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#CasoSAT: ¿la punta del iceberg?

Otto Pérez Molina cuando fue nombrado Comandante General del ejército de Guatemala.
Los capturados en el caso de defraudación tributaria.
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#CasoSAT: ¿la punta del iceberg?

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El desmantelamiento, por ahora parcial, de la estructura de defraudación aduanera dirigida por altos funcionarios de confianza de la Presidencia de la República, conocida como La Línea, necesariamente lleva a la pregunta de si detrás hay una organización mucho más compleja con un poder mayor, intocable por décadas.

El grupo desarticulado, que cabe dentro de los llamados Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CIACS), está conformado por altos funcionarios públicos, empleados de gobierno y particulares. Sin embargo, desde hace más de cuatro décadas se viene analizando e investigando el control de las aduanas ejercido por estructuras conformadas por altos oficiales del Ejército.

Por eso mismo, es impensable que detrás de un grupo de funcionarios de gobierno esa estructura militar funcione sin alianzas. Sobre todo, porque cuando se desarticuló parcialmente la denominada Red Moreno, en septiembre de 1996, en esa red criminal de defraudación aduanera cohabitaban reconocidos oficiales del alto mando del Ejército que fueron dados de baja o trasladados a puestos de menor importancia. Entre esos militares se encontraban los generales Luis Francisco Ortega Menaldo y Otto Pérez Molina.

La Red Moreno persistió y recobró fuerza bajo oscuros mandos militares durante el gobierno de Alfonso Portillo. Incluso se le siguió llamando con ese nombre durante el gobierno de Óscar Berger.

Si la Red Moreno nunca fue desarticulada completamente, y ésta expresó los intereses corruptos de militares que crearon el andamiaje contrainsurgente devenido en crimen organizado a partir del gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, entonces la recién desarticulada red criminal por parte de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), sólo podría ser una nueva estructura o un apéndice de la Red Moreno. La punta de un iceberg que arrastra más de cuatro décadas de poder paralelo.

Desaparecieron las diferencias

El gobierno del Partido Patriota tiene la característica de que aglutinó las tres corrientes militares que han controlado el sistema de aduanas, la Dirección de Migración y penetrado el sector judicial. Las dos figuras emblemáticas en el actual gobierno de esa suerte de alianza entre las dos principales corrientes militares surgidas al calor de la contrainsurgencia, el Sindicato y la Cofradía, son el presidente de la República, Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti, respectivamente.

Ambos aparentemente citados de forma profusa, con sobrenombres, en las escuchas telefónicas presentadas por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y la Fiscalía Especial contra la Impunidad, pero sin ser aparecer en la lista de los capturados, prófugos o investigados públicamente. Sólo se puede concluir que la no persecución penal contra las máximas autoridades del actual gobierno, en este momento, podría conducir a procesos de inestabilidad política con consecuencias insospechadas. El partido de gobierno tiene que cargar ahora con el acelerado desgaste político, y habrá que esperar nuevos tiempos, en otro gobierno, para ver si la pareja presidencial será sometida a procesos legales. Y esta situación es la que ha puesto contra la pared al mandatario Pérez Molina, en la toma de decisión sobre la continuidad de la CICIG.

Cuando el PP tomó las riendas del gobierno, en 2012, la presencia de Baldetti reafirmó el papel de poder paralelo del general retirado Luis Francisco Ortega Menaldo, dada la cercanía ente ambos que se consolidó durante el gobierno de Jorge Serrano Elías. Considerado como el heredero del liderazgo en la denominada Cofradía, Ortega Menaldo se convirtió en una especie de “Padrino” del crimen organizado en Guatemala, intocable y operando tras bambalinas los hilos con que maneja ese poder paralelo, vox populi pero sin que haya sido demostrado aún.

De esa manera, quedaba sellada la alianza entre los militares institucionales o “estratégicos”, con Pérez Molina al frente, y los militaristas de la Cofradía, con Ortega Menaldo. Esa alianza se venía gestado desde que se fundó el PP durante el gobierno de Alfonso Portillo,

Pero la reaparición de Luis Mendizábal en la escena del crimen, según la investigación de la CICIG, confirmó cómo la tercera corriente se posicionó dentro del gobierno: la del general retirado Marco Tulio Espinosa Contreras. Comerciante y miembro de la comunidad de inteligencia, Mendizábal es una figura oscura que aparece y desaparece en momentos coyunturales importantes desde el gobierno de Lucas García.

