Desde Francisco de Asís hasta Dom Hélder Cámara parecieron haber sido llamados a inspirar el Encuentro Mundial de Movimientos Populares que recién concluyó en Roma. Los ejes de trabajo fueron tierra, trabajo y vivienda. Nada nuevo pero sí actual. Ya Francisco de Asís pugnaba por ello y Dom Hélder Cámara, nombrado Arzobispo de Olinda y Recife en 1964, signó su episcopado con una profunda vocación humanista que clamaba por tierra y vivienda para la gente pobre.
Al primero lo trataron de loco. Al segundo de comunista.
Durante una alocución en el Catholic Club, en Lidcombe, Sydney, Dom Hélder Cámara dijo: «When I give bread to the poor, they call me a saint; but when I ask why people are poor, they call me a communist» (Febrero, 1994). Absolutamente cierto. Cuando él luchaba porque los pobres comieran lo trataban de santo, pero, cuando inquiría acerca del porqué de la pobreza lo tildaban de comunista. Incluso, se ganó el mote de El obispo rojo de Brasil y fue colocado en la mira de muchos miembros del Grupo Tradición, Familia y Propiedad (TFP), asociación laica, pseudoreligiosa y derechista.
El obispo Cámara, en otro plano de vida, ha de estar muy feliz. Durante su episcopado creó el Movimiento Encuentro de Hermanos y también la Comisión de Justicia y Paz. Y este Primer Encuentro de Movimientos Populares con el papa Francisco, fue organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz en coordinación con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales. Se realizó en Roma del 27 al 29 de octubre recién pasados.
Qué duda cabe. Francisco está dando pasos agigantados. El numeral 15 del Comunicado Final del Encuentro es contundente:
«Junto a este breve comunicado, le pedimos especialmente a todos los trabajadores y trabajadoras de prensa que nos ayuden a difundir la versión completa del discurso del Papa Francisco que, repetimos, sintetiza gran parte de nuestra experiencia, pensamiento y anhelos. Repitamos juntos desde el corazón: ¡Tierra, Techo y Trabajo son derechos sagrados! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún pueblo sin territorio! ¡Arriba los pobres que se organizan y luchan por una alternativa humana a la globalización excluyente! ¡Larga vida al Papa Francisco y su Iglesia pobre para los pobres!».
El llamado que se hace a la prensa es importantísimo: Piden ayuda los participantes para difundir la versión completa del discurso del papa Francisco que, sintetiza según dicen, sus pensamientos y anhelos: Tierra, techo y trabajo.
A decir verdad, en cuanto a la prensa nacional, no he visto ni oído eco alguno respecto de dicha petición. Ni siquiera el encuentro han noticiado con desplegados dignos de semejante acontecimiento. Lógico es. El Papa afirmó: « […] Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista». Exactamente igual a la denuncia del Arzobispo de Olinda y Recife en 1994.
Bien. Los oligosaurios ya empiezan a protestar. Que disfruten la retorcida de sus intestinos. El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia comienzan a estrenarse para muchos. El encuentro no tuvo ninguna tendencia ideológica. Es cuestión de buen seso. No se puede seguir, en pleno siglo XXI, con la tendencia que denunció Atahualpa Yupanqui el año 1944 en el canto El Arriero: «Las penas y las vaquitas se van por la misma senda; las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas».
Junto a los trabajadores y las trabajadoras de todo el mundo repito: ¡Larga vida al papa Francisco!
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