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Breve historia de una bancada bicéfala

En el primer año del gobierno del Partido Patriota, el partido oficial jugó a lo seguro
Para este año, la distribución de las comisiones clave muestra un juego diferente, limadas las asperezas entre las dos “alas”. La Vicepresidenta asume el control de la sala de Finanzas y la de Energía y Minas, a cambio de una intervención menos directa en la bancada.
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Breve historia de una bancada bicéfala

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Unida por sus intereses comunes y separada por los divergentes, la bancada del Partido Patriota suma 55 diputados divididos en dos grupos: el ala de la vicepresidente, Roxana Baldetti, y el ala del ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi. Entre estos dos polos, sin embargo, hay matices como algunos diputados más identificados con la representación gremial del sector privado, los más veteranos en el Congreso o en el PP, o los que no tienen una identificación muy precisa.

La bancada oficial inició la actual legislatura con 63 diputados y un entramado de alianzas que le permitió la aprobación de varias leyes consideradas claves por el Ejecutivo para su administración. Desde la creación del Ministerio de Desarrollo Social, la ratificación de la Corte Penal Internacional, cambios en la política fiscal como la Ley de Actualización Tributaria, y la ratificación de siete préstamos por US$665.3 millones, durante el primer año de esta legislatura.

Hasta aquí los hechos nos presentan una primera fuerza en el Congreso, capaz de articular el apoyo necesario de otras bancadas para lograr sus objetivos, pese a la férrea oposición de Libertad Democrática Renovada (Líder). Sin embargo, al interior de la bancada las tensiones internas por los beneficios esperados comenzaron a aflorar, cristalizados en los polos que reunían esos intereses: la vicepresidente, Roxana Baldetti, y el ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi.

La disputa solapada tiene un nombre: lucha por recursos. Recursos para el ejercicio del poder, recursos para generar ingresos a todos los integrantes de la organización partidaria local, recursos para garantizar una relección.

En abril del año pasado, publicaciones de prensa consignaban la existencia de al menos cuatro corrientes en el partido oficial: sector privado, los ex eferregistas, los metropolitanos afines al ex candidato a la alcaldía de la capital, Alejandro Sinibaldi, y los diputados del listado nacional. Esta fragmentación sin embargo quedo reducida a dos polos: la vicepresidente, con incidencia en buen número de diputados distritales, incluyendo algunos ex eferregistas de peso, y el ministro de Comunicaciones, con influencia en metropolitanos y en menor medida en distritales. Los del sector privado se han acercado a una de las dos facciones o han abandonado el PP.

La imagen de la unidad

La primera muestra de la tónica que tomaría la bancada oficial la escenificó la secretaria general del partido y vicepresidente electa, Roxana Baldetti, cuando el 13 de enero de 2012 anunció que ya contaban con 110 votos para disponer de la Presidencia del Congreso. Gudy Rivera fue el designado al frente del Legislativo. La uniformidad de las corbatas y accesorios naranjas para las cámaras entre los oficialistas tenía, sin embargo, un agrio antecedente.

En noviembre de 2011, terminada la celebración del triunfo electoral, Rivera convocó a una reunión de los diputados que consideraba claves para su ejercicio al frente del Legislativo. Para algunos diputados, al entonces presidente electo, Otto Pérez Molina, esas reuniones no le olieron bien, mientras que para otros congresistas esta suspicacia vino de su compañera de fórmula. En cualquiera de los casos, tanto los diputados identificados con la vicemandataria como con el ministro Sinibaldi prefieren omitir sus nombres en sus señalamientos.

“Ella boicoteó la reunión, una cita a la que asistieron los denominados añejos, diputados como Ricardo Saravia, Oliverio García y, claro, Gudy Rivera” apunta un integrante de la bancada. La cita, llevada a cabo un día antes del convivio del partido celebrado en el hotel Vista Real, fue el primero de varios roces que pondrían en evidencia que la Vicepresidente no dejaría ir el control de la bancada.

Las manzanas de la discordia

El ejercicio del poder en el Congreso se da tanto desde la Junta Directiva, encabezada por lo regular por el partido mayoritario, como por las jefaturas de bloque y la presidencia de las más decisivas comisiones de trabajo del Legislativo. Entre las salas clave o las que cobran relevancia según la coyuntura se encuentran: Finanzas, Comunicaciones, Legislación, Gobernación, Defensa, Energía y Minas y Economía, entre otras.

En el primer año del gobierno del Partido Patriota, el partido oficial jugó a lo seguro y dejó cargos clave en los diputados de más experiencia: la jefatura de bloque a un hombre del presidente, Valentín Gramajo, y la presidencia del Congreso a uno de los fundadores del partido, Gudy Rivera.