Aunque de momento no hay orden de captura contra él, tras el allanamiento de su negocio comercial, la Boutique Emilio, Mendizábal tiene mucho que responder tras las pruebas contundentes presentadas por la CICIG de sus nexos con la red de defraudación aduanera.

Las dos primeras corrientes, la del Sindicato y la Cofradía, surgieron a la luz del diseño y ejecución de la estrategia contrainsurgente en la década de 1980, pero igualmente su origen tuvo que ver con los negocios oscuros que se gestaban desde el poder estatal. Las diferencias entre ambas se mantuvieron hasta el gobierno de Alfonso Portillo, cuando Pérez Molina fue desplazado por el grupo de Menaldo.

La corriente de Espinosa Contreras, un general de la Fuerza Aérea, alejado de los poderosos intereses del generalato de la Infantería, se posicionó durante el gobierno de Arzú para desplazar a las otras dos durante el período que duró su administración.

Pérez Molina

Pérez Molina pertenece a la Promoción 73, graduada en 1969. Cuando fue nombrado Director de Inteligencia Militar en 1992, desplazó al grupo de Ortega Menaldo del control de la D2 (Ortega Menaldo había sido director de la D2 entre 1987 y 1990, todo el período de gobierno de Cerezo). El nombramiento de Pérez Molina se dio en el contexto de fuertes pugnas con Ortega Menaldo por el control de las aduanas. En esos días se rumoraba que Pérez Molina dirigía el llamado Cártel de Tacaná, una de las primeras organizaciones narcotraficantes y de defraudación aduanera surgida en la zona suroccidental fronteriza con México a principios de la década de 1990. Estos rumores nunca fueron confirmados.

Sandra Sebastián

Su paso por la Dirección de Inteligencia (D-2) –enero 1992/julio 1993-, lo dejó marcado; y no tanto por las acciones encubiertas ejecutadas, de las cuales se sabe poco o nada, sino porque además de haberse opuesto al autogolpe de Serrano Elías (apoyado por Ortega Menaldo), fue uno de los tres directores de inteligencia militar, entre 1986 y 1993, identificados entre los que habían recibido pagos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). Los otros dos fueron el general Edgar Godoy Gaitán, de quien se presume es autor intelectual del asesinato de la antropóloga Myrna Mack, y el general Francisco Ortega Menaldo, a quien se identifica como uno de los líderes del crimen organizado.

Ese historial lleva nuevamente a revisar el contenido de un documento confidencial desclasificado que la organización estadounidense National Security Archive (NSA) publicó en años recientes. Ahí se establece una investigación realizada por el gobierno de facto del general Efraín Ríos Montt que identificó a tres oficiales líderes de la Promoción 73 vinculados a actos de corrupción ocurridos durante el gobierno del general Fernando Romeo Lucas García. Estos oficiales eran: Otto Pérez Molina, Roberto Letona Hora y Mario Salvador López Serrano.

El documento relata aspectos internos de esa promoción, sus formas de vida, su participación en una intentona golpista contra el general Efraín Ríos Montt en la que Pérez Molina se vio envuelto bajo financiamiento del entonces partido Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y que reunía a amplios segmentos empresariales. A Pérez Molina, junto a Letona Hora y López Serrano, de la misma promoción y que en los últimos años se les ha citado como miembros del crimen organizado, se les investigó por acciones corruptas durante el gobierno del derrocado Lucas García, y por un negocio en el que cada uno de los tres militares había invertido varios miles quetzales. Todo esto enfrentó a Pérez Molina con el grupo de Ríos Montt y a las promociones 71 y 72, que pasarán a integrar la comunidad de inteligencia militar llamada “La Cofradía”.

