Los que no pueden trabajar en grupo

Investigación y textos: Javier Tobar
Edición: Francisco Rodríguez y Enrique Naveda
Diseño web: Dénnys Mejía
Desarrollo: Erick Alvarado
Ilustraciones: Suandi Estrada y Dénnys Mejía
24 de marzo de 2021

Están en el mismo salón y usan el mismo uniforme, pero desde el primer día supieron que no pueden trabajar en grupo.

Traicionar o morir en la UNE

Las elecciones generales de 2019 dejaron tristeza y alegría en la UNE. Tristeza para Sandra Torres que, a pesar de llegar a la segunda vuelta contra Alejandro Giammattei, fracasó en su tercer intento para ser presidenta. Alegría para los diputados, que consiguieron 52 de los 160 escaños en el Congreso. Con esos resultados agridulces, la UNE estaba destinada a convertirse en la primera fuerza política de oposición. Pero las cosas cambiaron de rumbo el primer día de la novena legislatura.

El 14 de enero de 2020, cinco diputados de la UNE le dieron votos decisivos al oficialista Allan Rodríguez para convertirse en el presidente del Congreso y conformar una junta directiva a su medida. Eso significó darle la espalda a su compañero Orlando Blanco, a quien apenas un día antes le daban palmadas en la espalda y le aseguraban apoyo incondicional a su candidatura como presidente y líder de la oposición.

«¡Cinco de la UNE se vendieron! ¡Cinco ingratos vendidos! ¡No saben lo que duele la traición!» clamó el veterano diputado Mario Taracena, miembro del grupo conocido como el «tuc-tuc» dentro de la UNE.

La bancada quedó partida. A lo largo del 2020, esa fragmentación fue cada vez más notoria. El 21 de octubre de 2020, Allan Rodríguez se aseguró la presidencia del Congreso para 2021 con el apoyo decisivo de diputados de la UNE. Para entonces ya no eran 5 votos, sino 30. ¿Qué provocó ese quiebre?

El «tuc-tuc» es un grupo de la UNE liderado por los diputados Orlando Blanco y Carlos Barreda, seguidos por Jairo Flores, Oscar Argueta, Mario Taracena y Karina Paz. En el Congreso les llaman así porque es un grupo pequeño que toma decisiones importantes y, en tono de broma, les dicen que en un solo tuc-tuc cabrían todos juntos. Ese grupo ha sostenido un pulso por el poder con Sandra Torres.

El trofeo en disputa es la UNE, que además de 52 diputados en el Congreso es la organización partidaria más grande de Guatemala. Tiene más de 100,000 afiliados, organización en los 23 distritos electorales del país y en casi 300 de los 340 municipios.

Los diputados del tuc-tuc acusan a Sandra Torres de traición. La señalan de usar a los diputados Estuardo Vargas y Carlos López, coordinados por el empresario Gustavo Alejos, para influir en las decisiones importantes del Congreso, como la elección de la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones. Sandra Torres acusa a Blanco, Barreda y compañía de traicionarla para quedarse con su partido, aprovechando su debilidad. Ella enfrenta los cargos de asociación ilícita y financiamiento electoral ilícito, en el marco de una investigación de la CICIG y Feci sobre las finanzas de la UNE en 2015, cuando perdió frente a Jimmy Morales.

Eso explicaría por qué una parte de la UNE, la que encabezan Blanco y Barreda, apoya casi todas las mociones presentadas en el pleno para agilizar o priorizar la elección de magistrados de Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones. Y, por otro lado, el grupo que responde a Sandra Torres se opone sistemáticamente a elegir a magistrados de las altas cortes.

Carlos Barreda argumenta que uno de los puntos de coincidencia entre las dos facciones de la UNE es el apoyo a las declaraciones de estado de calamidad y a los programas de asistencia para las víctimas del COVID19. «Si parecía que no había puntos de encuentro entre el oficialismo y la oposición, la pandemia y los desastres naturales nos obligaron a buscar acuerdos. Por eso votamos a favor de la creación de los programas de asistencia, pero nosotros exigimos enmiendas para poder fiscalizar el gasto». Estos fueron los decretos que avalaron:

Decreto 12-2020

2,250 millones de quetzales para agricultura familiar, fondo para las mipymes, protección de capitales en el CHN, programa del adulto mayor, remozamiento de hospitales y dotación de alimentos.

Decreto 13-2020

11,000 millones de quetzales para el bono familia, el fondo de protección del empleo, fondo de crédito al capital de trabajo y subsidio a la energía eléctrica.

