En el último grado superior de evolución, se adjuntan a todas las características ya descritas, códigos éticos y rituales exclusivos, cuya razón de ser es precisamente hacer sólida la identidad de la organización.
Por lo tanto, hay muy poco que pueda inventarse. Cuando uno compara las expresiones del narco-folclor en América Latina, existen solamente dos formas determinantes, los usos colombianos y los usos mexicanos. Esto que llamamos narco-folclor es en realidad un elemento muy importante, pues funciona como redes de significación (utilizo este concepto en la forma que Clifford Geertz definiera la categoría de cultura en su clásica obra “La interpretación de las culturas”). El narcotraficante podrá ser un delincuente, pero tiene claro que en la cadena evolutiva es superior a un pandillero y a un simple miembro de una clicka. Detrás de él existe una organización superior, la cual termina siendo más importante que sus mismos miembros, y permanecerá probablemente más tiempo que la duración de vida de sus miembros. Entonces, el mundo del crimen organizado se comprende mejor en su complejidad, al reconocer varias de sus expresiones que navegan entre la categoría de representación social y en otros casos, ejemplificaciones de hechos sociales (Moscovici).
En casos concretos uno puede encontrar que son varias las formas folclóricas de tipo extrasocietal que producen inputs sobre formas inter-societales o de tipo micro. Cuando tuve la oportunidad de estar en el desfile hípico en Cobán, me llamó mucho la atención el uso de la jerga en algunos muchachos presentes. Reproduzco dos frases: ´Cuidado vos con el que va allá, porque ese es aguacatero´, en este caso quiso decir asesino a sueldo de algún narco; ´A ese man lo tronaron por sapo´. Dos expresiones muy típicas colombianas. Lo simpático del caso, es que quienes hablaban, tenían rasgos claros de indígenas guatemaltecos, pero su atuendo quería emular tal vez la forma de vestir de los Tigres del Norte o Kpaz de la Sierra.
Esta burda idea que he planteado, donde las formas culturales no se inventan sino se reproducen bebiendo de los entornos culturales o de redes de significación menores que terminan nutriendo la forma cultural inicial determinante (aquello que Tylor llamó ´el todo que tiene significado´), aplica también al argumentar que el comportamiento delictivo en grupos muy puntuales estaría condicionado por seguir patrones de tipo estructural.
Mucho se ha escrito sobre el gran reto que los Estados Unidos tendrá encima en la medida en que los Carteles Mexicanos reproduzcan, en suelo estadounidense, las formas violentas que les caracterizan. Uno de los primeros casos de esta reproducción estructural sucedió precisamente con las inmigraciones de sicilianos, calabreses y napolitanos a finales de 1800’s e inicios del siglo XX, creando un ambiente de violencia y hostilidad en los guetos de las ciudades en la costa Este, similar al del mediodía italiano. Con prohibición o sin ella, el crimen étnico organizado en Estados Unidos era violento hasta que sus estructuras adoptaron formas mucho más pacíficas, producto de la “americanización cultural”.
Recientemente estuve en Chicago y me sorprendió leer en el Chicago Tribune la noticia relacionada al aumento de drogas sintéticas en el área de Illinois (particularmente el cristal). En Arizona y Texas se han encontrado narco laboratorios muy complejos. La cantidad de droga (cristal) que se está moviendo en Chicago, los últimos dos decomisos de precursores, le han encendido las alarmas a la DEA debido al altísimo tonelaje.
Y en Chicago, entonces al igual que en Guatemala, la búsqueda se da por estructuras de producción, que no sean de tipo artesanal o primitiva escondidas en garajes, sino estructuras que puedan producir las 24 horas y que pueden confundirse con cualquier tipo de fábrica.
Lo claro es que el mercado de la droga sintética sigue estando monopolizada por un grupo en particular, cuya última moda es la construcción de narco laboratorios complejos extendidos entre Estados Unidos, México y Guatemala, operando con perfecta tranquilidad.
Vaya tamaño de monstruo.
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