Una muerte que presagia

El cualquier caso, el profesional del derecho, respetado en diversos círculos y quien durante su vida enarboló importante banderas, dejó esta tierra bajo una estela que corrobora el tipo de presiones a las que se ven enfrentados los administradores de la justicia que quieren hace bien su trabajo. Si bien las presiones son las acompañantes de toda acción humana, en el caso que nos ocupa queda por inquirir ¿de dónde y para qué propósitos que obliguen a tan lamentable decisión? De momento, preguntas sin respuestas.

A pocas horas del trágico suceso, diversas interpretaciones salieron a luz. Algunos tienen la intención de convertir el hecho en una especie de caso Rosenberg 2.0, redimensionado, donde el factor emocional, lo íntimo, lo familiar adquiere una mayor preponderancia. Para otros, lo sucedido demuestra que la naturaleza humana, por más compleja que sea, se pone al límite cuando se unifican presiones que con facilidad se convierten en fuerzas extorsionadoras.

Todo suicidio es consecuencia de episodios de depresión llevados al extremo. Implica cortar el hilo para que decisiones, acciones de terceros no se afecten a los más cercanos, o para que las consecuencias no sean mayores. 

A siete meses de finalizar la gestión de la actual Corte Suprema de Justicia, el lamentable hecho queda como una importante evidencia de lo que está en juego con la elección de medio año, las implicaciones de esos puestos públicos y el conjunto de presiones que nunca como ahora se ciernen sobre las cortes.