En rigor jurídico, el presidente no es responsable de los actos que cometieron su hermano y uno de sus hijos. Pero el rigor de una ciudadanía intolerante a la corrupción no puede pasar por alto los vínculos más que evidentes y fuertes entre el presidente Jimmy Morales y su hermano Sammy, y más aún entre él y su hijo José Manuel.
El asunto es muy serio. El escándalo es rampante y, con ello, la crisis política es de la mayor gravedad para el Gobierno. Querer negarlo no solo sería irrespo...
En rigor jurídico, el presidente no es responsable de los actos que cometieron su hermano y uno de sus hijos. Pero el rigor de una ciudadanía intolerante a la corrupción no puede pasar por alto los vínculos más que evidentes y fuertes entre el presidente Jimmy Morales y su hermano Sammy, y más aún entre él y su hijo José Manuel.
El asunto es muy serio. El escándalo es rampante y, con ello, la crisis política es de la mayor gravedad para el Gobierno. Querer negarlo no solo sería irresponsable, sino peligroso, casi suicida para el mandatario. Lo sensato y responsable es enfrentarlo y corregir el rumbo.
Aunque personalmente reconozco que Morales ha encarado la crisis de forma correcta, con declaraciones que aseguran la no intervención del Ejecutivo en el asunto, está por verse cómo reacciona el entorno del presidente. Me refiero a la Juntita Militar, a las diputadas y los diputados de la bancada de FCN-Nación y sus aliados y, en general, a los integrantes del pacto de impunidad que tienen capturadas posiciones importantes en los tres poderes del Estado.
Me pregunto si continuarán los planes para que el diputado Armando Melgar Padilla tome el control de los contratos de obra pública. O cuáles serán los planes de la diputada Patricia Sandoval al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, ya que este año dicha comisión es la que tiene que proponer la terna de candidatos a procurador de los derechos humanos. O cuáles serán los planes e intereses de los diputados Édgar Ovalle, Estuardo Galdámez y Juan Manuel Giordano, solo por mencionar algunos ejemplos.
En la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ya han tomado a la magistrada Blanca Stalling como chivo expiatorio. La actuación de la CSJ cuando eligió a la actual presidenta a propuesta de la misma Stalling contrasta significativamente con su actuación la semana pasada, cuando avaló retirarle el antejuicio. Los magistrados de la CSJ sintieron la amenaza del MP y de la Cicig y decidieron salvarse sacrificando a Stalling y actuando como la ley y la ciudadanía mandan. Pero, una vez que caiga Stalling, ¿quién será el próximo en el Organismo Judicial? Me parece que hay corruptos de sobra para escoger.
Está claro que en el Organismo Ejecutivo los chivos expiatorios son por ahora el hermano y el hijo del presidente. ¿Será suficiente el jalón de orejas que el MP y la Cicig le dieron a Jimmy Morales para que colabore y, ahora sí, cumpla su promesa de no ser ladrón y de combatir la corrupción? Esto es, ¿colaborará el presidente para sacrificar a algún miembro de su querida Juntita Militar? ¿Ovalle, cuyo antejuicio se parece mucho al de Stalling? ¿Melgar Padilla? ¿Alguien de la bancada FCN-Nación fuera de la Juntita?
O quizá seguirá los pasos de Otto Pérez Molina, quien aun después de la caída de su querida Roxy tuvo oportunidad de salir bien librado y de evitar la desgracia en la que hoy está sumido. Pero para Otto Pérez pesaron más su avaricia y su lealtad a sus socios de las mafias de la corrupción. Quizá también para Jimmy pese más su querida Juntita y le apueste a que los diputados al servicio de las mafias de la corrupción puedan mandar al carajo a la Cicig y a Thelma Aldana y de esa forma salvarse él, su hermano y su hijo. Además de que así no perdería el disfrute de la capacidad operativa de sus amigos para los business de la corrupción y sus abundantes riquezas ilícitas.
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