, como una boca.

Hay una escena en que la policía comienza a perseguir a los jóvenes, y es una coreografía que incluye elementos de parkour, ese expresivo arte de origen francés que consiste en desplazarse por cualquier entorno, pero especialmente la urbe, mediante las destrezas del propio cuerpo. En estas escenas se demuestra la habilidad, el equilibrio y la fuerza muscular que implica también el breakdance.

Existen dos momentos más muy poderosos pues son los cuerpos los que hablan.

Nuestros personajes se transforman y simulan autómatas.

Revisan el teléfono.
Revisan el reloj.
Revisan el teléfono.
Revisan el reloj.
Como máquinas programadas.
Se van convirtiendo en engranajes de una línea de ensamble en una fábrica.
Se van transformando en campesinos rompiendo la tierra con piocha.
Se van transformando en esclavos dándole vueltas al motor de una caja de música que se rompe.
Y gritan dolorosamente.

¡El mercado de la mano de obra obra nuestras vidas y nos cobra!

Se convierten entonces en enemigos unos de los otros. Hay pocos recursos y los empobrecidos son muchos. Un buitre los mira desde las alturas y se deleita viendo cómo se van asesinando.

Somos hijos
de los hijos de esclavos.
Obreros, hijos de obreros.
Nacimos en este jardín de huesos.
De arriba nos vino la guerra, de arriba nos vienen las armas.
Somos el motor de la industria.
Nos arrulla el miedo, nos golpea el miedo, nos impulsa el miedo.

Hip
Hop
Los jóvenes quieren bailar

Quizá usted no vaya a creer la historia que le voy a contar, pero así ha pasado de generación en generación. Ellos (nosotros) lo han ido aprendiendo poco a poco. Escuche:

El Hip Hop es una fuerza que vino a salvar a las juventudes necesitadas de esperanza.

El Hip Hop es eso.
Juventud.
Fuerza.
Esperanza.

Del Bronx a Ciudad Quetzal la historia ha sido parecida.

Nació en las calles del Bronx, década de 1970. Los jóvenes latinos, caribeños y afros comenzaron a organizar fiestas en las calles, emulando los sound system de Jamaica. En aquel solar de violencia, buscaban espacios de diversión. Los crearon. Ámbitos libres, liberados.

No era solo eso.

Segregados en complejos habitacionales al margen de la cultura blanca, y en medio de una de las peores olas de desempleo, esta generación era heredera de las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos. No se puede hablar de un momento fundacional del Hip Hop sin tomar en cuenta todos los procesos de resistencia y expresión artística que en aquellos momentos se gestaban alrededor las luchas de los oprimidos.

The Last Poets utilizaban la palabra hablada, la spoken word, y recogiendo el grito callejero de las Panteras Negras para liberación negra, empezaron a hacer poesía sobre ritmos de percusión. Ciertos locutores de radios tomaron el estilo, y se popularizó en las calles como una forma improvisada de interactuar a través de la palabra. Ritmo y poesía: Rythm And Poetry: RAP.

Los jóvenes quieren vivir, quieren bailar. Pronto empezaron las fiestas en los barrios. Los DJ o deejays se encargaron de poner la música y de ser maestros de ceremonias: MC o emcees que van manejando el ánimo del público rimando palabras, acoplándolas al ritmo musical.

Los jóvenes quieren bailar.

Pero sucede algo extraño, casi extravagante.

Es precisamente cuando el cantante deja de cantar y la música sigue que los muchachos se tiran al piso y comienzan a mover su cuerpo al ritmo del boom boom bap. Lo notan los deejays: que bailan en los breaks. Le aplican un estilo nada clásico a los pasos, que asemejan movimientos de karate o capoeira pero a la altura del suelo. Muy pronto empiezan a batallar entre barrios por ver quién tiene mejor estilo y se adapta mejor al ritmo de la música con sus movimientos. Las otrora batallas entre pandillas ahora se instalan en la pista de baile. Cada crew, o clica, tiene su propia forma de vestir, sus propias coreografías, y se preparan para derrotar a sus contrincantes desde la habilidad de sus cuerpos.