En el equilibrio de fuerzas y cargos del Legislativo, la cuota electoral tiene mucho peso. La presidencia de Junta Directiva, tal y como lo había asegurado Otto Pérez, le correspondía a Rivera por considerarlo el principal responsable de la victoria en el distrito central, el de mayor peso en votos a nivel nacional y aliado fundador del partido. El resto de cargos de junta directiva del partido oficial se repartieron: “uno para el presi, luego la vice y otro para Alejandro –Sinibaldi–”, señalan congresistas. “Esto es diputados de distritos grandes y afines a la principales fuerzas del partido, en orden descendente Baja Verapaz, Santiago Linares; Quiché, Estuardo Galdámez; y Huehuetenango, Emilenne Mazariegos”.

En estos espacios clave también el reparto de fuerzas comenzó a marcar una tendencia que separa la línea de Baldetti de la línea de Sinibaldi. El año pasado los denominados “añejos” consiguieron Finanzas, a cargo del ex eferregista Iván Arévalo; a la vez que Gobernación, encabezada por Juan Alcázar; Defensa, con Marta Odilia Cuellar Girón, diputada reelecta; y al frente de Legislación y Puntos Constitucionales, Oliverio García Rodas. Con la excepción del diputado Alcázar, incondicional de Sinibaldi, el resto mantiene una posición más equidistante y responde más al Presidente.

Según algunos congresistas, en ese reparto le son asignados a la vicepresidente las salas legislativas de Comunicaciones, que fue encabezada por Gustavo Medrano, hijo del alcalde de Chinautla, Arnoldo Medrano, expulsado del PP el 27 de junio de este año al ser investigado por lavado de dinero. Así como la comisión de Energía y Minas, dirigida por el diputado Edgar Romeo Cristiani, en un año en que la conflictividad e intereses por las industrias extractivas irían al alza, así como la sala de Agricultura, a cargo del ex eferregista Haroldo Quej, en un año en el que los fertilizantes son un programa considerado clave por la Vicepresidente.

Mientras que para los diputados del sector privado más tradicional, pintados en esta oportunidad de naranja, Pedro Muadi, Emmanuel Seidner y Juan José Porras, quedaba la sala de Economía, que en esa oportunidad dirigió Seidner, quien después de ser relegado dentro del oficialismo desde 2013, el 13 de octubre dejó el partido para formar parte de Compromiso Renovación y Orden, (Creo). Seidner era el encargado del plan de Gobierno del PP.

Las armas gubernamentales de Baldetti y de Sinibaldi

En ese contexto, la disputa por el favor de los diputados se va perfilando como un asunto de ofrecimientos. De parte de la Vicepresidente, el abanico de ofrecimientos incluye beneficios en programas sociales y proyectos de Fonapaz, según algunos congresistas; mientras que desde el otro bando se señala que el coqueteo del ministro de Comunicaciones, Sinibaldi, se da a través de las obras de su cartera con los alcaldes, tanto oficialistas como de otras agrupaciones, y llega a los diputados.

“Decían que tenían 200 o más alcaldes de cara a la campaña”, asegura un congresista, mientras otro asegura que en el Congreso eso se reflejaba en “unos 20 diputados”.

En esta solapada disputa, Sinibaldi se veía fortalecido por el apoyo del Presidente, un apoyo reflejado en efectivo constante y sonante. El presupuesto de esta cartera aprobado para 2012 por Q4.5 millardos se incrementó a Q5.7 millardos mediante autorizaciones del Ministerio de Finanzas, según datos del Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin).

El reportaje La magia de las transferencias presupuestarias, publicado el 10 de enero de 2013; da cuenta de un importante factor a tomar en cuenta en la suma y resta de apoyos políticos: Del presupuesto asignado a inversión por Q2.5 millardos en el Ministerio de Comunicaciones el 42.78% utilizó el mecanismo de compra directa por ser menor de Q90 mil, lo que significó no sujetarse a ningún proceso de licitación; y el restante 56.02% siguieron la ruta de ser adquiridos “por excepción y otros procedimientos” una posibilidad que permite la Ley de Contrataciones, al provenir los recursos de préstamos, donaciones o ser ejecutados por fideicomisos.

Del otro lado de la cancha, el presupuesto 2012 incluyó recursos por Q1 mil 42 millones 935 mil 579, según reportes de Sicoin. Cuenta a la que hay añadir el presupuesto de Fonapaz del año pasado, el cual sumaba Q669 millones, recursos que en opinión de una diputada oficialista: “son territorio de la vice”.

