En estos espacios pretendemos fomentar la discusión sobre el rol que debe desempeñar la mujer dentro de la política guatemalteca.
Como punto de partida, las mujeres debemos ejercer nuestra ciudadanía plena, en donde reconozcamos nuestros derechos y deberes políticos como miembros activos del Estado de Guatemala. Este ejercicio nos permite a las mujeres tener una participación mucho más activa y responsable en la vida pública. Los beneficios de este empoderamiento no solo afectarán al sector femenino, sino que tendrán una influencia directa en la construcción de una república justa e inclusiva.
La participación de las mujeres en la vida pública la demos asumir como una responsabilidad permanente e indelegable, ya que esta nos permite llevar acabo acciones organizadas, sistemáticas y permanentes que nos convierten en las protagonistas de nuestro propio destino. Por lo tanto, debemos involucrarnos en los procesos de formulación de políticas, propuestas, fiscalización y control de la gestión pública. Solo de esta manera vamos a crear una presencia relevante dentro de la sociedad y lograremos que nuestras metas y objetivos se vuelvan realidad. Entre estas metas está la necesidad de posicionarnos en los diferentes puestos de decisión importantes en la vida social, económica y política del país.
Muchas mujeres compartimos la idea de que los partidos políticos no incluyen dentro de su base ideológica el tema de la mujer. He tenido la oportunidad de conversar con lideresas de organizaciones sociales y en su mayoría ellas señalan que las ideologías de los partidos políticos no son claras ni concretas y no tocan el tema de la mujer. Es curioso que hasta las mujeres que participan o son dirigentes de un partido expresen que dentro de la ideología de sus partidos no se promueve ni se motiva la participación de la mujer. Al estudiar la estructura y la organización de estas instancias partidarias es evidente que sus ideologías ni mencionan ni le dan prioridad a nuestras necesidades.
Aparte de una carencia ideológica relevante hacia las necesidades del género femenino, me parece que coincidimos que dentro de las estructuras de los partidos políticos no existe una representación equitativa, ya que en la mayoría de partidos las mujeres son excluidas. Las mujeres no somos consideradas para llenar cargos importantes dentro de los partidos y mucho menos aquellos cargos de administración pública, como las diputaciones o alcaldías. En mi opinión, aunque existe una tendencia a la inclusión en la mayoría de los partidos políticos los hombres siempre abarcan los mejores puestos de organización y representación. En la mayoría de casos, las mujeres somos superficialmente asignadas a ciertos cargos para crear la percepción de que sí existe representación. Sin embargo, en la práctica estos no tienen ninguna injerencia real.
La exclusión y discriminación de parte de los partidos políticos hacia las mujeres resulta en que las mujeres desconfíen y se aíslen de los mimos. Al no tener una voz o no sentirnos representadas, sentimos que existe un incumplimiento de los partidos, ya que durante las campañas electorales nos prometen implementar cambios y tomar en cuenta nuestras necesidades y deseos, pero cuando llegan al poder no vemos la transformación de estas promesas. Muchas veces vemos que los partidos políticos promueven la integración de las mujeres en sus estructuras como estrategia para conseguir más afiliadas y consecuentemente más votos. Los partidos políticos solo convocan a las mujeres cuando necesitan su voto y les dan roles de proselitismo y acompañamiento electoral. Por lo tanto, sentimos que los partidos políticos solo llaman a la participación de la mujer en tiempo de campaña electoral, ya que al terminar la campaña electoral los partidos no cambian su línea patriarcal.
La desconfianza que las mujeres tienen hacia los partidos políticos nos ha llevado a buscar otros canales de participación, como por ejemplo las organizaciones municipales, los comités cívicos y organizaciones sociales. A pesar de que en esta contienda electoral hemos visto un incremento en la participación de la mujer dentro de los partidos políticos, nos debemos aferrar a la realidad. Si es cierto que dentro de los cargos de administración pública más importantes, como la presidencia, vicepresidencia, el Congreso y las alcaldías vemos un incremento de candidatas mujeres. Sin embargo no podemos ignorar que estos números son desproporcionales a las candidaturas masculinas. También debemos reflexionar en nuestra inmediata realidad, la cual es triste, ya que de los 158 diputados solo 10% son mujeres y ni se hable de las alcaldías, en donde el 98% son ocupadas por hombres. Insisto que nosotras las mujeres debemos de convertirnos en nuestros propios agentes de cambio, dejar los miedos en la casa y la cocina y salir a la calle a recuperar lo que nos corresponde.
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