Basta con cruzar algunos elementos para seguir trabajando en las hipótesis de análisis. Dice el presidente en su discurso de toma de posesión:
“…hoy después de 15 años de haber firmado la paz estamos conscientes que muchas de las causas que dieron origen al conflicto aún están presentes y aunque se han logrado avances significativos, sin duda, pero en estos 15 años, se ha traicionado el espíritu y parte de los objetivos estratégicos de cambio, de estos acuerdos, incluso, algunos que nunca combatieron ni vivieron el conflicto parecieran estar empeñados en no permitirlos superar, antes al contrario, parecieran estar viviendo de ello y siguen contando conciertos en ciertos casos, con algunos apoyos internacionales.” (sic)
¿Qué significa este planteo? ¿Cuáles son las causas que dieron origen al conflicto de las que dice estar consciente el presidente? ¿A qué se refiere con aquellos que han traicionado el espíritu y los objetivos estratégicos de los Acuerdos de Paz y que no nos permiten superar el conflicto? Tanto el presidente como la vicepresidenta han enfatizado que este será un gobierno de mano dura; discurso que evoca no otra cosa más que cierto autoritarismo de corte protofascista. Podríamos conceder algo cuando agrega que su preocupación central se encuentra en la defensa del estado de derecho. Sin embargo, deja nuevas interrogantes cuando afirma que:
“Nuestra visión del cambio, está sustentado sobre el concepto del Estado de Derecho, nuestra prioridad consiste en el fortalecimiento institucional y el respeto a la ley que está por sobre todos nosotros. Todos los guatemaltecos compartimos los mismos derechos y las mismas obligaciones, nadie está por encima de la ley y es la obligación del Estado, respetar y defender los derechos de todos y todas los guatemaltecas. Los elementos fundamentales de nuestra propuesta son los tres grandes pactos de acuerdos nacionales, primero: el Pacto por la Paz, la Seguridad y la Justicia con el propósito de generar conciencia en todos los sectores de la sociedad, respeto a los orígenes de la criminalidad y del compromiso que debimos de asumir todos para prevenir el delito, defendernos de los criminales y fomentar nuevos ámbitos de convivencia pacífica, porque esto y para esto, se hará una amplia convocatoria multisectorial para tener una mesa permanente de discusión e implementación de acciones, ampliamente legitimada.” (sic)
El Presidente, a pesar de afirmar que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, reduce la noción de estado de derecho a lo que él considera como criminalidad. ¿Qué es un hecho criminal en este sentido? ¿un robo en la calle, un asalto a un banco, el “fantasma” del narcotráfico, una ocupación de tierras ociosas?
Dice el presidente que quiere rescatar la institucionalidad mediante el sistema nacional de seguridad, la prevención del riesgo criminal, la inteligencia militar. Esto me hace recordar nuevamente la vieja e imprescindible idea de Deleuze: un dispositivo es un campo en el que se hace ver y se hace decir en un sentido determinado. ¿Debemos entonces dirigir la mirada exclusivamente a donde apunta el dedo del Presidente? ¿Atentaremos contra la reconciliación, la concordia o incluso nos convertiremos en potenciales enemigos de la nación, si vemos a otro lado y decimos lo que allí sucede?
Porque, por ejemplo, esa misma semana fue publicado por Plaza Pública un reportaje en el que se estableció que en la finca Flamenco, propiedad del empresario Otto Kuhsiek, presidente de la Cámara del Agro, se emplea a menores de edad para el corte de la caña. Resultó interesante y hasta “conmovedor” ver los torpes balbuceos de este delincuente (¿podemos llamar así a Kuhsiek?) cuando el entrevistador de PlazaPública le recordó que esa práctica es un delito tanto a nivel nacional como internacional. (Ya sé que inmediatamente van a saltar los lacayos a decirnos que este es un caso aislado y que lo que debemos ver para entrar en el espíritu de concordia nacional son los programas de responsabilidad social empresarial que impulsa FUNDAZUCAR; o que esta “excelentísima” fundación no tiene un vínculo jurídico con el quehacer de los finqueros. Pero, ¡por favor!, a darle a otro atol con el dedo; estamos hablando del presidente de una de las cámaras empresariales con más poder y más representativas de Guatemala.)
Pocos meses antes, Carlos Widmann (otro “noble” finquero de ascendencia alemana dedicado a explotar guatemaltecos para enriquecerse con el negocio de la caña de azúcar y que se encuentra vinculado al asesinato y hostigamiento de varios campesinos q’eqchi’) exigía que se cumpliera el estado de derecho. Hemos visto que estas cámaras empresariales reclaman este asunto con frecuencia. ¿Qué nos quieren decir con todo esto? En todo caso, qué curioso que todos parecen apelar a “su derecho” como el estado de derecho…
No se trata únicamente de poner en evidencia la contradicción e incluso la hipocresía de los empresarios que reproducen prácticas criminales en Guatemala (recordemos que estamos cruzando información). Se trata de la semiosis que se produce al sintonizar estos discursos.
La hipótesis, entonces, es que se están haciendo esfuerzos para crear un campo de semiotización en el cual se pretende legitimar el monopolio de cierta violencia. Es decir, cumplir con el estado de derecho por un lado y buscar la reconciliación por el otro, se compaginará con la consecución de los fines de una violencia que, en palabras sencillas, nos dice: que los empresarios (estoy refiriéndome a estos empresarios oligopólicos mercantilistas que pululan en las cámaras y fundaciones, que quede claro) hagan lo que les venga en gana, el monopolio de la violencia legítima es suyo; en consecuencia aquel que los cuestione es un enemigo de la paz y la concordia (en el mejor de los casos será un resentido). Pero además, si alguien que no sea un empresario hace lo que se le dé la gana, no dude que la mano dura lo perseguirá por criminal. Si el Presidente quiere contradecir esta hipótesis, una de sus primeras acciones debería ser perseguir con mano dura también a esa bola de delincuentes que se autodenominan empresarios del agro guatemalteco, ya que a diario cometen todo tipo de delitos…
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