Decreto 20-2020

1,360 millones de quetzales para inversión en infraestructura de salud pública, adquisición de equipo para atender el COVID19, proyectos para reactivación económica y subsidios a la salud pública.

Además, la UNE impulsó una ley para prohibir la suspensión de los servicios básicos, como agua, energía, teléfono e internet a los prestadores de esos servicios, como una medida de alivio para las familias afectadas por la pandemia.

Esa ley se aprobó a causa de la presión ciudadana, dice el diputado Duay Martínez, de la bancada Vamos, y presidente de la Comisión de Finanzas. El congresista dice que la iniciativa era inviable, pues la falta de cobros podría provocar despidos en las empresas de servicios, pero varios congresistas recibieron amenazas en sus distritos si no votaban a favor de la ley, pues parecerían «enemigos del pueblo».

Giammattei vetó la ley, pero al final el Congreso rechazó el veto y entró en vigor. Carlos Barreda dice que, más allá de los conflictos dentro de los partidos y entre los partidos, la traición imperdonable es hacia las necesidades de la población.

Creo, ni oficialismo ni oposición

Compromiso, Renovación y Orden (Creo) no se define como oposición ni como oficialismo. Rodolfo Neutze, el jefe de la bancada, explica:

—No es como estemos ni con el uno o el otro (bando).

—Y entonces, ¿qué son?

—Proposición.

La bancada Creo tiene seis diputados y al frente está Neutze, un empresario y exconcejal capitalino miembro de una familia de la élite guatemalteca. Le sigue Óscar Chinchilla, subjefe, diputado desde el 2012 y presidente del Congreso en 2017.

Al principio de la legislatura, el 14 de enero de 2020, el bloque Creo se apartó del oficialismo y apostó por apoyar la propuesta de la UNE para integrar la Junta Directiva y gobernar el Congreso como oposición. A cambio, Chinchilla obtendría la segunda vicepresidencia. El plan fracasó.

Desde entonces, la bancada dio un giro a favor de la alianza oficialista encabezada por Vamos, excepto Rodolfo Neutze y Adela de Torrebiarte (fallecida en diciembre de 2020), quienes tuvieron una postura distinta.

Eso quedó claro el 21 de octubre. Oscar Chinchilla, Luis Alberto Contreras Colindres, Cristian Álvarez y Hugo Rodríguez favorecieron la reelección de Allan Rodríguez, de Vamos, como presidente del Congreso para el 2021. Rodolfo Neutze y Adela Camacho de Torrebiarte tenían una licencia para ausentarse ese día y no votaron.

Los diputados de Creo ni siquiera ganaron un puesto en la Junta Directiva a cambio de su voto para el oficialismo, pero sí fueron blanco de críticas.

Rodolfo Neutze explica que los diputados de su bancada tienen libertad al momento de votar y cada uno es responsable de sus decisiones. Él dice que, en ocasiones, le gustaría tener la posibilidad de no votar ni a favor ni en contra, sino solamente abstenerse. Esa no es una opción en el Congreso de Guatemala.

El jefe de Creo se niega a confirmar que la bancada está dividida y que entre sus diputados hay intereses opuestos, pero eso es lo que evidencian las votaciones.

Rodolfo Neutze insiste en la instancia de jefes de bloque que el Congreso debe elegir a los magistrados de Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones, y apoya todas las iniciativas que van en ese sentido. No todos los diputados de Creo piensan lo mismo.

El caso más claro es del diputado Luis Alberto Contreras Colindres, que se ha opuesto a todos los intentos para agilizar la elección de cortes. Incluso votó en contra de una propuesta de Rodolfo Neutze, el jefe de su bancada, cuando quería que se estableciera una sesión semanal en el Congreso solo para elegir cortes.

El jefe de Creo dice que la elección de magistrados es importante para el país, aunque las comisiones de postulación no hayan hecho un buen trabajo de preselección de candidatos. La Corte de Constitucionalidad y el Ministerio Público complicaron más el proceso. Además, dice que insistirá en esa elección, aunque haya oposición, incluso, dentro de su propia bancada.

Bienestar Nacional (Bien)
(8 diputados)

En las elecciones de 2019, en Bienestar Nacional (Bien) confluyeron dos líderes parecidos en cuanto a influencia y distintos en cuanto a exposición. Por un lado, Fidel Reyes Lee, el discreto rector de la Universidad Rural. Y por otro lado, Alfonso Portillo, expresidente de Guatemala por el Frente Republicano Guatemalteco. Eso provocó que el partido consiguiera sus mejores resultados electorales en 18 años de existencia.