De los tres militares, Letona Hora y López Serrano se vieron involucrados años después en redes militares del crimen organizado, mientras que Pérez Molina, pese a los múltiples señalamientos que desde hace años se le hacen, siempre salió bien librado.

En el caso de Letona Hora, a quien directivos de la UNE denunciaron hace algunos años como asesor de Pérez Molina, su nombre resonó en noviembre de 1996 cuando siendo Agregado Militar en Washington fue suspendido y llamado a Guatemala para ser investigado por sus vínculos con el crimen organizado como parte de la “Red Moreno”.

La compleja red de militares vinculados al crimen organizado fue expuesta, seis años después, por el periodista Jose Rubén Zamora, en un extenso artículo donde retrata a Letona Hora como uno de los líderes del crimen organizado desde los años del gobierno de facto de Óscar Mejía Víctores, y proporciona un largo listado de oficiales del ejército presuntos implicados en el crimen organizado (elPeriódico, 12 de noviembre de 2002).

El nombre de Letona Hora, uno de los fundadores de la Escuela de Kaibiles, siguió sonando durante el gobierno de Álvaro Colom cuando a su esposa María Eugenia Villagrán de León de Letona se le nombró Presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Ella llegó al cargo con el respaldo y a propuesta del Partido Patriota (PP). Mientras que López Serrano, siendo comandante de la base militar en Santa Cruz del Quiché, en marzo de 1996, fue suspendido e investigado por sus vínculos con el tráfico de drogas, secuestros, robos de vehículos y lavado de dólares.

Villagrán de León es hija del ex vicepresidente de la República Francisco Villagrán Kramer y quien en septiembre de 1980 renunció al cargo ejercido durante el gobierno de Lucas García, debido a la política de violaciones a los derechos humanos llevada a cabo por ese gobierno militar con el apoyo de la elite empresarial. Villagrán de León es hermana del actual embajador de la Misión Permanente de Guatemala ante las Naciones Unidas en Suiza, José Francisco Villagrán de León, ex canciller y ex embajador de Guatemala en Washington.

Si no puedes con ellos, ¿únete a ellos?

Cómo saldrá Pérez Molina de esta crisis, está por verse. Por ahora, el mandatario trata de convencer de que fue él quien pidió a la CICIG que investigara la estructura desarticulada. Sin embargo, el 16 de noviembre de 2013, en una reunión a puertas cerradas entre el comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, y un grupo selecto de organizaciones sociales, se le planteó la necesidad de llevar a cabo esa investigación. Velásquez tomó nota. Quizá la cuarta sea la vencida. Pérez Molina ha debido enfrentar tres grandes momentos que le han marcado y fortalecido: el primero, en los inicios del golpe de Estado que impuso a Efraín Ríos Mont como Jefe de Estado, que sentó las bases para que Pérez Molina se convirtiera en el líder indiscutible de su promoción, la que de ahí en adelante sería una piedra en el zapato de las promociones militares anteriores que tenían la sartén por el mango en la contrainsurgencia. El segundo, la contención del autogolpe de Serrano Elías, en 1993, como director de la D2 y poco después tras encabezar desde el EMP la recomposición dentro del Ejército y la cúpula militar, al enfrentar al líder de la denominada Cofradía, Ortega Menaldo y su comunidad de inteligencia, a la cual ya se le vinculaba con el crimen organizado. Y la última, en 2004, durante el gobierno de Berger, cuando es nombrado Comisionado de Seguridad y Defensa, desde donde guió una turbulenta reducción del Ejército, con la que no escapó a los señalamientos de traición de parte de la analista y catedrática de inteligencia militar, Karin Escaler (“La visión de la reducción”. Columna de opinión, Siglo Veintiuno, 10 de mayo de 2004).

Escaler, ex columnista del diario Siglo Veintiuno, escribía una columna titulada La Cofradía. Economista proveniente de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) donde ha sido catedrática, Escaler también lo es en la Universidad Galileo, una especie de apéndice de la UFM. Ha sido también catedrática del Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional (CEESDENA), de la Escuela de Inteligencia Militar y de la Escuela de Asuntos Civiles. Hoy día se desempeña como analista sobre África.

