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“Una tragedia que quiso robarme mi ser”

Estaba almorzando con un amigo y como a las dos de la tarde otro amigo me llamó para contarme y yo no entendía. Yo no conocía al señor (Rosenberg); tal vez habíamos coincidido en una reunión… ese día fue fatal. Mi esposa me llamó y me reuní con mis patojos para hablarles. Fue un día y una noche complicada.
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“Una tragedia que quiso robarme mi ser”

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El escándalo Rosenberg cumple hoy dos años. Aparecerá en libros de historia como una de las crisis más graves de la democracia, en muchas memorias como el día en el que jóvenes de clases media y alta salieron a manifestar para pedir justicia, el día de la infamia según el presidente Colom o un guión de la película que hará Paramount Pictures. Para otros, con carreras brillantes, fue el día en el que casi terminó su vida. Ésta es una entrevista con José Ángel López Camposeco, presidente de Banrural, uno de los señalados por Rodrigo Rosenberg.

“Es tan fácil y es tan claro como simple y sencillamente, como un asesino, un ladrón que es el presidente Álvaro Colom, su esposa, Gustavo Alejos, Gregorio Valdez y los basura, porque José Ángel López se podrá esconder diciendo ‘bueno, es que yo no puedo hacer nada, y nunca he podido hacer nada para lograr parar a Fernando Peña’. Es su responsabilidad, igual participa en los negocios”. Esa frase, pronunciada cuando faltaban 90 segundos para que acabara el video de 18 minutos que conmocionó al país, fue devastadora.

Demolió, de un minuto a otro, la carrera y la imagen que había construido este jakalteko que llegó a la capital a los 16 años para estudiar y trabajar, se convirtió en presidente de la Asociación Nacional del Café (Anacafé), presidente de Banrural, personaje del año de Prensa Libre en 2007, uno de los impulsores del Plan Visión de País —promovido por los principales empresarios nacionales— e incluso uno de quienes Nineth Montenegro tenía en mente para ser presidenciable de Encuentro por Guatemala hasta 2009.

Camino a la entrevista con López Camposeco en su oficina en sede de Banrural cayó, de la nada, una lluvia torrencial que hizo detenerse a los automóviles en la Avenida Reforma. Así, sin previo aviso. A las tres de la tarde. Algo similar ocurrió hace dos años.

¿Cómo era su vida hasta el 9 de mayo de 2009?

Una vida tranquila, con una serie de ideas para trabajar. Estaba planificando dos proyectos grandes desde enero. Uno de cooperación con una entidad alemana para el movimiento cooperativista y cómo promoverlo en la juventud. Y otro de hacer visitas a cooperativas con un grupo latinoamericano dedicado a las finanzas.

Era una vida llena de propósitos, de ver cómo seguir colaborando para darles oportunidades a otros, así como yo las tuve. Una vida normal, digo yo; no me gustaría decir que he estado en muchas cosas.

No sé si normal, pero común no es en este país que un jakalteko llegue a presidir el tercer banco del país.

El mundo es más grande de lo que uno lo imagina desde el área rural. Aunque el país tiene limitaciones, hay oportunidades. (Piensa) Pero bueno, el proyecto de la juventud cooperativista lo abandoné y es una asignatura pendiente. El movimiento cooperativista es más que económico, es democrático, tiene valores…

Antes del 11 de mayo de 2009 (el día en el que se difundió el video) usted era, digamos, popular, en la opinión pública y con la élite. Personaje del año para Prensa Libre, promotor del Plan Visión de País…

Tenía relaciones, o digamos, foros comunes en donde participábamos, y creo que una buena relación con un montón de personas y entidades.

¿Cómo fue ese 11 de mayo para usted?

Estaba almorzando con un amigo y como a las dos de la tarde otro amigo me llamó para contarme y yo no entendía. Yo no conocía al señor (Rosenberg); tal vez habíamos coincidido en una reunión… ese día fue fatal. Mi esposa me llamó y me reuní con mis patojos para hablarles. Fue un día y una noche complicada.

Esa noche me hacía… como taquicardia. Me decía: “¿Por qué me pasa esto? No he hecho nada a nadie… contribuimos al desarrollo, no somos perfectos…”. Y cuando uno llega a la oscuridad de la noche, uno piensa que se quisiera morir.

(A través de los ventanales del piso 9 del edificio de Banrural se puede ver que continúa la tormenta en la Reforma. José Ángel López, de camisa a rayas y corbata, luce compungido, afligido, transpirando, como si estuviera todavía en una pesadilla.)