Con 8 diputados, se convirtió en la octava fuerza en el Congreso. Esa fuerza se fracturó el primer día de la legislatura. El grupo que responde a Reyes Lee se unió a la alianza oficialista de Allan Rodríguez. Mientras tanto, el grupo de Portillo se confirmó como oposición.

La división quedó acentuada con el paso de los meses. La diputada Evelyn Morataya, ex primera dama, fue electa como jefa del bloque con cuatro votos. Pero Reyes Lee ocupó ese lugar y Allan Rodríguez lo reconoció como tal.

«Este conflicto demostró que Reyes Lee no fue electo ni democráticamente ni legalmente como un jefe de bloque, pero gracias al apoyo del oficialismo se saltó a la democracia y la legalidad», reclamó Morataya.

Reyes Lee dijo que su reconocimiento como líder del grupo se debe a que él está afiliado a Bien, Morataya no. Sobre su amistad con el presidente Allan Rodríguez y el préstamo que le hizo de un helicóptero de la Universidad Rural, prefiere no hacer comentarios.

El poder y la influencia que representa estar cerca de la alianza oficialista hizo que Reyes Lee consiguiera más apoyo dentro de su bancada. Evelyn Morataya solo cuenta con el apoyo de la congresista Andrea Villagrán.

«Solo hay que ver las votaciones para entender quién es quién en esta bancada. La diputada Morataya y yo votamos en contra de la aprobación de un presupuesto que priorizaba la alimentación de los diputados y dejaba de lado temas importantes, como la desnutrición infantil o la vacunación contra el COVID19», explicó Villagrán.

Las dos diputadas de Bien también han sido insistentes en la elección de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Apelaciones.

Villagrán dice que la Corte de Constitucionalidad es clara con que los diputados deben elegir a los magistrados más idóneos para el sistema de justicia: «Evidentemente, el oficialismo no quiere magistrados honrados e idóneos en el Organismo Judicial».

En contraste, Reyes Lee y sus seguidores oficialistas retrasan esa elección hasta abril 2021, cuando llegue una nueva Corte de Constitucionalidad.

Victoria, la derecha en conflicto con el oficialismo
(2 diputados - 2 independientes)

La bancada Victoria se dividió el primer día de la legislatura. Por un lado, los hermanos Juan Carlos Rivera Estevez y Manuel de Jesús Rivera Estevez apoyaron, sin éxito, la candidatura de Orlando Blanco, de la UNE, para la presidencia del Congreso. Mientras tanto los diputados por Alta Verapaz, Héctor Manuel Choc Caal y Julia Izabel Anshelm-Moller, apoyaron a Allan Rodríguez, de Vamos.

En la campaña electoral de 2019, el partido se presentó como un opositor al matrimonio entre personas del mismo sexo, y a favor de la pena de muerte. Y al mismo tiempo, el candidato presidencial, Amílcar Rivera, planteaba pedir la extensión de la CICIG. Eso último generó divisiones desde el primer día de la legislatura.

Después de las elecciones ese conflicto se trasladó a la bancada. La Ley para aumentar los controles y regulaciones sobre las ONG no dejó dudas sobre la fractura en la bancada. Los Rivera estaban en contra y el resto, a favor.

Los dos diputados de Alta Verapaz se retiraron de Victoria oficialmente a mediados de junio de 2020 y se declararon independientes. La ley establece castigos para quienes abandonan un partido: no pueden ocupar puestos directivos, tampoco presidir comisiones ni citar a funcionarios para cuestionarlos.

En la aprobación del presupuesto del Congreso y del Estado para el 2021, los dos independientes seguían apoyando a la alianza oficialista. Mientras, los dos congresistas de Victoria mantenían su oposición.

Las protestas ciudadanas obligaron al oficialismo a dar marcha atrás con el presupuesto. Y eso generó nuevas divisiones. Los diputados independientes que apoyaron el oficialismo votaron a favor de un procedimiento para que el Congreso revirtiera la aprobación del presupuesto 2021 y la dejara sin efecto.

En cambio, los dos de Victoria se oponían a ese procedimiento. Como la mayoría de bancadas que votan en contra, esperaban que el presidente Alejandro Giammattei vetara la ley del presupuesto aprobada por sus diputados.