En enero de 2004, Escaler había escrito otra columna: “El ajedrez de Otto Pérez”. Ahí le espetó una serie de dudas y preguntas desafiantes sobre si en realidad estaba el militar -cuando ya ocupaba el cargo de Comisionado de Seguridad y Defensa- en capacidad para combatir y acabar con el crimen organizado:

La mayor parte del tiempo, Otto Pérez fue un distinguido oficial de inteligencia. Fue reconocido siempre (o casi siempre) por sus subalternos como un modelo a seguir: valiente, profesional, patriótico. Por supuesto, hasta que se quedaron muchos de estos subalternos estupefactos, cuando, junto con Julio Balconi, fue a vender al Ejército en la mesa de negociaciones con la guerrilla (…) El caso es que al fin, después de la profunda desilusión que le causó Alfonso Portillo cuando creía haber llegado al pináculo de su carrera militar y sería su Ministro de la Defensa, alguien ‘le movió la silla’ y lo dejó en la llanura (…) Puede, como se acostumbra hacer en el Ejército (y en otros lados), cobrarse las cuentas pendientes. Lo importante es el ajedrez que pretende jugar en el nuevo gobierno: un trabajo clásico de inteligencia. A cuáles intereses en última instancia sirva, y si va a poder controlar el crimen, queda por verse. Analicemos esto despacio (…) Pérez ha hablado de una reducción fuerte de militares -lo cual serviría a los intereses del Departamento de Estado y del grupo de países escandinavos como Noruega y Suecia, que están esperando, palo en mano, resultados prontos y concretos-. Estos militares pasarían a ‘fortalecer’ a la Policía Nacional Civil, con sus conocimientos y capacidades profesionales. Pero, ¿quiénes van a ser? Lo lógico, si Pérez tiene dos dedos de frente, es que sea su propia gente. Con ellos podrá desarrollar una red que le permitirá informarse, reposicionar piezas, tomar decisiones y actuar. Pero, ¿sirviendo a qué intereses?, ¿los de los guatemaltecos, o los de otros? Lo más importante: ¿podrá así controlar el crimen? Veamos quiénes son sus desafíos concretos: Gentes de carne y hueso, que roban carros, secuestran, trafican drogas y se dedican al contrabando. Por ejemplo, la familia Mendoza en Petén y en casi todo Puerto Barrios. ¿Cómo librará la lucha en la selva contra ellos y contra la lealtad de la gente que les ha llegado a tomar cariño? Otro ejemplo: en Oriente, en el que fuera territorio de Arnoldo Vargas, ¿aprehenderá a la Madame Ayala, jefa del cártel, o negociará con ella? Otro más: ¿Qué va a hacer con ‘piezas menores’ como Hugo Madrid y los Berganza? ¿Podrá con ellos? ¿Y la red Moreno? Además, si está dispuesto a terminar con el crimen, tendrá que decidir qué hace con Goyo Valdez y compañía. Y no se diga, con las mafias rusa y china. No se acaban ahí los desafíos: la corrupción en la Policía, en Gobernación, en Defensa. Pero, de nuevo, lo concreto: las plazas fantasma, los robos en compras, las infiltraciones de los narcos y el contrabando y de la red Moreno. ¿Cómo va a destruir la red existente? Esto suena a demasiado trabajo. Sería bueno que los guatemaltecos le preguntaran, con esta lista de nombres, cómo va a hacerlo. Yo ya comencé. Recuérdese, Pérez, que el nombre de su partido es Patriota: ahora es un funcionario público al que la Constitución obliga a rendir cuentas, y que este mismo documento nos instituye, a los guatemaltecos, en depositarios del derecho y, obligados por el deber, a cuestionar, criticar y señalar a los funcionarios. Cumplir y hacer cumplir la ley”.

De ese cargo, Pérez Molina fue sustituido meses después por el empresario Carlos Vielman, en medio de fuertes enfrentamientos entre ambas figuras. De ahí en adelante, Pérez Molina impulsará su carrera presidencial, con el discurso de “mano dura” enfrentado seriamente con Vielman, quien a la postre se convertirá en ministro de Gobernación.

