«Usted no puede imponer su voluntad al Congreso», afirma un personaje, pero el protagonista contesta: «Podría responderle que comprándolo, como tantas veces se ha hecho en este país».
Recojo y adapto citas de la página 366 de La corrupción de un presidente sin tacha, la novela más reciente de Francisco Pérez de Antón.
La trama se desarrolla en los umbrales de una transición gubernamental y, como acostumbra el escritor, su prosa es un mar navegable entre islas de suspenso rodeadas de fino humor y erudición.
Para articular su ficción, el literato recrea conocidos puntos y lugares citadinos y retrata perfiles de figuras de nuestra realidad, la que siempre será más cruda que cualquier imaginación.
Sin duda, la publicación atrae por el momento electoral que atravesamos. Y así como en ella se destaca el papel del Organismo Legislativo, es innegable el peso de ese poder en el día a día.
Aprobar el presupuesto general de ingresos y egresos del Estado, elegir a las cortes y fiscalizar el ejercicio público, entre otras atribuciones, hacen que el Parlamento determine el ritmo político.
Desafortunadamente, a lo largo de sus 34 años de relanzamiento abundan las sombras y escasean las luces debido a una variedad de críticas ciudadanas, en especial denuncias de corrupción.
Esa situación motiva que entre una parte del electorado se hable de anular las papeletas celeste y verde, las cuales albergan a quienes corren por una diputación. Otra porción social apuesta por dar una nueva oportunidad ahora que se avecinan los comicios.
Vale señalar que el hemiciclo tendrá dos curules más, es decir, estas aumentarán a 160, de las que el 33 % estará centralizado, pues 11 las ocuparán legisladores o legisladoras de la capital y 19 de los otros 16 municipios de Guatemala, y la lista nacional incluye a 32 que también moran en la metrópoli.
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Una búsqueda de los 26 partidos postulantes, excluyendo a quienes persiguen la reelección, dado que sus credenciales ya son conocidas, me permitió ubicar a aspirantes que, si alcanzan un escaño, considero que pueden elevar el nivel de los debates y de la función legislativa.
Conozco a Lionel Toriello, un intelectual honesto y sincero que participa por Unidos en el distrito central, jurisdicción en la que compiten Víctor Gudiel y Edwin Ortega, de Convergencia, ambos curtidos en las luchas del movimiento popular y con una trayectoria respetable.
Mario René Chávez, quien fue diputado hace cuatro períodos, con sus sólidos principios encabeza el Movimiento para la Liberación de los Pueblos en el departamento de Guatemala, por el que Semilla impulsa en segundo lugar a José Alberto Sánchez, expresión seria de una nueva generación y quien sudó la milla para inscribir al partido.
Y por lista nacional resalto a Lucrecia Hernández Mack y a Bernardo Arévalo, de Semilla, cuya solidez formativa y hoja de vida alimentan las expectativas. Espero no haber pasado por alto a nadie más, pero tanto nombre completo entre decenas de candidaturas puede inducir a ese desliz.
No descarto que en las nóminas aparezcan más hombres y mujeres con la intención de comprometerse con agendas de beneficio general. Como un ente que representa a la población, es indispensable que en él converjan los distintos matices ideológicos.
En ese sentido, ojalá cada quien que atienda la invitación de ir a una mesa de votación el tercer domingo de junio reflexione a fondo antes de sellar su decisión. Tal vez de ella pueda surgir una alineación con otro párrafo de la obra de Pérez de Antón.
La página 373 reproduce una charla entre un agente secreto y un embajador, quienes intercambian estas valoraciones: «Ahí va un buen policía, un hombre honrado […] Siempre los ha habido y siempre los habrá. Incluso en Gomorra había un hombre digno».
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