Pero cuando empezó a amanecer yo dije: “Quiero vivir porque la verdad va a llegar en su momento”, y tenía que tener paciencia y mucha tranquilidad para aguantar los comentarios en contra mía y de los míos.

Obviamente tuve que pedirle a Dios que nos diera a mí, a mi familia y a mis amigos la capacidad de no perder “el sentido de la vida”, como me dijo mi papá. Que las situaciones difíciles no le roben a uno sus sueños. Como decía Alejandro Chacuán (en el acto de graduación de la Universidad Francisco Marroquín, de donde se licenció su hija con honores el sábado 7 de mayo de 2011), Juan Pablo II le decía a la gente de Europa del Este que no tuviera miedo.

Hay cosas externas que le quitan a uno la libertad, pero hay cosas internas, como el miedo y cuando uno no actúa con sensatez, que también se la pueden quitar.

A saber cuántas personas deben estar sufriendo hoy por ser víctimas de calumnia y de la impunidad. No quisiera que un ser humano tuviera que pasar por esto que pasé. Sufrió mucha gente, incluso las que pusieron tanto odio en su corazón. Me compadezco de la gente que hace del odio y de la envidia su vida. Uno debe buscar la paz interna, quitarse el odio del corazón —que no quiere decir humillarse—, ver el futuro con esperanza, con optimismo.

Aunque en ese momento toda una carrera, toda una vida se venía abajo.

Claro que es frustrante. Uno piensa en ver cómo avanza más en la vida y viene el huracán y lo bota todo. Pero siempre hay oportunidades, siempre confié en Dios y en la verdad y esto no debería generar resentimiento.

¿Por qué lo mencionó Rodrigo Rosenberg a usted?

No sé quién le dio mi nombre. Parece que él sí me conocía a mí. Que descanse en paz.

¿Cómo reaccionaron sus amigos de la élite?

Había personas con las que tenía relación que lo empezaron a ver raro a uno… (piensa) y… la cosa es que… indica que tal vez no me conocían. Yo a las pruebas me remito… a veces uno se deja llevar por comentarios y hunde a las personas. Pero así como hubo estas personas que se alejaron, hubo otras que aparecieron, que me demostraron su amistad y su afecto. Un grupo de amigos me llegó a visitar a la casa y sé que otros quisieron, pero no pudieron.

 Pasaron dos años, una investigación de la Cicig, ¿cómo lo ve ahora?

 Esto nos debería servir a todos, sin excepción, para que dialoguemos más, busquemos acuerdos mínimos, identificamos las cosas en que coincidimos para construir una visión compartida de país en la que quepan consensos mínimos e ideas diversas… porque hemos avanzado.

(En ese momento, José Ángel López recupera la compostura y el tono de voz. De pasar con los ojos llorosos y el semblante serio y meditabundo al recorrer de nuevo la historia, hablar de desarrollo y del país le devuelve la sonrisa y el optimismo. Es como un antídoto para derrotar finalmente al miedo de esa pesadilla.)

Si vemos hacia delante, falta mucho, pero si vemos hacia atrás, hemos avanzado mucho también. No se puede negar dificultades, pero tampoco se puede ser fatalista.

Hay avances en el interior del país y a veces no nos damos cuenta. La gente avanza y es más fácil ayudar a alguien que sabe leer que a alguien que no.

Este año electoral el ambiente se polariza. Quizás más que en mayo de 2009.

La polarización aumenta. En vez de apostar a que nos vaya mal, debería ser lo contrario. Evitar ataques y descalificaciones y orientar a la sociedad con propuestas y que quien gane, gana, y los demás lo aceptamos. Que la sociedad no se deje influenciar por la conflictividad política y que los jóvenes nos enseñen otra forma de hacer política a quienes ya llevamos más de medio siglo de vida.

¿Qué le pediría a la Cicig sobre la investigación que todavía está en marcha sobre el caso Rosenberg?

Que hagan su mejor esfuerzo para que no quede nada sin investigar y que prevalezca la verdad en este y en todos los casos. Que ayuden a fortalecer el Estado de Derecho.

 En los libros de historia quedará registrado mayo de 2009 como una de las crisis más graves en la democracia. ¿Cómo quedará registrado en el libro de la historia de José Ángel López?

(Piensa) Como la tragedia que quiso robar mi ser. Uno empieza a titubear, uno revisa su vida. Les dije a mis hijos que tomaran retos, que se arriesguen para salir adelante, para servir. Les digo que no tengan miedo de cumplir sus sueños, en el marco del respeto a los demás. 

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