Ortega Menaldo

A Ortega Menaldo se le considera heredero del general y ex presidente Carlos Manuel Arana Osorio su suegro, quien con su poder dentro del ejército y los negocios generados en la década de 1970, lo catapultó en las esferas de la inteligencia militar. Ortega Menaldo, con el rango de capitán, se formó en el Centro Regional de Telecomunicaciones, mejor conocido como La Regional, durante el gobierno de Arana (1970-1974).

En 1980, tomó el mando del recién creado Departamento de Seguridad e Investigaciones Especiales del Ministerio de Finanzas, que se convirtió en otro frente de “batalla” contrainsurgente, pero al mismo tiempo sentó las bases de las redes contrabando y narcotráfico, aseguran múltiples informes. El origen de esa estructura, a principios del gobierno de Lucas García, fue fundamental el general David Cancinos Barrios, entonces Jefe del Estado Mayor General del Ejército, asesinado en 1979 por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), y el general Manuel Callejas y Callejas.

Con el gobierno de Cerezo (1986-1990), el entonces ministro de la Defensa, Héctor Gramajo, lo nombra Subjefe de la Dirección de Inteligencia Militar en 1986, y un año después, Jefe. Con su nombramiento llega el llamado “Padrino” de la inteligencia militar, general Manuel Callejas, considerado el jefe de La Cofradía, quien asumirá como Jefe de Estado Mayor de la Defensa. En ellos, Gramajo se apoyó para contrarrestar la influencia la línea dura del Ejército (Oficiales de La Montaña) aliada al partido de extrema derecha Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y contener los intentos de golpe de Estado gestados en ese período de gobierno.

Con el apoyo de la CIA, Ortega Menaldo fundó la Escuela de Inteligencia Militar en 1987, fue uno de los tres generales pagados por la CIA y trabajó estrechamente con la DEA. La historia que lleva consigo es su mejor aliado. Si al general Ortega Menaldo se le hubiera acusado de la construcción de aparatos clandestinos, como escribió hace algunos años el analista y ex secretario privado durante la administración gubernamental de Álvaro Arzú, Gustavo Porras, “lo más probable es que los acusadores habrían pasado a ocupar el banquillo junto con él, porque es indudable que la CIA participó, indujo y financió las estructuras clandestinas que en su momento fueron clave para la contrainsurgencia, no sólo como medios de inteligencia y operativos, sino también para saquear los fondos del Estado.” (Siglo Veintiuno, 3/2/10).

Efectivamente, el Ministerio Público investigó a Ortega Menaldo durante el gobierno de Portillo, por los delitos de contrabando y narcotráfico, sin encontrar prueba alguna. Pero Ortega Menaldo, amigo y aliado de Portillo, no se salvó del todo, al menos recibió un mensaje clave en 2002: el retiro de la visa de ingreso a Estados Unidos. Su abogado, Fernando Linares Beltranena, también recibió el mismo mensaje en 2003, no sólo por la defensa legal del militar sino por su reconocida trayectoria de defender a importantes narcotraficantes, militares o no, lo cual persiste a la fecha.

Mendizábal

Entonces reaparece Luis Mendizábal y su Boutique Emilio, con una larga tradición conspirativa . Sus nexos con el partido Movimiento de Liberación Nacional (MLN), desde la década de 1970, contribuyeron en su papel de desestabilizador. Previamente, Mendizábal ya hacía historia cuando contribuyó a formar el partido salvadoreño de extrema derecha ARENA en la sede de la Boutique Emilio.

Mendizábal también se prestó para proteger a conspiradores del salvadoreño partido ARENA que se refugiaron en Guatemala escapando de la persecución del gobierno democristiano de Napoleón Duarte, a principios de la década de 1980, y que estaban vinculados a escuadrones de la muerte. Incluso, se menciona que ofreció las instalaciones de su negocio, la Boutique Emilio, para reuniones de de escuadrones de la muerte del MLN, en tiempos de la represión política (The Art of Political Murder. Francisco Goldman. Pág. 162). Su vínculo con ese partido, le valió para estrechar contactos con sectores de la inteligencia militar, con los cuales trabajó, lo que se evidenció con su participación en los intentos golpistas contra Cerezo en 1988 y 1989.