Los dos diputados de Victoria, autoidentificados como conservadores de derecha, están a favor de que el Congreso elija a las cortes de justicia descartando a los magistrados sin idoneidad, como lo sentenció la Corte de Constitucionalidad.

Por otra parte, los dos independientes, alineados al oficialismo, votaron en contra de los esfuerzos para elegir cortes antes de abril de 2021, cuando cambie la CC y también las reglas para la elección de magistrados.

Partido de Avanzada Nacional (PAN), una bancada de dos
(2 diputados)

En el grupo PAN confluyen uno de los mejores estrategas de la alianza oficialista y uno de los opositores menos conocidos. Manuel Conde Orellana, un político con amplia trayectoria, se convirtió en uno de los mayores aliados de Allan Rodríguez -nuevo en el Congreso- e incluso, en un consejero.

Con una estricta disciplina, Conde Orellana votó a favor de todas las iniciativas presentadas por el oficialismo de Allan Rodríguez. Desde la ley de ONG hasta los préstamos que necesitaba el Gobierno.

Al ser cuestionado por su apoyo al oficialismo, Conde Orellana dijo que no daría explicaciones sobre sus votaciones y se negó a conceder una entrevista.

En cambio, Eduardo Zachrisson Castillo, el otro diputado, del PAN, sí habló: lo que divide al PAN, es esencialmente su visión sobre la justicia.

«La población está pidiendo que elijamos a las cortes de justicia porque ya no son aceptables la corrupción o la impunidad. Yo por eso voto haciendo lo que considero correcto, es decir, para evitar que los corruptos tengan más poder».

En varias votaciones decisivas, el diputado Zachrisson estuvo ausente o con licencia para ausentarse del pleno. El COVID19 le preocupa, dice.

El pequeño club
Son pocos y han tenido peleas entre ellos, pero usualmente caminan en la misma dirección

Winaq, división afuera y adentro
(4 diputados)

Los diputados del Movimiento Winaq llegaron al Congreso con una agenda definida y una postura política de oposición al gobierno, dice Sonia Gutiérrez Raguay, la jefa de la bancada. Por eso, desde el primer día, el 14 de enero, explicaron que su trabajo se enfocaría en la lucha contra la corrupción, la defensa de los derechos humanos y la recuperación de las instituciones públicas. Y también, desde ese día, se sumaron a los esfuerzos para hacer un contrapeso a Vamos y su alianza oficialista:

«Varias bancadas nos unimos porque decidimos apoyar el esfuerzo liderado entonces por la UNE para integrar la Junta Directiva; por supuesto que tenemos diferencias entre las bancadas y dentro de las mismas, pero entonces teníamos que agruparnos por la agenda que llevamos en común», señala la congresista.

Ese día, Winaq, junto a las bancadas de oposición, fracasó en su intento por controlar el Congreso. Y ese solo sería el comienzo de un año complicado para el grupo de izquierda, que por primera vez consiguió cuatro escaños.

Otro tropiezo para Winaq es el atraso en la elección de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Apelaciones, un tema prioritario en la lucha contra la corrupción. Sonia Gutiérrez, junto a diputados de Semilla, UNE, Creo y URNG han presentado 17 mociones para que se priorice la elección, pero todas las iniciativas han sido bloqueadas por la alianza oficialista.

«Creemos que hay que elegir magistrados y hay que hacerlo bien. Entendemos que la Corte de Constitucionalidad atrasó el proceso y con justa razón. No era posible elegir a magistrados que se habían reunido con un empresario que está hundido en la corrupción. Y ahora que ya podemos elegir», el oficialismo nos bloquea.

La agenda de Winaq difícilmente avanza en el pleno del Congreso y dentro de la bancada las cosas tampoco marchan bien. Sonia Gutiérrez y el diputado Aldo Dávila tuvieron una serie de enfrentamientos verbales a lo largo del año, que escalaron hasta una ruptura sin retorno.

Sonia Gutiérrez dice que Aldo Dávila no respetaba los consensos y decisiones del grupo político. Y como ejemplo cita su decisión de convocar, en 2020, a una reunión al entonces jefe del Centro de Gobierno, Miguel Martínez, o solicitar la interpelación al ministro de Desarrollo, Raúl Romero. Por eso, en octubre la diputada decidió notificar a la Junta Directiva del Congreso que Aldo Dávila ya no forma parte de su bancada. En respuesta, Aldo Dávila dijo que no renunciará a la bancada y tampoco puede ser obligado a enfrentar a un tribunal de honor de Winaq porque no está afiliado al partido. «Seguiré formando parte de la bancada y trabajando intensamente en mis planes de fiscalización, aunque eso incomode al partido», dijo.

