Las falacias que han esgrimido en las redes sociales los seguidores de Jimmy Morales y de Sandra Torres fueron puestas en el tapete por ambos, lo cual algo abona a favor de los partidarios de cada quien. Un refrán popular de larga data dice: «No tiene la culpa el loro, sino quien le enseña a hablar».
¡Y vaya que hay cada clase de loro en nuestro país! Desde los supuestos entendidos que tercian en ciertas columnas de opinión hasta los ramplones que no pasan de mentar la madre en las redes sociales.
¡Triste destino el que le espera a nuestro país con semejante ralea!
Entre los errores de razonamiento que hemos escuchado desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta —y que ahora fueron llevados al tablado escénico— figuran: una supuesta participación de Sandra Torres en la guerrilla, el señalamiento de la presencia de exmilitares en el partido de Morales, hablar de vieja y nueva política y los ataques contra la mujer, que solo patentizan el machismo imperante en Guatemala.
Para refutar tan solo uno de los anteriores baste recordar que el Acuerdo de Paz Firme y Duradera (sic) se suscribió el 29 de diciembre de 1996. Por lo tanto, no es válido objetar la participación de alguien en la política solo por haber tenido una militancia en el ejército insurgente o en el Ejército regular. La reflexión debería basarse en qué tipo de exguerrilleros o en qué tipo de exmilitares están participando.
Y da grima escuchar ciertas idioteces —que no por ser tales dejan de ser perversas— como comparar a grandes figuras de nuestra ascendencia patria con personajes de la política actual. Por ejemplo, la que se hizo entre Alfonso Portillo y Jacobo Árbenz Guzmán y, más reciente, la comparación entre Jimmy Morales y Juan José Arévalo. ¡Vóytelas! ¡Cuánta ignorancia de la historia latinoamericana!
En el entretanto, la Junta Monetaria opinó favorablemente en orden a la solicitud del Minfín para la emisión de bonos del tesoro por 11.06 millardos. Semejante cantidad de dinero sería destinada a financiar el presupuesto del 2016. ¡Habrase visto! Más y más deuda. El costal sin fondo del Estado continúa tragando, y nosotros los guatemaltecos, permitiendo que se endeude hasta a nuestros tataranietos.
Valdría la pena entonces que para la próxima garroteada, la que se darán Jimmy Morales y Sandra Torres, se les pregunte qué planes tienen para enfrentar la deuda interna y la externa. De momento, ni pío han dicho al respecto.
Resulta irónico. Nos endeudarán por 11.06 millares de millones, y lo defraudado al fisco entre 2012 y 2015 supera dicha cifra en 3 millardos. ¿Acaso no convendría más dar paso rápido a la recuperación de dichos dineros (y otros) aprovechando la vigencia de la Ley de Extinción de Dominio?
En mi artículo Guatemala no aprende de sus desastres, publicado en este mismo medio ocho días atrás, expresé que en nuestro país «al señor ladrón hay que decirle don». Y la razón es una: los cleptómanos que medran a la sombra del Estado nunca devuelven los dineros. Ni aunque vayan a parar a la cárcel. Pasan un rato incómodo y luego salen mondos y lirondos a disfrutar sus amargas mieles. Melaza para ellos, amargura para el pueblo.
Propongo entonces que a los candidatos que en breve seguirán garroteándose también se les pregunte: ¿estarían dispuestos a investigar la corrupción de los gobiernos sucedidos después de la firma de los acuerdos de paz? Porque de los dineros desfalcados en el Congreso (80 millones sabidos) y en el IGSS (sabe Dios cuánto) ignoramos todo, excepto que fueron producto de nuestro tributo.
Más claro no canta un gallo. Los gobiernos civiles de la posguerra, con su bandidaje, santificaron a los gobiernos militares. Y tal parece que ese tipo de argamasa (cal viva, arena sucia y aguachirle) continuará.
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