Luego vino la posibilidad, la necesidad de abandonar el anonimato y esa forma de invisibilidad que significaba tener piel oscura. Los jóvenes comenzaron a escribir su nombre en todos los rincones de la ciudad. Sobre todo era un reto poner el nombre en gigante sobre los vagones del tren: el graffiti. Los writers o escritores, como se les comenzaba a conocer, dieron en reunirse para mostrarse unos a otros sus libros con letras y dibujos. Competían en caligrafía, aspiraban a un estilo que combinara colores, sombras, 3D, y que se hiciera en lugares osados y no en los tranquilos lienzos. Había, naturalmente, un punto de transgresión. De instalar la señal del oprimido en lugares vedados por el opresor. Las autoridades de Nueva York en ese entonces comenzaron a identificar el graffiti como crimen puesto que violaba lo inviolable: la propiedad privada. Arrojaron a la policía a las calles, con nefastas consecuencias: varios asesinatos, violencia policial exacerbada.

Son estos elementos combinados en las calles y en los barrios de Nueva York lo que comenzó a conocerse como Hip Hop. Toda esta cultura vinculada con la necesidad de los jóvenes de organizarse en pandillas para defenderse, para liberarse, por lo que la violencia, tácita o explícita, sufrida o infligida, siempre ha sido una constante en sus formas de expresarse y organizarse. Y aun así, esfuerzos muy poderosos, como el de Afrika Bambataa con Zulu Nation, predicaron paz, amor, unidad y diversión como la guía para esta nueva cultura. El movimiento no tardó en difundirse. Primero de un barrio a otro en Estados Unidos. Después, debido a las deportaciones y a su creciente presencia en los medios de comunicación, sobre todo musicales, llegó a América Latina y el resto del mundo. Lo primero que se aprendió en cada lugar al que migró fue a practicarlo, pero poco a poco con la acción colectiva y comunitaria, se empezó a comprender. Así surgió el Hip Hop en el Bronx y así surgió también, más o menos, en Guatemala. Olvidemos por un momento que solemos concebir y contar el tiempo como una progresión lineal, y que entre un hecho y otro hay una brecha de 20 años. Yo creo que el tiempo es espiral. Ni Wicho ni Ángela ni Karim sabían nada de esto cuando empezaron a practicar Hip Hop, y tampoco su creador, Kamé, pero eso no quiere decir que, inconscientemente, de manera intuitiva, no se sintieran en comunión con su historia y su significado.

Bronx —> Ciudad Quetzal

Kamé es uno de los a.k.a. que ha tomado Ángel Cañas en su camino por el Hip Hop. Se encontró con esta cultura en la pandilla de la que fue parte, muchos de los integrantes veteranos de la clica venían de Estados Unidos y escuchaban rap en inglés. A mediados de los 80 pudo ver a jóvenes herederos de la pandilla de los breaks practicando breakdance en las esquinas. Luego casi desapareció. Había mucha represión policial. Él empezó a practicarlo a los diez años, a inicios de los años 90, y algunos años después ya rapeaba. Al principio, lo ignoraba todo: desconocía los fundamentos y la filosofía del movimiento. Solo miraba a los otros y creía que él podía hacer lo mismo. Comprenderlo le tomaría más tiempo.

Esto ocurrió en un grupo de teatro del que forma parte en el asentamiento Alioto López en Villa Nueva. De las conversaciones y las prácticas colectivas nació su entendimiento de la construcción de comunidad y la transformación que expresar la opresión utilizando el cuerpo y la palabra implica en lo individual y grupal. Su grupo teatral pronto se vincularía con movimientos sociales y otros jóvenes que utilizaban el arte como forma de denuncia política.

Quizá por eso la música que compuso por aquella época con su hermano Plenno tiene una fuerza y potencia de emancipación. Mucha rabia también. Digna rabia. Ellos mismos nos cuentan algo de su historia en la canción “¿Qué pasó?”

