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Yuri Melini, el ambientalista preocupado

"El Presidente (Pérez Molina) citó tres veces el tema ambiental en su discurso de toma de posesión, y eso dice mucho, porque el discurso es una fuente de política pública y establece principios".
"La agroindustria del azúcar se jacta que genera 60 mil empleos, el cuarto exportador mas grande del mundo. Sí, pero ellos no están pagando servicios ambientales en las cuencas del Pacífico, utilizan el agua gratis, el Estado les esta subvencionando su producción".
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Yuri Melini, el ambientalista preocupado

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El activista ambiental Yuri Melini, director del Centro de acción legal, ambiental y social (Calas), está preocupado. Por lo que se hizo, o se dejó de hacer, durante la pasada administración –en la que el expresidente Colom llegó a llamarlo “ecohistérico”–, por los nuevos nombramientos al frente del Ministerio de Energía y del Ministerio de Ambiente, por el acuerdo de regalías voluntarias y por los sectores de la sociedad altamente vulnerables al cambio climático.

El exministro Ferraté se refirió a los ambientalistas de la discordia, con los que no quiso trabajar, y que pusieron tropiezos a su gestión. Lo mencionó a usted y sus demandas.

Yo diría que el doctor (Ferraté) no es objetivo, no es honesto. En oposición a lo que él opina, considero que no tenía la capacidad y el liderazgo, pero, sobre todo, no tenía el apoyo político del presidente que lo designó. El expresidente Colom utilizó al doctor Ferraté al poner a un ministro de súper peso, pero que se llenó de gente perversa que corrompió el ministerio. Dice poner tropiezos a exigir transparencia, integridad, cumplimiento de la ley, honestidad y eficiencia. No sé qué es lo que él esperaba, ¿que le aplaudiéramos por cada mala decisión que tomaba? Pues no.

El exministro habló de los logros de su gestión, de una restructuración dentro del ministerio, de cambios.

Yo no los percibo. Este Ministerio sigue siendo, ahora incluso con la señora Sobenes (Roxana, ministra de Ambiente con el gobierno de Otto Pérez Molina), la misma débil estructura establecida cuando el presidente (Alfonso) Portillo fundó el Ministerio en 2001.

¿Sobenes recibe un Ministerio exactamente igual?

Igual, no ha mejorado sustantivamente. Es una estructura ineficiente, complicada, todavía están perdidos. ¿Cómo podemos compararlo con el trabajo del MAGA (Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación) que tiene 100 años de haber sido creado o el Ministerio de Energía y Minas, que tiene 40 años? Ese liderazgo no se puede quitar a los otros, se los tiene que compartir. Una institucionalidad como esas no la tiene el Ministerio de Ambiente y sus ministros no han hecho nada, porque hasta ahora no tienen claro cuál es el ámbito de su competencia.

¿Es una responsabilidad de los ministros o un problema de la constitución del Ministerio?

No, porque la ley es muy clara, le deja atribuciones muy amplias, es un órgano rector de la política sectorial. Tiene que hacer coordinaciones. El tema ambiental está en 58 entidades del Organismo Ejecutivo.

¿Eso no complica más?

Tiene que ser una estructura muy pequeña, con reglas y políticas muy claras, tiene que ser la conciencia que esté detrás de los otros. Debe estar desconcentrado a través de unidades ambientales presentes en los demás ministerios, ejerciendo rectoría, liderazgos, facilitando procesos y exigiendo el cumplimiento de la ley ambiental.

Entonces, ¿ha habido un problema de liderazgo?

Sí, y con la señora Sobenes va a ser peor que con Ferraté.

¿Por qué será peor la nueva ministra?

Porque tiene menos capacidad y porque tiene más cooptación política, está mucho más limitada. El doctor Ferraté hizo un planteamiento dentro del Plan Nacional de la Esperanza que se llamaba el Plan de Mejoramiento Socioambiental de Guatemala, pero no tuvo la capacidad para venderlo al gabinete, al gabinete no le interesaba el tema, y se fue a encontrar con el presidente enemigo número uno del ambiente en la historia de los siete gobiernos democráticos de este país.

¿Tanto así como “el presidente enemigo número uno del ambiente?

Sí, mucho más nefasto que (Óscar) Berger. Pensé que con Berger había visto lo peor, pero con Álvaro Colom… le citaré tres temas, para que vea la magnitud de las decisiones políticas por intereses espurios:  Tomza, Perenco y la Franja Transversal del Norte, sólo para citar tres.

En el caso de Perenco, sí hubo votos adversos.

¿Pero de que sirvió eso? ¿No hubiera sido más contundente que el ministro hubiera renunciado? Como lo hizo Claudia Santizo, la secretaria Ejecutiva del Conap, y presentó un recurso contra el acuerdo gubernativo que el Presidente había emitido. ¿No es esa una posición más digna, honesta y congruente con los ideales? Fueron los votos de Ferraté, de (Carlos) Menocal (exministro de Gobernación) y de (Jerónimo) Lancerio (exministro de Cultura y Deportes), pero de todas formas el Presidente lo publicó y legalizaron una ilegalidad. Ferraté no tenía nada que perder, hubiera tenido un gran reconocimiento público.

