Sería mejor entonces darnos por el momento el marco teórico de un psicólogo: Maslow y su teoría de las motivaciones, porque se diga como se diga, en este momento el primer tema a resolver es el hambre en el país. Sí, luego podría ser el deterioro de los recursos naturales, la seguridad, la calidad de la educación y lo que ustedes quieran pero en este momento como sociedad estamos en el fondo del pozo (o triángulo de las necesidades a satisfacer) y lo que es peor, es que no parece que levantemos, más bien estamos cavando en este fondo.
No soy tan tonto u obtuso para no entender que la solución debe ser “integral”, pero por el momento hay que priorizar, y para abordar el problema alimenticio hay que trabajar en dos frentes. Por un lado hay que garantizar el abasto al estimular la producción eficientemente, para aquellos rubros razonablemente viables en el país, y generar capacidad para importar aquellos bienes que no podemos producir eficientemente. Por otro lado, hay que proteger a los grupos más vulnerables. En ambos casos es importante generar bienes públicos y no hay que caer en programas de corte político, y de alto riesgo en cuanto la efectividad en su implementación. Al respecto es de utilidad reflexionar sobre las antiguas garantías de precios y compras estatales, alrededor de las cuales se generó tanto cuestionamiento por motivos de beneficios sesgados a algunos grupos de productores y por corrupción.
En el caso de los instrumentos de política para estimular la oferta, en el campo de los bienes públicos habría que recurrir a mejor información sobre el desempeño de los mercados y oportunidades; mejora de las redes viales; subsidios inteligentes para inducir la innovación tecnológica (por ejemplo la capacitación y la asistencia técnica); facilitación de la acción colectiva de los productores para recibir asistencia técnica, producción de semillas, etc. En tanto que estas intervenciones sean en la forma de bienes públicos puede esperase que los beneficios no privilegien ciertos grupos que ven en estas crisis, oportunidades para lucro. En este campo es deseable también lograr el compromiso de compra de la producción nacional de parte de las empresas privadas que por muchos años han disfrutado de precios internacionales bajos para sus importaciones y generando al mismo tiempo un incentivo a la compra de esta producción nacional si se adjudican las cuotas de importación sin arancel en forma proporcional a la compra.
En el tema del presupuesto público, tiene que haber un importante componente de seguridad alimentaria, evitando correr el riesgo del retroceso en las políticas; es evidente que se debe apoyar con recursos, o se afronta la realidad del hambre. Si el Estado no tiene recursos, tendrá que modificar su política fiscal. Las medidas de política no pueden ser las mismas en todos los tiempos; pero no por ello se debe caer en medidas que no son efectivas o que significan retrocesos en los avances hacia economías más sanas y sociedades más equitativas.
Es necesario proveer ayuda focalizada a las madres de familia en los hogares más pobres, por la vía de organizaciones realmente comprometidas. La exigencia fundamental para que estos programas funcionen es la ética y la honradez. También en este caso se puede acudir a la responsabilidad social empresarial y a todas aquellas formas de intervención que puedan ofrecer condiciones especiales para comunidades pobres. Ciertamente es mejor enseñar a pescar que regalar pescado, pero hay muchos en nuestra sociedad que ni siquiera pueden sostener la caña.
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