Durante el gobierno de Álvaro Arzú, Mendizábal se convirtió en asesor presidencial. Esos nexos le permitieron tejer relaciones como la establecida con el general Marco Tulio Espinosa Contreras, el oficial que ocupó los más altos cargos militares en ese gobierno (Jefe de Estado Presidencial, Jefe de Estado Mayor de la Defensa y Ministro de la Defensa). Junto con Espinosa Contreras – uno de los fundadores de ProReforma -, Mendizábal organizó e integró la llamada Oficinita , una estructura paralela de la Presidencia de Arzú, que servía de enlace con el Ministerio Público y la inteligencia militar, y a la que se le señalaba de “intervencionismo”. Igualmente, participó en el Comando Antisecuestros creado por Espinosa Contreras, grupo seriamente cuestionado por violaciones a los derechos humanos.

Fue director de Migración durante el gobierno de Alfonso Portillo, cargo que dejó en medio de serias acusaciones de corrupción (sobre la dirección de Migración, una institución señalada varias veces de estar infiltrada por la inteligencia militar y el crimen organizado). También asesoró en seguridad de los gobiernos de Berger y Colom. Con Colom lo fue en parte por la supuesta amistad entre ambos, y como bien declaró Mendizábal en una extensa entrevista en elPeriódico (17 de mayo de 2009), fueron socios durante ocho años en una maquila, actividad ésta de la que Colom es un pionero en su fomento en Guatemala. Y fue también en ese gobierno de Colom, cuando ocurrió el caso Rosenberg, donde Mendizábal jugó un papel clave en la producción y publicación del video en el que Rosenberg anuncia su muerte.

Con el caso Rosenberg, reapareció la relación conspirativa entre Mendizábal y el abogado, economista y periodista, Mario David García, pues ambos participaron en la producción del video. Esto hizo recordar el papel jugado por García junto a Mendizábal como importantes partícipes civiles en los movimientos desestabilizadores e intentos de golpe de Estado de 1988 y 1989 contra el gobierno de Vinicio Cerezo. Para García, entonces director del telenoticiero Aquí El Mundo, esa conspiración le valió el cierre del programa televisivo. Ambos participaron abierta y estrechamente con el bloque de militares que lanzaron los complots. Se autodenominaron “Oficiales de La Montaña”, y eran muy cercanos al partido MLN que desapareció a mediados de la década de 1990 y que se llamó el “partido de la violencia organizada”. Mario David García, quien en 1985 fue candidato presidencial del partido Central Auténtica Nacionalista (CAN), fundado en 1970 como Central Aranista Organizada (CAO) es conocido por ser un abogado estrechamente vinculado con sectores de la inteligencia militar y atado a una ideología de extrema derecha. El CAN fue fundado por el coronel Carlos Manuel Arana, quien gobernó con mano dura entre 1970 y 1974, conjuntamente con Gustavo Anzueto Vielman, un finquero todopoderoso, que contribuyó ampliamente con la contrainsurgencia en el país. García, con fuertes nexos a la privada Universidad Francisco Marroquín (UFM) y a la familia Ayau Cordón –fundadora de la UFM-, fundó la escuela de Ciencias de la Comunicación de ese centro de estudios. Manuel Ayau, uno de los principales líderes del MLN, fue fundador de la Asociación ProReforma (al igual que Anzueto Vielman) que hasta hace algunos años buscó reformar la Carta Magna, conjuntamente con la vieja dirigencia emelenista y principales directivos de la UFM.

Baldetti

Roxana Baldetti Elías condujo su carrera política desde el periodismo, tal como ella lo menciona en su currículum, gracias a su mentor, el abogado y periodista de extrema derecha, Mario David García, quien la contrató para el telenoticiero Aquí el Mundo que él fundó y dirigió a partir de 1976 hasta 1988. La ahora Vicepresidenta de la República desempeñó los cargos de encargada de la información internacional, de los corresponsales y Gerente de Ventas desde principios de la década de 1980 hasta 1988. “Aquí el Mundo” cerró en junio de 1988 tras el intento de golpe de Estado que se dio contra el gobierno de Vinicio Cerezo un mes antes, y en el cual se vio implicado García Velásquez junto a otros civiles como Lionel Sisniega Otero, Luis Mendizábal y Danilo Roca, así como varios militares.

