Por ejemplo, según cifras para 2010 de la ITU (International Telecommunication Union, www.itu.int/ITU-D/ict) Guatemala reporta 17% de uso promedio de Internet. En comparación con otros países de la región, El Salvador reporta 16% y Costa Rica 44%. Estados Unidos y países del Oeste de Europa se mueven en el rango del 80%.
El problema es todavía más grave porque no es solo los bajos números promedio de acceso a las TICs, sino la disparidad de la distribución inequidad entre los que tienen y los que no tienen acceso a éstas. Es lo que se llama brecha digital.
El acceso y uso a las TICs se concentra en sectores urbanos, de más alto ingreso y más alto nivel de educación. En el polo opuesto, con casi inexistente acceso a las tecnologías se encuentran los amplios sectores de la población en áreas rurales, con amplias limitaciones económicas y bajo nivel educativo.
La comprobada alta interacción de educación y uso de tecnologías de información es preocupante, porque, en el caso de Guatemala, la brecha educacional multiplica el ensanchamiento de la brecha digital y del conocimiento y desarrollo en general. Es decir, en el hipotético que se lograra que en el país todos tuvieran igual acceso a las TIC, el provecho y beneficios que podría obtener de ellas un joven de unos 25 años, que solo llegó a sexto de primaria y que trabaja de ayudante de panadero en Nentón, Huehuetenango, se reduciría al menos a la mitad de lo que podría aprovechar otro joven, de la misma edad, recién egresado de la universidad en la ciudad capital.
La razón es que el potencial que la tecnología puede lograr para generar oportunidades de compartir información, establecer redes sociales, oportunidades de emprendimiento, acción colectiva y generación de conocimiento, se ven potenciadas positivamente con el nivel de educación.
Desde el pasado viernes hasta ayer fue realizada en la Convención Anual de la Asociacion Internacional de la Comunicación, en Boston. Era evidente el alto contenido de estudios conocidos como ICT4D, Information and Communication Technologies for Development (Tecnologías de Información y Comunicación para el Desarrollo).
Estudios en Africa, por ejemplo, muestran el uso de teléfonos celulares en comunidades rurales para remesas familiares y apoyo de proyectos de microempresa. Otros estudios muestran los resultados positivos de utilizar teléfonos celulares como parte de las clases para adultos en programas de alfabetización y nivelación educativa, elevando algunos componentes de aprendizaje de forma sostenible y promoviendo el uso efectivo de tecnologías el futuro.
Por otro lado, llamó especialmente la atención la alta cantidad de estudios y casos mostrando el rol de Facebook, Twitter y otras redes sociales para participación ciudadana, activismo y movilización alrededor del mundo, mostrando efectos positivos en el fortalecimiento de ciudadanía y mejora de condiciones para grupos excluidos en la sociedad.
En general, los estudios presentados confirmaron: 1) el efecto positivo de las tecnologías de la información en iniciativas de desarrollo económico y social y 2) el potencial de las redes sociales y las tecnologías de la información para movilización social, activismo y participación ciudadana, como otra arista del desarrollo político de las sociedades.
Estas conclusiones, aparentemente positivas y motivadoras, causan mas bien frustración cuando se piensan en el contexto guatemalteco: dado que en nuestro país las cifras indican el bajo y desigual acceso a las TICs, nos estamos perdiendo de este potencial para el desarrollo socioeconómico (que según analistas es tan negativo como en los años 80) y de una oportunidad para proveer a nuestra joven democracia de canales alternativos de participación ciudadana, inclusión de grupos tradicionalmente excluidos y canales de diálogo para mejora de gobernabilidad.
Necesitamos trabajar como país en políticas y programas para el acceso equitativo a tecnologías de la información en paralelo con el resto de esfuerzos de la agenda de desarrollo pendiente. No es un lujo, es una necesidad. Mientras las tecnologías de la información, al igual que los otros recursos de desarrollo humano, se encuentren concentradas en los menos y las necesidades continúen afectando a los más, seguiremos alimentando las brechas de conocimiento y desarrollo en el país. Seguiremos negando una realidad porque asusta. Escucharemos a quienes dicen que no estamos tan mal porque “hay tecnología de punta en Guatemala” o que “eso no es importante para un país como el nuestro”. Y mientras, seguiremos también observando los datos que siguen ahí, en picada, recordándonos que la brecha está ahí... Y aún se ensancha.
kariga3@gmail.com
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