Ahora que el tema está resuelto, es conveniente retomarlo desde una perspectiva técnica para favorecer una buena comprensión por parte de los diferentes actores sociales. Abajo se presentan cinco afirmaciones para que usted las juzgue de verdaderas o falsas. ¿Qué tan bien informados estamos?
1. Los SPS fueron diseñados por los socialistas y los populistas
Falso. Durante los años 1990, el ajuste estructural y la globalización se establecieron en los países de América Latina y el Caribe (ALC) situados en la órbita de los Estados Unidos de América. Esto se basó en un paquete de diez medidas de política de ajuste neoliberal. Fue liderado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Gobierno estadounidense, entre otros.
Sabiendo que el ajuste estructural tendría un impacto fuerte en las cifras de pobreza, se pensó en reformular la protección social (que ha estado presente desde hace mucho tiempo en forma de subsidios: transporte, energía, combustibles, seguridad social —IGSS—, programas de alimentación escolar, beneficios para adultos mayores, etcétera, a efecto de contener el deterioro de la pobreza) mientras la teoría del rebalse se convertía en realidad.
De esa cuenta, se concluye que los SPS son un instrumento de política con raíces en el neoliberalismo económico y de ajuste estructural. Organismos internacionales diversos se han unido a la iniciativa, entre ellos la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y todos aquellos Gobiernos y organismos comprometidos con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), aprobados por los Gobiernos del mundo en 2015 y proyectados a 2030.
Debe resaltarse que los SPS se diseñaron como un paliativo a la pobreza con efectos limitados, y no como una política de desarrollo sostenible.
2. Los SPS fueron diseñados para favorecer el clientelismo político
Falso. Hay sólida evidencia de que los SPS han conseguido hacer flotar por encima de la línea de pobreza a millones de personas en ALC.
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Brasil es quizá el mejor ejemplo. Su SPS se basó en tres pilares: garantía de ingreso mínimo, inclusión productiva y acceso a servicios básicos. Para ello ejecutó más de 100 programas interconectados, establecidos en 15 ministerios y 20 instituciones públicas y privadas. Como resultado, más de 50 millones, la mitad de los ciudadanos brasileños pobres, salieron de esa situación en el transcurso de diez años.
Chile es otro ejemplo. La reducción de la pobreza operó desde 29.1 hasta 14.4 %. Y en cuanto a extrema pobreza el éxito fue mayor (del 12.6 al 4.5 %).
En resumen, el problema de muchos países es que la inversión ha sido insuficiente y que los gobiernos no han resistido la tentación de utilizar estos sistemas para la compra de votos a pesar de que, según está demostrado en Guatemala, ningún gobierno ha conseguido el voto popular partiendo del uso clientelar de los SPS.
Los SPS deben enfocarse en los ejes generadores de la desigualdad: ingreso, territorio, género, edad, raza y etnia.
3. Los SPS son un mecanismo que beneficia a los haraganes
Falso. Están diseñados para beneficiar a grupos vulnerables y a la población en pobreza y extrema pobreza. Lo que ha sucedido es una tergiversación del uso de las transferencias condicionadas y no condicionadas. En los países con éxito, los grupos vulnerables han sido identificados y focalizados y las intervenciones han tenido carácter de condicionales (el beneficiario hace algo a cambio de lo que recibe) y de no condicionales (las personas que cumplen con los criterios de focalización reciben transferencias en efectivo o en especie, pero siguen recibiendo ayuda solo durante un período de tiempo —dos años, por ejemplo— o mientras no muestren condiciones de mejoramiento). Estos grupos, sin embargo, deberán graduarse a programas de transferencias condicionales y, más adelante, vincularse a iniciativas productivas y sostenibles.
4. Los SPS terminan con la pobreza
(Continuará).
5. Los SPS están fundamentados en la gratuidad
(Continuará).
Los puntos pendientes se cubrirán en el próximo artículo. ¿Cuántos aciertos lleva?
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