Tras el cierre de Aquí el Mundo por parte del gobierno de Cerezo Arévalo, Baldetti Elías, junto con el periodista Óscar Masaya, quien también integraba el equipo, fundó otro noticiero que se denominó TV Noticias en 1989, y después, durante el gobierno de Serrano Elías, Baldetti ocupó el cargo de Secretaria de Comunicación. Masaya es ahora diputado al Parlamento Centroamericano (PARLACEN) por el PP y miembro del Comité Ejecutivo del mismo. Antes de ser electo como diputado cofundó un periódico electrónico que se denominó 5º Poder, junto al periodista Gustavo Soberanis, primer Director del Diario de Centro América en este gobierno. 5º Poder sirvió como una de las plataformas propagandísticas para la campaña electoral del PP en 2011.

Masaya fue uno de los periodistas señalados de pertenecer a la Red Moreno, durante el desmantelamiento ocurrido en septiembre de 1996. Uno de los allegados a Baldetti, sin renunciar al PP, hoy se le ve cercano a la UNE.

Baldetti es señalada de ser el principal enlace del actual gobierno con la estructura de Ortega Menaldo. Un detalle de ese vínculo es el uso que hace de aeronaves de la empresa Transportes Aéreos Guatemaltecos, S.A. (TAG) surgida en 1969 con un viejo avión de la entonces estatal Aviateca. TAG es una sociedad cuyos principales socios son Ortega Menaldo, la familia González-Layton y la familia del presidenciable de LIDER, Manuel Baldizón.

Sandra Sebastián

Bustamante Figueroa

Cuando la Red Moreno se le desarticuló parcialmente, en 1996, se identificó a más de 200 de sus integrantes entre altos oficiales militares, empresarios, políticos y periodistas. Un listado completo nunca se publicó, aunque el gobierno de Arzú había ofrecido hacerlo, supuestamente por los altos costos políticos que esto acarreaba.

Entre los militares que sobresalieron públicamente por su participación en la Red Moreno, como ya se mencionó, aparecían Ortega Menaldo; Letona Hora; Napoleón Rojas y Jacobo Salán Sánchez ambos procesados por el millonario robo en el Ministerio de la Defensa durante el gobierno de Portillo; el general retirado Mario Roberto García Catalán, hoy alto directivo del proyecto del Corredor Interoceánico; el entonces teniente coronel Juan Guillermo Oliva Carrera, sindicado de ser uno de los autores del asesinato de la antropóloga Myrna Mack, y actualmente con estrechos nexos empresariales en materia de seguridad en el proyecto minero Escobal.

En el caso de Ortega Menaldo, tal como ocurrió con el autogolpe de Serrano Elías en 1993, fue enviado como delegado ante la Junta Interamericana de Defensa, con sede en Washington; Pérez Molina, quien por los servicios prestados durante el gobierno de De León Carpio y como delegado de la Comisión de Paz del gobierno (signatario de los Acuerdos de Paz en 1996), supuestamente le correspondía ascender a Ministro de la Defensa, lo cual no logró cuando fue nombrado como Inspector General del Ejército, una especie de “degradación” por sus supuestos nexos con la Red Moreno. En el gobierno de Arzú, también pasó a retiro Héctor López Bonilla, hoy ministro de Gobernación, y a quien también se vinculó con la Red Moreno.

Otro militar señalado de pertenecer a la Red Moreno es el general Edgar Ricardo Bustamante Figueroa, un oficial formando en Inteligencia y contrainteligencia y actualmente Secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional y principal hombre de confianza de Pérez Molina,.

