Por definición, en este evento se deberían abordar los temas de fondo que permitan enderezar la nave y empezar a avanzar hacia la solución de los problemas estructurales con orden y lógica de nación. Pero, en una vulgar interpretación de la máxima maquiavélica de que «el fin justifica los medios», a la clase política lo que le va a interesar son el dinero y los votos y no va a tener ni proyecto de nación ni noción de una sana administración pública.
Sin duda, en corto tiempo se publica...
Por definición, en este evento se deberían abordar los temas de fondo que permitan enderezar la nave y empezar a avanzar hacia la solución de los problemas estructurales con orden y lógica de nación. Pero, en una vulgar interpretación de la máxima maquiavélica de que «el fin justifica los medios», a la clase política lo que le va a interesar son el dinero y los votos y no va a tener ni proyecto de nación ni noción de una sana administración pública.
Sin duda, en corto tiempo se publicarán documentos que pretendan ser planes de gobierno. Y, sin importar el lugar de donde vengan, sus planteamientos serán muy generales porque, con el tiempo desperdiciado, las brechas para la solución de los problemas se han agrandado. Los problemas de estructura se hacen cada vez más sólidos y los de coyuntura se multiplican y atosigan. Será difícil formular una propuesta que logre credibilidad en materia de plantear el cómo lograr los objetivos. De lo general a lo particular, se necesitan valor y solvencia para plantear la necesidad de refundar las instituciones responsables de la administración de la cosa pública y conseguir consensos para modificar las leyes de tal manera que se hagan sólidas y eficientes.
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Será muy difícil que alguien interesado en ganar una campaña electoral se arriesgue a abordar los temas de fondo. No es el estilo natural de la política. Además, aun cuando siempre se puede apelar a otra máxima maquiavélica, la de, una vez en el poder, no cambiar nada con el fin de mantenerse en él, lo más que se conseguirá es una estructurada propuesta de mentiras y falsedades. La prueba de ácido para las propuestas que se presenten es que tendrán que explicar de manera clara cómo van a renovar la maquinaria estatal, en cuánto tiempo lo harán, con qué recursos van a atender los problemas que aquejan a la población, cómo en cuatro años serán capaces de detener el deterioro de las condiciones de vida del guatemalteco y de sentar bases para que en un futuro cercano se reviertan los procesos perversos que nos tienen atrapados.
En resumen, más allá de la importancia de qué proponen hacer, está la de que expliquen cómo pueden hacerlo. Y parte importante es mostrar cuál será el liderazgo en la administración porque, sin lugar a dudas, se deberá recurrir a alianzas y a otras estrategias para reclutar talentos que puedan no solo planificar, sino ante todo ejecutar.
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