Para el diputado Gustavo Echeverría, de Zacapa y cercano a Baldetti, los señalamientos del uso político de Fonapaz obvian que la decisión de cerrar el fideicomiso fue del Ejecutivo, tras un análisis que llevo 10 meses aproximadamente. “Fueron 10 meses de gobierno contra 48 meses que pudo estar utilizando el programa, pudo esperarse hasta el final y cerrarlo, los señalamientos por corrupción pudo haberlos ignorado y sin embargo no lo hizo, creo que es un paso importante que dio el Ejecutivo”.

 

Reacomodo de fuerzas en el 2013

La relación del PP con sus diputados cercanos al sector privado ha cambiado. Si empezó acercándose con la elección como presidente legislativo de Pedro Muadi, exdirector de la Cámara de Industria, siguió con la entrega a Juan José Porras de la importante comisión de Legislación –presidida durante varios años por el constituyente Oliverio García y donde se discutía la Ley de Desarrollo Rural–, tuvo también el ostracismo y la salida de Emmanuel Seidner, encargado del plan de gobierno del PP, quien se sumó a las filas de Creo, el partido empresarial de la actualidad en el que se agruparon varios funcionarios jóvenes durante el gobierno de Óscar Berger (2004–2007).

La entrega de puestos de poder al sector privado más tradicional, con la presidencia del Congreso y la sala de Legislación por ejemplo, sirve como contrapunto a las disputas de las dos cabezas externas al Congreso: Baldetti y Sinibaldi.

Para este año, la distribución de las comisiones clave muestra un juego diferente, limadas las asperezas entre las dos “alas”. La Vicepresidenta asume el control de la sala de Finanzas y la de Energía y Minas, a cambio de una intervención menos directa en la bancada. En ambos casos, estas salas son presididas por diputados distritales en su primera legislatura, sector sobre el que Baldetti tiene mayor incidencia. Se trata de Gustavo Echeverría, de Zacapa, y Boris España, de Chiquimula, respectivamente. Este grupo de diputados es articulado por uno de los subjefes de bancada, Aleksander Castillo.

“En este juego todos ocupan un lugar, la otra banda la tiene Sipi –sobrenombre con el que aluden al ministro Sinibaldi–”, señala un diputado oficialista. Esta banda del equipo incluiría al presidente de la comisión de Comunicaciones, Luis Contreras; el subjefe de bancada, Luis José Fernández Chenal, así como el diputado Juan Alcázar, integrante y contrapeso en comisiones clave como Comunicaciones, Gobernación y Finanzas.

El juego de las gobernaciones y las obras

El diputado Echeverría, más cercano a Baldetti, recuerda que en el tablero de ajedrez político los alfiles –diputados con más peso– no están en las comisiones legislativas, sino también por la gestión de obras para sus departamentos y la coordinación política partidaria en cada distrito. Por las mismas tensiones que esta situación provocó el año pasado, ahora celebran reuniones quincenales en donde los congresistas exponen sus quejas al Presidente en presencia de los ministros, para hacer valer su peso político.

“Hace falta un reconocimiento a la labor de los diputados, no solamente es legislativa sino eminentemente política, de gestión, intermediación y fiscalización que se requiere en nuestros departamentos, obviamente somos los mediadores entre los departamentos y el poder central aquí a través de los ministerios”, asegura el congresista de Zacapa, quien no olvida recordar el peso electoral de los diputados.

En los primeros meses del nuevo gobierno, la designación de cargos como los 22 gobernadores departamentales comenzó a marcar la relación de la Casa Presidencial con su bancada. Como es recurrente, ex candidatos a diputaciones y a alcaldías por parte del partido oficial se postulaban para ocupar estos cargos.

El actual jefe de bloque, Arístides Crespo, asegura que el 90 por ciento de los gobernadores fueron designados con el consentimiento de sus diputados distritales, aunque posteriormente algunos se volvieron rivales políticos por ese mismo distrito.

“Nosotros los propusimos. (Esto) significa que si después entramos en desavenencias, los responsables somos nosotros”, asegura Crespo, quien además matiza que esta situación se da sobre todo en los departamentos con más diputados: “San Marcos, Huehuetenango, Alta Verapaz. En la mayoría de departamentos, el Presidente respetó la decisión del diputado, (y) para decirlo coloquialmente, que después el gobernador se dé la vuelta, ésa es otra historia”.

El gobernador, quien además preside del Consejo Departamental de Desarrollo (Codedes) de cada departamento, es una figura clave para la asignación de recursos en proyectos de obra gris. Los Codedes tuvieron una asignación de Q2 mil 194 millones en el año 2012 y este año de Q 1 mil 881 millones.