Antes de “La Eskina”, Kamé ya había escrito y dirigido “La danza de la vida”, que plantea cómo nuestra historia está atravesada por la continuidad inquebrantada de la violencia, y describe la importancia de la cultura Hip Hop para las actuales generaciones. Sobre todo para aquellas de los barrios marginados y zonas rojas.

“Durante el conflicto armado interno”, dice Kamé, “el ejército, la policía y los paramilitares cometieron muchas masacres. Tras los Acuerdos de Paz la violencia continuó, solo que transformada. Ante esa continuidad, se desarrollan formas de expresarla. Esta época de posguerra es un nicho perfecto para el Hip Hop. En el 86 u 87 hubo un pequeño brote de Hip Hop en los compadres que hacían break, locking, poppin o mortales. Incluso había un poco de rap. Pero estaban desorganizados. Luego, cuando las redadas del ejército o la policía, todo este movimiento se desvaneció y se queda ligado solamente a las pandillas. Pero en el 96, cuando se firma supuestamente la Paz, se abre un nicho perfecto para todos estos chavos que antes habían visto o probado algo, y además de toda una generación que necesitaba decir algo, que necesitaba gritar. Era un grito que estaba contenido, y cuando pasa eso, el grito fluye. Allí el Hip Hop se empieza convertir en una forma de pertenecer, de estar y de participar.”

Según Kamé, a pesar de que se comunica a través de las pandillas, las migraciones o la tecnología, el Hip Hop se aprende a practicarlo por instinto. Se empieza a practicar y luego se empieza a comprender. Y para comprenderlo hay que dejarse transformar por el boom fayah, el fuego interno, la energía de vida que el Hip Hop representa. Me cuenta que “muchas de las cosas del Hip Hop las fuimos encontrando las fuimos descubriendo por instinto sin saber que casi de la misma forma otros chavos en un contexto muy parecido lo habían descubierto hacía 40 años”.

Así le sucedió a él y al grupo que se inició con él en el teatro Hay incluso quienes dicen que fue justo allí en Alioto López que el Hip Hop en Guatemala comenzó a nacer como movimiento. Sin embargo aquí sólo germinó una semilla. Muy pronto empezó a crecer el movimiento en otros barrios, así, de cuadra en cuadra. Ahora somos miles.

Bernardo Euler Coy

Zupa (Karim) y Picho (Wicho) son actores y b-boys en “La eskina”, y también cultivadores y divulgadores de la cultura Hip Hop en Ciudad Quetzal. Su experiencia es similar. Cada uno de los que ahora forman el Quetzal Crew empezó a bailar por su lado. Vieron el breakdance en videos musicales y sintieron curiosidad por aprender. Buscaron personas que ya estuvieran practicando o lugares donde se hiciera. Luego les prestaron un salón en la iglesia católica, donde además de bailar lograron comprender.

Dice Zupa: “Nosotros lo conocimos en la práctica, nos dimos cuenta que no era sólo bailar por bailar. Era hacernos el paro, era estar allí a pesar de tener diferencias. Las palabras 'Hip Hop' no se sentían tan ajenas, ni sus valores. Aprendimos que el Hip Hop es un asunto integral para uno y para el grupo. Pude haber pensado en la religión, o la política, o ser científico y darle racionalización a la vida conforme a eso, pero nel: el Hip Hop se sentía más natural.”

Más allá de practicar alguno de sus elementos artísticos, hacer Hip Hop es hacer comunidad, es construir familia.

El Hip Hop es una tribu de tribus, el crew se convierte en tu referente más cercano de vivencia de la filosofía. He aquí la importancia de esta cultura: estamos transformando la convivencia comunitaria a través del arte, estamos ocupando el espacio público, estamos perdiendo el miedo.

Quizá por esto muchos jóvenes que practican el Hip Hop han sido golpeados y hasta secuestrados o asesinados.

¡Ya son las ocho!
¡Ya son las ocho, las ocho en punto!
Que las calles queden vacías de pasos, de amores, de risas.
Que las puertas y las bocas se cierren con llave.
A esta hora vuelven los jinetes de la persecución con la noche y sus fantasmas.
¡Ya son las ocho, las ocho en punto!

