La semana pasada, un grupo mayoritario de diputados de la UNE acusaron públicamente a Sandra Torres, secretaria general y excandidata presidencial de la UNE, ligada a proceso penal por delitos electorales, por ejercer presiones indebidas y por asociarse con el delincuente mafioso Gustavo Alejos. Anunciaron que llevarían el caso a su Comité de Honor y Disciplina y a su Comité Ejecutivo Nacional para demandar la expulsión de Torres del partido.
En mi opinión, esta acción de la UNE es ejemplar, ya que, más allá de las motivaciones pragmáticas que pueda tener este grupo de diputados por salvar a su partido político de la debacle, demuestra que es posible que los partidos políticos emprendan procesos de autodepuración. Ni simpatizantes ni detractores de ese partido deberían obviar el valor de esta acción, ya que los demás partidos, creo que casi todos, tienen problemas similares, pero sus integrantes no se atreven a denunciarlos.
¿Por qué nadie en el partido Unidad del Cambio Nacional (UCN) denunció lo que hoy se sabe de su líder, Mario Estrada? ¿Por qué nadie en el partido Todos denuncia las actuaciones de sus líderes, en especial de Felipe Alejos? ¿Por qué los integrantes de los partidos BIEN y Victoria no denuncian las anomalías que explican sus conflictos internos? ¿Por qué el Partido de Avanzada Nacional no lleva a Álvaro Arzú Escobar a su comité de honor y disciplina por la forma en que le respondió a la diputada Vicenta Jerónimo? Creo que parte importante de la respuesta es porque no es fácil. Es un ejemplo claro de cómo a veces hacer lo correcto puede ser muy costoso y de que es más cómoda la omisión.
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Ahora los diputados de la UNE enfrentan un desafío enorme porque precisamente hicieron lo correcto. Deben demostrar coherencia con su acción inicial, y no será fácil mantener la cohesión interna en el grupo que hizo la denuncia pública. Ya se produjo la primera evidencia de esta dificultad con la negativa del diputado Mario Taracena de entregar voluntariamente su teléfono celular a la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) del Ministerio Público, el mismo que mostró a la prensa con evidencia de los mensajes de Torres ejerciendo las presiones indebidas. ¿Qué otras comunicaciones tiene el diputado Taracena en su teléfono que lo motiven a retractarse de la forma en que lo hizo? Lamentablemente, esta negativa de Taracena mermó ya la credibilidad de la acción.
En todo caso, creo que, aun con el incidente de la negativa del diputado Taracena de entregarle voluntariamente a la FECI su celular, el balance de la acción de la UNE es positivo. Muy positivo, me parece. Abre un abanico de oportunidades para que los políticos se enfrenten a los desafíos de la legitimidad, la transparencia y, en general, la limpieza de conciencia. Creo que estos diputados les ofrecen un ejemplo interesante a las diputadas y a los diputados que lo son por primera vez y que quizá aún siguen sin contaminarse de la podredumbre que caracteriza al Congreso de la República en la percepción popular.
Así, yo diría que en el Congreso se produjeron dos hechos muy importantes: una, la propuesta de la diputada Vicenta Jerónimo, poderosa por sencilla, sensata y lógica, y la estupidez racista de la reacción de Álvaro Arzú Escobar, y otra, la denuncia pública de los diputados de la UNE. Ambas acciones demuestran que hasta en el Congreso es posible hacer lo correcto. Es costoso y difícil, pero posible.
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