Para ese cargo lo escogió Pérez Molina por su mano derecha y aliado estratégico durante años. Fue Jefe de Negociado de Contrainteligencia con el gobierno de Jorge Serranos Elías, en la Dirección de Inteligencia (D2); y Jefe del Archivo del Centro Regional de Telecomunicaciones -inteligencia del desaparecido Estado Mayor Presidencial (EMP) cuando asumió la Presidencia de la República, Ramiro de León Carpio, y Pérez Molina se hizo cargo de la Jefatura del desaparecido EMP. Al igual que Pérez Molina, Bustamante fue desplazado durante el gobierno de Álvaro Arzú, cuando al mando del EMP llegó Marco Tulio Espinosa Contreras y el Ministro de la Defensa era el general Julio Balconi –ligado al grupo de Ortega Menaldo-. Los supuestos nexos con la Red Moreno pesaron para que Bustamante Figueroa fuera nombrado como agregado militar a Taiwán.

Durante el gobierno de Berger, siendo Jefe de Estado Mayor de la Defensa, a Bustamante se le “negó” ascender como Ministro de la Defensa, cargo que le correspondía por jerarquía, luego que Berger se decantara por el general Carlos Humberto Aldana Villanueva, uno de sus estrechos colaboradores.

Cuando Pérez Molina ocupaba el cargo de Comisionado Presidencial de Seguridad y Defensa durante la administración de Berger Perdomo, se dio el nombramiento de Bustamante Figueroa como Jefe de Estado Mayor de la Defensa en abril . Sin duda, Pérez Molina fue determinante en ello, lo que reafirmó cuando declaró que la llegada de Bustamante Figueroa a ese cargo buscaba ganar la confianza de los oficiales inconformes por la reducción que él mismo había llevado a cabo. Según el coronel retirado Mario Alfredo Mérida, director del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos en Seguridad (INEES) del Consejo Nacional de Seguridad, quien expresó hace algún tiempo que Bustamante Figueroa fue el fundador del primer concepto de la Secretaría de Análisis Estratégico (SAE), durante el gobierno de Ramiro de León Carpio.

Para ponerle la tapa al pomo, una investigación de elPeriódico señala que uno de los capturados, Salvador Estuardo González Álvarez, presidente de Corporación de Noticias (Siglo 21 y Al día) es hijo del general general de Brigada e Ingenieros, Luis Joaquín González Amézquita.*

Presidencia

Hoy, con el desmantelamiento de la estructura dirigida por el militar Juan Carlos Monzón, dado de baja por sus vínculos con el crimen organizado y sus nexos con la Red Moreno, de nuevo lleva a la pregunta sobre otros sectores que pudieran estar involucrados, tal el caso de empresarios e importadores. Se cita a un grupo de más de mil empresas beneficiadas con la defraudación aduanera. Lo cual implicaría que la punta del iceberg apenas emerge, pero no está claro si aparecerá en toda su magnitud en el futuro cercano.

 

Nota de edición: La versión original de esta nota establecía erróneamente que Salvador Estuardo González es hijo del general González Taracena. En realidad es hijo del general Joaquín González Améxquita. La nota decía: "Marco Antonio González Taracena, director de Inteligencia del Ejército en 1991 (luego cedió el cargo a Pérez Molina), y ministro de la Defensa entre 1995 y 1996, y a quien el mismo Francisco Javier Ortiz, alias Teniente Jerez, capturado por ser parte de La Línea, lo vinculó con La Cofradía y la red de contrabando de Alfredo Moreno Molina, que operó en los años ochenta y noventa, cuando atestiguó en el juicio en su contra. El general González Taracena fue jefe de Otto Pérez cuando este sirvió en el Estado Mayor Presidencial y colaboró en su plan de gobierno en el tema de seguridad, como una muestra más de cómo se disiparon las diferencias entre ambos grupos militares. González Álvarez, al igual que Juan Carlos Monzón Rojas, hijos de militares, crecieron en la Colonia Aurora, zona 13, sede de la Escuela de Inteligencia. Dice elPeriódico que desde niños forjaron una amistad que ha perdurado hasta la fecha. Economista de formación, González Álvarez fue gerente de una empresa de telefonía móvil, y cuando Monzón fue dado de baja del Ejército en 1998, le ayudó a montar una distribuidora de teléfonos celulares de la telefónica para la cual laboraba, recuerda una persona que los conoció."

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