¡Por seguridad!
Habrá un guardia en cada puerta.
¡Por seguridad!
Más muros y más rejas.
¡Por seguridad!
Represión, persecución, ejecución, pena de muerte y largas condenas.
¡Por seguridad!
Estado de sitio.
¡Por seguridad!
Limpieza social

[frasepzp2]

Esta es la crítica fundamental que subyace en “La Eskina” y que también tuvo lugar en “La danza de la vida”: las fuerzas de seguridad están asesinando jóvenes.

La continuidad de la violencia de la guerra nos sigue golpeando.

Han sido muchos los colegas de la cultura Hip Hop asesinados.

En enero de 2014, en Ciudad Quetzal murieron 4 jóvenes que tenían entre 14 y 19 años. Escuchaban música en la caseta del parque central escuchando música cuando desde una motocicleta les rociaron a balazos. Esta caseta era uno de los lugares en que los jóvenes se reunían a practicar breakdance.

“¡¿Hasta cuándo?!” es la pregunta con la que termina “La Eskina”. Nosotros sólo queríamos ser libres y expresarnos. Sólo queríamos volar.

¡¿Hasta cuándo?!

Es difícil para mí describir el amor que encontré siendo parte del elenco de “La Eskina”. Yo entré, en realidad, cuando estaba a punto de presentarse: no fui parte de todo el proceso. Pero me atrevo a decir que fue amor a primera función. En realidad siempre me ha gustado el breakdance y este montaje me dio la oportunidad de experimentar un poco con el baile, y también de compartir el rap y el gusto por la improvisación. Pero, sobre todo, me encontré con que allí donde existe amor por el Hip Hop, y donde nos reunimos en su nombre, la magia ocurre.

El 27 y 28 de diciembre de 2014 el Quetzal Crew organizó por segundo año el evento “B de B-boy” en Ciudad Quetzal. El primer día se ocupó una calle con apoyo de los vecinos para hacer batallas de crew contra crew, y un concierto de rap en el que compartí escenario con los compañeros de Alito Loko formado por Kamé y Plenno. Luego nos fuimos a una casa en la cual empezamos compartiendo la cena, y un taller de breakdance que duró hasta la media noche. Al día siguiente empezamos compartiendo desayuno y más tarde un taller de rap que impartí junto a Plenno. Terminamos con batallas de breakdance de uno contra uno.

Durante todo el evento, recordamos a los jóvenes asesinados. En la edición del año pasado, la primera, ellos estuvieron allí desvelándose, bailando y cantando, como nosotros lo hacíamos ahora.

“La Eskina” no es ficción.

Nuestra locura es seguir creyendo en el Hip Hop como fuerza transformadora.

“B de B-boy” fue posible gracias a la magia del Hip Hop. Como todos los eventos que ocurren en cada barrio de Guatemala y cada barrio del mundo. Donde empezamos a encontrarnos por instinto con formas de expresarnos que nos pasan por el cuerpo y se plasman en movimiento, en lírica, en pintura, en ritmo. Y esa búsqueda nos lleva a encontrarnos con un amor que transforma la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos y con la familia que vamos formando.

Paz, amor, unidad y diversión, esto es Hip Hop.
Graff, deejays, emcees y break, esto es Hip Hop.

No dejes que la mala muerte te despierte
la larga noche se termina tienes suerte
cierra las ojos y disfruta lo que tienes
que el corazón te guíe hasta el infinito celeste.
Siente la sangre que te fluye en la venas
y sin pena baila canta grita haz lo que tu quieras
no tenemos nada por eso queremos darlo todo
de tus alas sacude el lodo.
Tú puedes volar
extiende ya tus alas y atrévete a soñar
convierte lo imposible en posible
pero hay que luchar.

 

Bernardo Euler Coy

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[1]Los textos en cursiva son parte del guión de La Eskina, idea original de Ángel Cañas.

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