Además, en octubre de 2020, el excandidato presidencial de Winaq, Manuel Villacorta hizo un tuit que recomendaba a la oposición agruparse en un bloque liderado por el diputado Samuel Pérez Álvarez, de Semilla. No tomó en cuenta y ni siquiera mencionó a Sonia Gutiérrez.

La congresista dice que las mujeres, y sobre todo las mujeres indígenas, se enfrentan a un ambiente machista y racista en la política. Y cree que ese es uno de los obstáculos más difíciles de superar en el Congreso. «Se piensa que las mujeres indígenas no tenemos la capacidad para liderar, y que los espacios se los tenemos que ceder a los hombres blancos y capitalinos. Y se equivocan», apunta.

La oposición histórica de URNG
(3 diputados)

Una de las bancadas con más trayectoria en la oposición, y a la vez, una de las más pequeñas, es la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Con tres diputados, URNG es parte del bloque de oposición en el Congreso que intenta hacer frente al oficialismo. El 14 de enero de 2020 votaron a favor de Orlando Blanco, de la UNE, para la presidencia del Congreso.

Desde entonces, los diputados de URNG han reafirmado su papel como oposición acercándose a Winaq, Semilla y MLP.

El diputado Walter Félix dijo que uno de los principales objetivos en su bancada es denunciar y oponerse a medidas antidemocráticas, como la declaración de estados de sitio que limitan los derechos ciudadanos.

«Nos hemos opuesto a esas medidas que no resuelven los problemas de la población y, al contrario, implican más presión comunitaria».

Una de las principales causas de la URNG es la elección de cortes. Los tres diputados, coordinados con sus aliados, presentaron varias mociones para elegir magistrados de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Apelaciones en 2020.

Aunque ninguna de esas mociones resultó efectiva, Felix dice que cada esfuerzo que hicieron fue útil para denunciar a quienes procuran impunidad.

«Aunque somos minoría, si le dejamos bien claro a la población que el oficialismo está del lado de la corrupción y de la impunidad. Y eso lo tienen que tomar en cuenta en cada votación».

MLP, una oposición en solitario
(1 diputada)

El activismo empujó a Vicenta Jerónimo a participar en la política y, con 121,743 votos en la elección de diputados por lista nacional, terminó en el Congreso como la única diputada del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP).

Vicenta Jerónimo, una mujer mam y activista del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), representa solo un voto entre 160 del Congreso, pero dice que consulta con las bases de su partido sobre todas las decisiones importantes que toma y por eso su «voz representa a los pueblos».

La diputada del MLP es crítica con el resto de diputados y partidos políticos, a quienes llama «politiqueros», y por eso permanece aislada del ecosistema de alianzas y disputas políticas dentro del Congreso. Esos líos no son para ella. Por eso, en el primer día de la legislatura, la congresista no votó por el oficialismo ni por la oposición. Simplemente se opuso a las planillas de Vamos y de la UNE.

La congresista dice que su agenda tiene como prioridad a las personas y sobre todo a los grupos más excluidos: los pueblos mayas, las mujeres, la niñez.

Vicenta Jerónimo cree que el oficialismo no responde a las necesidades de la población y uno de los ejemplos más claros, a su criterio, es «el intento de resolver conflictos a través de los estados de sitio».

Entre mayo y junio, Giammatei declaró estado de sitio en Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán (también se había incluido a Santa Lucía Utatlán por error), municipios de Sololá, debido a un violento conflicto entre dos poblados por el control de tierras. Vicenta Jerónimo encabezó las voces de rechazo a esta disposición, que restringía las garantías constitucionales.

«No tiene sentido que el oficialismo se oponga a la elección de las cortes, que se necesita para que haya justicia, y al mismo tiempo quiera resolver los conflictos de tierra usando estados de sitio'», reclamó.

A pesar de que responde al MLP y se mantiene al margen de la dinámica partidaria, Vicenta Jerónimo es cercana a Sonia Gutiérrez, de Winaq, se sientan una al lado de la otra en la instancia de jefes de bloque, y votan de forma muy parecida.

La diputada del MLP apoya la elección de cortes, los estados de calamidad (para atender la pandemia del COVID19 y los desastres naturales); en el caso de los préstamos, estuvo ausente en todas las sesiones y por eso no votó ni a favor ni en contra.

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