La crisis financiera mundial y la crisis económica que le siguió han generado impactos negativos para las grandes, medianas y pequeñas empresas en todo el mundo. No obstante esta crisis generalizada, las empresas cooperativas en todo el mundo han mostrado cierta resistencia a la crisis y han logrado vivir en medio de ella y aún crecer.
Probablemente los ejemplos evidentes se pueden encontrar en el sector financiero, donde bancos, financieras, aseguradoras y otras empresas del sector han tenido problemas y el Estado mismo ha tenido que intervenir para sacarlas del apuro. Las cooperativas financieras han logrado sortear la crisis y en el medio guatemalteco se puede ver un pujante movimiento cooperativista de ahorro y crédito, similar situación se presenta con cooperativas agrícolas, cooperativas de consumo y otras.
En tal razón, el movimiento tiende a crecer, se ve un crecimiento en el número de personas que escoge al cooperativismo como una forma de organización para responder a las nuevas realidades económicas del mundo y el país.
En crisis de años anteriores y en todo el mundo, el movimiento cooperativo ha estado presente en la solución a la problemática que han enfrentado sus miembros, la sociedad y los países. Puede mencionarse el desempeño del movimiento cooperativo durante la depresión de la agricultura en 1860 en Alemania, en la gran depresión de los años 30 en los Estados Unidos, igualmente en Suecia después del colapso de precios de 1930 y muchos casos más en todo el mundo.
La crisis actual demuestra que hay dos tipos de economía de mercado, de economía en mercado imperfecto, se entiende: i) La economía real: la economía que produce y comercia bienes tangibles y presta servicios que se reciben y pagan, la economía cuyos bancos se nutren del ahorro y de ganancias que deja el valor agregado; la economía que genera empleo y paga impuestos para sostener la burocracia, los programas sociales o la infraestructura del país donde funciona. ii) La que funciona en bolsas de valores y otros garitos más discretos, donde se vende y se compra según un cálculo especulativo del futuro. Sus actores visibles son jugadores profesionales y los valores o empresas tranzadas son apátridas.
La actual crisis económica representa una gran ventaja para el desarrollo del cooperativismo, debido al hecho de que los mayores afectados han sido los especuladores, que han arrastrado a grandes consorcios que habían invertido en la economía de papel.
El hecho de que los gobiernos hayan realizado una labor de salvamento de grandes empresas muestra que el modelo de absoluta libertad de mercado está en entredicho, porque solo la mano invisible del mercado no basta para garantizar una moralidad y una corrección en las operaciones que realizan los especuladores. Esto anuncia el advenimiento de un sistema económico en el que los Estados tendrán un mayor poder de decisión.
La economía de papel que colapsó con la crisis muestra la necesidad de volver a lo básico: a la inversión que rinde, que crea empleos, que produce, una economía que incluye al movimiento cooperativista.
Para elaborar esta columna, hemos utilizado material contenido en el documento “De la pobreza a la acumulación horizontal de la riqueza, una visión Cooperativa (2012-2037)”, el cual será presentado el próximo 2 de agosto a las 14:30 horas en el Salón Las Naciones del Hotel Barceló. Vale la pena escuchar esta propuesta que es innovadora y oportuna para iniciar la celebración del Año Internacional de las Cooperativas.
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