Ese día se caminó por la energía eléctrica y por la tierra. Un periódico dice que convoca una organización, otro dice que lo hace otra. Nadie se toma en serio lo que le pasa a muchos otros guatemaltecos, menos los medios de comunicación empresariales. La información debe buscarse, se convierte en piezas de un rompecabezas, informar en Guatemala es peligroso, es dar herramientas para dar cuenta de una resistencia mantenida en el tiempo.
No olvidemos algo: la energía eléctrica fue un bien público, hace relativamente poco. Ésta se comenzó a intentar privatizar desde los años ochenta, como lo dice Jorge Murga en un pequeño ensayo explicando la historia de la venta de la energía eléctrica. Fue idea del CACIF y lo permitió el Estado y los gobiernos que querían una Guatemala en paz. El mismísimo Presidente de la Paz, Álvaro Arzú es quien pone en bandeja de plata la venta del INDE a un precio tres veces menor de su valor real, a una empresa española quien creó otras dos para la distribución de la electricidad en el país. Otras empresas estadounidenses se apuntan al remate, y para 1998 éramos un país vendido pero en paz. ¿Y a mí me dicen que me tengo que sentir orgullosa de la paz alcanzada? No, así jamás.
La energía eléctrica se ha convertido en un costo de producción que se ha tratado de rebajar al menor precio para la industria elitista de este país. Ganan los monopolios del cemento y de la cerveza, ganan los megaproyectos que dan oferta que se pasan trayendo comunidades enteras en una renovada y más literal forma de “quitarle agua al pez”, ganan los políticos con los mega-negocios corruptos. El siempre perdedor es la millonada de guatemaltecos que deben pagar la luz a uno de los precios más caros de la región, y tragarse aparte el discurso descarado de una empresarialidad guatemalteca que habla de democracia y desarrollo.
Hace unos meses, Pedro Muadi, el actual presidente del Congreso y cercano al CACIF, no atendió al Comité de Desarrollo Campesino –CODECA, los trató de delincuentes (¿por qué no de terroristas?), y dejando de lado su función como representante del Pueblo de Guatemala, arrogantemente no los escuchó. La semana pasada el Presidente de la República, Sr. Otto Pérez Molina junto el encargado de la cartera de Energía, Erick Archila, aseguraron que no era posible atender a las demandas de una voz ciudadana. Una vez más, se le da la espalda a miles de familias guatemaltecas, y cobardemente nadie se atreve desde el Estado a plantársele a los grupos de poder nacionales y no, que se comen de a poco los recursos de este país mientras otros se las fajan para pagar la cuenta de luz a fin de mes.
Lo que yo pienso es que sí se vendió una vez, se puede nacionalizar de regreso. Pero mientras eso pasa, se sigue caminando viniendo desde muy lejos, sin la luz del flash de los grandes medios de comunicación, por las calles de este país que muchos siguen pensando que es una finca.
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