Al igual que en otras oportunidades, la distribución de los grandes negocios del Estado generaría tensión entre los legisladores, que traducen el trabajo de “intermediación” en una herramienta clientelar y de corrupción.

“Las grandes disputas fueron por obras. La señora (Baldetti), con la bendición del Presidente (Pérez Molina) se reservó el favorecer a algunos diputados distritales por encima de los secretarios departamentales, que también son diputados y que hicieron méritos en la campaña. Lo menos que hicimos fue mentarnos la madre, eso no le agrado a muchos”, asegura un diputado que participó en esas primeras disputas.

Los méritos de campaña, comprendidos como un cheque en blanco por los fundadores o primeros correligionarios, no fueron “respetados” por la Casa Presidencial, se quejan diputados. Otros matizan y señalan el peso de la Vicepresidente para inclinar la balanza en favor de algunos favoritos.

Para el diputado Crespo, el diputado guatemalteco promedio se convierte “en un tramitador con el Ejecutivo”, por los recursos del Ejecutivo, en un canal entre con los operadores políticos y sus representados. Un ejemplo de estas pugnas por recursos entre diputados y gobernadores, incluso entre congresistas afines a la vicemandataria, es el de Echeverría con la gobernadora de su departamento, Zacapa, Carolina Orellana, cuya destitución pidió al Ejecutivo, sin que todavía se haya concretado.

El jefe de bloque del PP lo tiene claro, al final todas son disputas por recursos.

Expectativas y promesas

Antes de finalizar el año, el PP espera la pérdida de entre 4 y 5 diputados, al igual que a finales del 2012. Los primeros de éstos en irse fueron Luis Adolfo Balcarcel, del distrito de Guatemala, el cual pasó a Lider el pasado 7 de octubre, y Emmanuel Seidner, a Creo el 13 de octubre.

Crespo minimiza estas pérdidas y no descarta continuar al frente del bloque legislativo hasta el próximo proceso electoral, algo que asegura dependerá de los resultados que pueda obtener para el oficialismo. Su primera gran prueba fue el buscar los consensos para la aprobación de Q3 mil 500 millones en bonos para el pago de deuda flotante del Ministerio de Comunicaciones y préstamos por US$437.2 millones, que se saldó con un retiro de la propuesta debido a la fuerte oposición de otros bloques, de sectores y de la opinión pública.

La aprobación de la Ley de Transparencia de urgencia nacional, la aprobación en segunda lectura de la Ley Electoral a la espera de la opinión de la Corte de Constitucionalidad y las reformas a la Ley de Aduanas de las últimas dos semanas, dan cuenta de que se podrían aprobar los préstamos. Con lo cual la continuidad de Crespo podría estar asegurada.

Como candidatos a la presidencia del Legislativo para el próximo año el partido oficial no descarta ni a su actual presidente –aunque Muadi dijo que no competirá–, ni el regreso de Gudy Rivera. Las negociaciones involucran a todos los bloques y siguen en marcha.

Al cierre del segundo año de gobierno, las expectativas de varios diputados oficialistas no están colmadas, algunos señalan que ejercer la función de “intermediación”, tiene una competencia no menos voraz en la Casa Presidencial; otros señalan las tentaciones de otros partidos que agitan como una carnada las primeras casillas en algunos distritos para buscar la reelección.

“Somos conscientes de que muchos partidos les dan hasta finales de este año para decidirse, por lo que podría haber algunas pérdidas; pero es muy temprano para dejar el partido oficial, el otro año buscaremos de nuevo los bonos de Comunicaciones”, señala confiado un diputado distrital. “Alejandro (Sinibaldi) no dejará el CIV hasta conseguirlos, sólo le pedimos que aguanten, les conviene a todos”.

Para 2014, ante lo superficial de las voluntades de algunos diputados oficialistas, el PP se prepara en sus dos alas. En el sector pro Sinibaldi para una nueva apuesta electoral, complicada por sufrir el desgaste del gobierno, pero a la espera de retomar los bonos para Comunicaciones por Q3 mil 500 millones como un salvavidas. Mientras que entre el área pro Baldetti se espera mantener los réditos de los programas sociales y recursos de Codedes.

Mientras que el jefe de bloque, Crespo, señala que sigue en discusión el presupuesto 2014 “y pueden ubicarse obras para los departamentos de todo el país. No hay que apresurarse a tomar una decisión como han hecho algunos colegas al abandonar el Partido. Lo que le he dicho a algunos diputados (es que) si andamos regular en el partido de gobierno, imagínense en otro partido que no tenga ningún beneficio de llevar a sus pueblos”.

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