¿No interesaba el tema al gabinete o hubo presiones que hicieron que nos les interese?

Yo creo que no les interesa. Como va a pasar en este gobierno con personas de mentalidad liberal, donde la carga ideológica es generar riqueza y generar negocios. Cuando uno ve, eran más sensibles personas como Fuentes Knight, Ana de Molina, el mismo Ferraté, que se podía leer en su trayectoria de vida más congruencia, con pensamiento humanista, o socialdemócrata, pero estaba Carlos Meany (exministro de Energía y Minas), que financió la campaña, un empresario muy exitoso, un ministro muy ejecutivo, pero tenía claro que llegaba al ministerio a hacer negocios.

Por supuesto eso no deja huellas, es incomprobable, pero se perciben negocios poco transparentes. Y llegó hasta la Corte de Constitucionalidad, el primer amparo que planteé obtuvo una resolución de tres contra dos. Los votos de los magistrados Aguirre y Pérez Guerra, contra los otros tres a favor del Pesidente. Los razonamientos demostraban que estábamos en lo correcto y que el Presidente no lo podía hacer. Volvemos a los liderazgos y al refrán popular “poderoso caballero don dinero”, quienes financian a los políticos compran el mantenimiento de rentas, privilegios, del orden establecido, de un estatus en el que no cambiara la situación.

Los pesos de los intereses son muy fuertes. Y no se trata de que el tema ambiental obstaculice el desarrollo. Si se viera con dos dedos de frente, vería la oportunidad que significa el negocio para cientos de cosas. El ambiente es un negocio. Calidad de vida, desarrollo sostenible, bienestar de la población.

Pero, aparentemente el negocio es más grande en otros rubros, o más rápido.

Es más rápido, más fácil, no requiere normas de procedimiento, no es ético… la agroindustria del azúcar se jacta que genera 60 mil empleos, el cuarto exportador más grande del mundo. Sí, pero ellos no están pagando servicios ambientales en las cuencas del Pacífico, utilizan el agua gratis, el Estado les esta subvencionando su producción. No hay cánones de aprovechamiento del agua para tratar las aguas de los químicos que utilizan. Y son muchos de los monocultivos, banano, palma, melón; y que entran en controversia con otras poblaciones que están literalmente bien jodidas, afectadas por inundaciones porque se quitaron todos los árboles en las cuencas de los ríos. Y no es que se les deba poner obstáculos, es que cumplan estándares requeridos, para que sean premiadas por el consumidor final. En el caso de las hidroeléctricas, por supuesto que (es bueno que) se instalen, pero respetando estándares, pagando derechos por el uso del agua; se requiere una ley de uso de los recursos hídricos.

Ferraté menciona a las trasnacionales como las principales abusadoras de la naturaleza.

Las trasnacionales hacen lo que el Estado las deja hacer. Cumple con lo que les permite la ley. Porque es un país con débiles estándares ambientales, impunidad, corrupción, una clase política que no le interesa la soberanía. Y ve usted ahora, como el Presidente electo se va a negociar las regalías con la compañía.

Se ha llegado a hablar de regalías voluntarias (aprobadas la semana pasada).

Es una irresponsabilidad absoluta, contra la dignidad del pueblo y de la soberanía del Estado… Volviendo al tema, la gente más nefasta y mañosa es el capital nacional. Los más duros del sistema ambiental son la oligarquía tradicional.  

¿El exministro las describe como un sector progresista y permeable?

Quizás los de Agexport, los nuevos inversionistas que ya olieron que el mercado verde es negocio, o una clase empresarial más joven. El negocio de este país es sembrar árboles, promover el turismo de naturaleza.

Hay una supuesta dicotomía entre desarrollo y protección ambiental.

Sólo hay que ver a países como Noruega, Brasil, Sudáfrica, Canadá, por citar algunos, que han fundamentado su  crecimiento económico y desarrollo social en la protección del ambiente. El ejemplo cercano es Costa Rica que le apostó con éxito al turismo de naturaleza. Eso sí, son sociedades más maduras, con inequidades sociales corregidas, con estabilidad política, economía diversificada y una distribución de la riqueza más equitativa.

¿Se requiere un cambio de paradigmas?

Desplazar a las élites y a los grupos de poder, y dar oportunidad a un reordenamiento, a una evolución. Por eso se llama revolución, no es armada ni marxista, se trata de evolucionar en el pensamiento, repensar muchas de las cosas. No tiene carga ideológica, tiene carga humanista. ¿Qué es más contundente, qué rebalsa más? ¿Generar minería química de metales o situar a Guatemala como un destino de turismo de naturaleza de clase mundial?

No sé mostró muy optimista con el Gobierno entrante.

