El anarquismo es un término complejo de teorizar, sus propios ideólogos encuentran contradicciones y bifurcaciones para poder entenderse. La palabra, etimológicamente nace del griego “sin gobierno”, lo cual es muy elocuente, pero una definición más acertada la brindó el anarquista Sébastien Faure en los años 20´s: “La doctrina anárquica se resume en una sola palabra: libertad”.
Así, el anarquismo encuentra límites en el gobierno, el Estado y, las leyes. Es decir, en las estructuras sociales instituidas, que buscan la armonización de las sociedades para brindarnos márgenes de convivencia elementales, pero para ello, recurren siempre y necesariamente, en mayor o menor medida, a coartar libertades de sus sociedades.
Contra ello, el anarquismo lucha por diferentes vías, propias, del apellido ideológico que adopten: anarquismo individualista o anarquismo comunista. El primero, busca la “realización completa del Yo en una sociedad no organizada e independiente de cualquier vínculo superior”*, mientras el segundo, “ve por el contrario la plena realización del Yo sólo en la sociedad donde cada individuo sería inducido a sacrificar una parte de la libertad personal, precisamente la económica, en beneficio de la libertad social: esta última puede alcanzarse en una organización comunitaria de los medios de producción y de trabajo, y en una subdivisión también común de los productos (“a cada uno según sus propias necesidades”)”.
Ambos planteamientos netamente utópicos en un mundo regido por instituciones de carácter más político que social en el mejor de los casos, y en el real, por instituciones preponderantemente económicas y lucrativas.
Pero en la formación de quien defiende el aniquilamiento de nuestro actual sistema por el anarquista, éstos se plantean terminar con dicho esquema imponiendo el antiautoritarismo mediante la revolución (lo cual supone una contradicción inherente que ellos mismos aceptan, por ser ésta vía autoritaria y no consensuada) y; por la rebelión, que supone una organización débil con actos violentos contra la autoridad en alguna de sus manifestaciones (policías como mejor ejemplo) que tiene como utilidad dañar al sistema.
Dichos caminos pretenden arribar a núcleos con intereses colectivos y afines, constituidos en comunas, en donde todos son iguales y las decisiones se toman colectivamente. La unión de éstas (las comunas) da paso a una federación, que uniéndose con otra, crea una federación de federaciones, hasta llegar a la meta última: La Federación Anárquica Universal.
Las contradicciones para la realización de sus fines son intrínsecas e imposibles de extirpar: para la toma de decisiones se requiere una asamblea, para ello, quien la conduzca y dé paso a los temas previamente ideados, lo que genera una élite que rija, bajo normas (que pueden ser no escritas, pero normas al fin y al cabo), los criterios para arribar a las decisiones que alguien tendrá que impulsar. Ello, como el camino no autoritario (dejando fuera a la revolución) para arribar al estado anárquico, hace de imposible procedencia su instauración.
En nuestro continente las condiciones de desigualdad hacen e hicieron un campo fértil para quienes son víctimas de la marginalidad provocada por las clases dominantes, en donde doctrinas como esta son asumidas con facilidad por núcleos empobrecidos, campesinos, estudiantiles, o intelectuales que no encuentran salida ante dichas condiciones de abuso histórico.
En Argentina, México (Ricardo Flores Magón), Brasil, Perú o Uruguay, existen desde hace muchas décadas defensores del anarquismo que buscan cambiar la realidad en la que vivimos bajo formas que no conseguí explicar con precisión y profundidad, pero que crecen exponencialmente ante la presencia de Estados represivos, o bien, desiguales. Por ello, no debemos estar sorprendidos ante su presencia, más bien, debemos darnos explicaciones y caminos para entendernos e integrarnos con igualdad y libertad a nuestras sociedades.
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(*) Jorge Luis Fuentes Carranza es licenciado en Derecho por la UNAM y es especialista en temas constitucionales por la misma universidad. Actualmente es Presidente de la Coppal – Juvenil y es asesor del Secretario de Gobierno del Distrito Federal México. De 2011 a 2012 fue asesor en Derechos Humanos de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Puebla. A principios de 2010 fue candidato a diputado local por la Coalición “Compromiso por Puebla”, integrada por los partidos: Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), PAN, PANAL y PRD, siendo postulado por éste último.
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