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Una de bodas

Solo que en muchas ocasiones la renuncia es impuesta por nuestra incapacidad de acceder a las tentaciones y no tanto por nuestra voluntad de no ceder ante ellas. Porque para no ceder a la tentación, al impulso egoísta de arrebatar, destruir, vengarse, hace falta valor.
Tipo de Nota: 
Opinión

Una de bodas

03 de Septiembre de 2013
Palabras clave

En estos últimos días el matrimonio me ronda, o más bien asuntos relativos al matrimonio y las bodas.

En cosa de una semana, me tocó asistir a por lo menos una docena de bodas, una de ellas entre un hombre y una mujer, el resto entre gente del mismo sexo. En cosa de una semana me he enterado de debacles matrimoniales, de los intentos –las fintas más bien– por hacer una casa con los palos carbonizados de lo que una vez fue y de cómo alguien anda rondando una casa con un galón de gasolina.

Y supongo que no debería leer mucho en estas cosas, al fin y al cabo son hechos inconexos que nada ...

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