El Presidente (Pérez Molina) citó tres veces el tema ambiental en su discurso de toma de posesión, y eso dice mucho, porque el discurso es una fuente de política pública y establece principios. Habló del respeto a convenios y tratados, a la asociación centroamericana y a la protección del patrimonio natural. Habló, de alguna manera, del uso racional del capital natural en función del capital económico y son interesantísimos. En el nivel del presidente hay un grado de sensibilidad, a nivel personal.

¿Pero los nombramientos?

Me preocupa la gente que está detrás. No me cabe duda que la vicepresidente (Roxana) Baldetti tiene un compromiso con la recuperación de los lagos, por ejemplo. Está interesada. He platicado con los dos y se muestran muy interesados en el tema. Pero luego veo que en campaña Otto Pérez ofrece regalías del 40 por ciento en segunda vuelta de una minería a estándares internacionales; y luego asume la presidencia y dice que están negociando una regalía voluntaria y una propuesta del 3.5 por ciento

Del dicho al hecho.

Claro. Entonces yo veo que vamos a tener más de lo de Óscar Berger, de la misma gente.

¿Qué opina de Érick Archila como ministro de Energía y Minas (MEM)?

Es un ministro joven, como Sobenes, que serán operadores de alguien que está detrás. ¿Qué va a pasar ahora que Conap dijo que no a Tomza, va decir que no a Perenco y a las arenas del Pacífico? ¿Cómo van (a presionar) el Ministerio de Economía y el Programa Nacional de Competitividad con el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Energía?

¿Será tarea otra vez de los ambientalistas el caso Tomza?

Los ambientalistas lo paramos. Y no dijimos que no venga, porque es una inversión apreciable, son US$640 millones, pero que hagan la inversión en el patio del Puerto Santo Tomás, o en San José, pero no en un área protegida.

Y quiero dejar muy claro que no nos gusta en CALAS y en mi persona que nos vean como dinosaurios o trogloditas, radicales, oscuros, con intereses aviesos. Yo tengo un interés muy particular, y es el amor por Guatemala, por la naturaleza y la dignidad. Y no soy sólo yo, muchos otros que dicen que hay que tomar buenas decisiones, como Magaly Rey Rosa en sus escritos, o Vida Amor de Paz, en sus programas de televisión.

¿Hay conciencia ciudadana?

No quiero justificar, pareciera que a la población no le importa el tema, pero es que venimos de una sociedad altamente fragmentada, violenta, sin amor y respeto a la vida. ¿Cómo le pediremos respeto a la vida en otras formas? No podemos pedir que aprecie la poesía de la vida, si la gente vive en altos niveles de pobreza.

Pero va a desarrollarse la conflictividad y no de los ambientalistas, es de las poblaciones en términos generales. Después de la era de post-paz transitamos en dos procesos sociopolíticos muy interesantes, transitamos de la democracia electoral a la participativa. La  gente quiere saber, decidir, tener acceso a información pública, quiere ejercer derecho a la auditoría social. Quiere participar y decidir.  De los pueblos mayas, pasar de ser invisibles a ser sujetos políticos de derechos que reclaman tierra y territorio, que tienen una mezcla de discursos: el agrario, el indígena, el político, el económico, el desarrollo rural integral y la defensa de la madre naturaleza. No es el discurso de doctor Melini o de Magalí, de ambientalistas radicales, hay otros sectores.

Se les acusa de ser manipulados.

Sean o no manipulados, no hay capacidad del Gobierno para desmentir esas manipulaciones. Si hubiera transparencia, el Gobierno diría “de Tacaná, San Marcos, a Asunción Mita, en Jutiapa, toda la cadena montañosa está plagada de oro, sépanlo”. Pero no se lo dicen. En San Rafael las Flores, Santa Rosa, hay yacimientos de plata abundantes, una manzana llegó a costar un millón de quetzales. Cuando compró la mina en San Miguel Ixtahuacán, la pagaron en 400 quetzales. Y eso es un despojo también, porque con información la propietaria pudo haber dicho “no lo vendo, háganme accionista”. ¿No sería más lógico?

Si queremos redistribuir la riqueza, si queremos hacer queso suizo el territorio, hagámoslo justo, con regalías justas. No puedo decir que la minería no es legal, pero Pérez debería proponer estándares que no son negociables: incrementar estándares de protección ambiental, garantizar los espacios de participación pública ciudadana, incrementar a una regalía justa comportada en los estándares internacionales –una regalía base y una indexación de la regalía al precio de mercado internacional, la regalía sube si la onza sube-, eso no espanta a los mercados.

¿Cuál sería la principal alarma que pondría a este nuevo gobierno?

La conflictividad social. Vamos a tener más si las cosas se quieren imponer. El llamado es que tiene que tener la habilidad al representar la unidad, generar consensos. Y pienso que en el tema minero empezaron mal, porque se fueron a platicar con los empresarios, no están actuando con transparencia. La conflictividad está diluida en la sociedad, en organizaciones diversas. Surgirá por temas de la matriz energética, la minería, infraestructura mayor, allí va a encontrar conflictos.

En el escenario pesimista, va a reventar, va a explotar. Y es muy preocupante.

 

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