Estas dificultades han construido un ambiente de incertidumbre, caos y anarquía dentro de nuestra sociedad. Hemos logrado alcanzar los primeros lugares en los rankings menos deseados como los de corrupción, desigualdad y violencia, entre otros. Al ver la falta de voluntad política de nuestras autoridades para resolver las diferentes problemáticas, los ciudadanos hemos recurrido a encontrar soluciones alternas. Específicamente en el tema de injusticia y violencia, muchos hemos decidido tomar la justicia en nuestras propias manos, lo cual ha fomentado una cultura de linchamientos en vez de una cultura de denuncia.
La violencia para nosotros los guatemaltecos se ha convertido en algo cotidiano: los asaltos, extorsiones y asesinatos se han vuelto el modus vivendi para la mayoría. En un 60% las personas asesinadas son de clase media-baja, o baja, siendo los motivos de crímenes robo a vehículos, asaltos a autobuses, robo de celulares o simplemente porque la víctima no poseía nada de utilidad para los delincuentes. Lo más atroz es que una munición para el arma común tiene un precio promedio de un quetzal, lo cual ha llegado a desvalorizar nuestras vidas y nos ha dejado un saldo de miles de victimas inocentes. Guatemala con un Estado débil ha permitido que el crimen organizado, los cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos se hayan infiltrado en las diferentes instituciones del Estado, específicamente en la Policía Nacional Civil y el Organismo Judicial.
Esta ingobernabilidad, principalmente la falta o poca acción de los juzgados, ha resultado en que los ciudadanos recurran a los linchamientos. Esta problemática ya no solo se presenta en la ciudad si no que recientemente se ha permeado en muchos departamentos especialmente en las áreas urbanas. Según la Corte Suprema de Justicia, en el 2009 se reportaron 110 casos de linchamientos; 110 personas que no recibieron un juicio y fueron asesinadas por otros ciudadanos siendo en muchos casos sus propios vecinos. Otra cifra realmente espeluznante es que del 2009 al 2010 el porcentaje de los linchamientos incrementó en 500% debido a que nuestro sistema de Justicia no responde a las necesidades de la población.
En su mayoría las victimas de los linchamientos son jóvenes que no superan los 30 años, sus crímenes son robo, extorsión, violación o asesinato y su castigo es morir a causa de un vapuleo brutal.
Los linchamientos en nuestro país se han llegado a institucionalizar a través de los comités de seguridad ciudadana o los famosos comités de vecinos. Estos, como bien lo establece un reportaje realizado por Plaza Pública, son “grupos paramilitares de limpieza social”. En su mayoría, las acciones de estos grupos son arbitrarias y actúan paralelamente a lo que indica la ley. Una gran cantidad de estos linchamientos son el resultado de vendettas personales las cuales son enmascaradas con crímenes falsos, miles de personas han sido injustamente ajusticiadas y desaparecidas. Como guatemaltecos, es importante que digamos no a toda acción que caiga afuera del imperio de la ley como lo son los linchamientos. Debemos de apostarle a nuestras instituciones y si estas no dan resultado, debemos exigirle a nuestros gobernantes que cumplan sus deberes o elegir a los que sí estén dispuestos hacerlo. La violencia jamás va lograr combatir la violencia y lo único que fomentaremos será heredarle a nuestros hijos una cultura de sangre.
Más de este autor