Su propietario, el abogado Manuel Baldizón, llegó al Congreso por el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y renunció al poco tiempo para formar el núcleo de lo que luego sería Líder. A partir de allí inició una campaña para promocionar su imagen en el interés de competir como candidato presidencial. En las elecciones de 2011 compitió por primera vez a la presidencia y obtuvo el segundo lugar en la primera vuelta y en la segunda, derrotado por el general retirado Otto Pérez Molina, de la franquicia Partido Patriota (PP).
Probablemente por eso Baldizón asumió que en las elecciones convocadas para el 6 de septiembre debía ganar la presidencia. Es decir, se siente una especie de ungido por la fuerza de la costumbre levantada por la multimillonaria inversión en una campaña en la que lleva ya 10 años promocionándose. Para crecer en el Congreso, su bancada, que comenzó con 14 diputados, alcanzó en mayo un grupo de 62 legisladores que incluye a Luis Rabbé, presidente actual del Legislativo, y al hermano de este, Alfredo. Es un secreto a voces que los agregados que engordaron la bancada de Líder al inicio también elevaron el tamaño de sus bolsillos como recompensa por su falta de ética política.
El jefe de la banda ostenta el grado de doctor, título que obtuvo mediante una tesis que contiene más del 50% de texto plagiado. Repitió esta acción con un libro que al final fue recogido de las distribuidoras porque el firmante, Baldizón, se atribuía textos no producidos por él, sino copiados de otros documentos, pero sin citar la fuente. De hecho, el descubrimiento de este plagio fue lo que dio lugar a revisar en detalle y descubrir que tanto la tesis doctoral como la declaración de principios de Líder tenían otras autorías no reconocidas por los plagiarios.
Es decir, los problemas de conducta ilegal del jefe de la franquicia Líder, presunto grupo de oposición al PP, no empezaron con la denuncia penal en contra de varios de sus diputados y su actual aspirante presidencial. Es una especie de cultura organizacional que en las últimas semanas se ha puesto en evidencia ante los tribunales. Si del plagio logró salir impune y sin que se aplicara la ley de derechos de autor, difícilmente logrará librarse de la investigación por lavado de dinero, asociación ilícita y tráfico de influencias, todos ellos delitos contemplados en la Ley contra la Delincuencia Organizada.
Y como en el caso del plagio, la investigación contra Barquín y dos diputados de su bancada no es el primer tropiezo de sus disciplinados legisladores. Otros cuatro miembros de la bancada de Líder también están en la fila para los antejuicios por negociar prebendas a cambio de favores al Ministerio de Desarrollo Social.
En los actuales momentos, Baldizón la ha emprendido en contra de Iván Velásquez, un abogado colombiano intachable y jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). En su cruzada anti-Cicig, ha dirigido sus baterías contra el comisionado en un acto que cual búmeran está a punto de estrellarle en la cara.
Lejos de actuar con dignidad política, puesto que su aspirante vicepresidencial, Édgar Barquín, está acusado de usar su posición como presidente del Banco de Guatemala (central) para favorecer al cabecilla de una banda que lavaba dinero, Baldizón se da topes contra la pared. Pese a que despotrica contra la «injerencia extranjera», corre a lloriquear a Washington y se queja con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro, titular de la OEA, en una falta total de equilibrio diplomático, le concede audiencia al jefe de la clica que ahora utiliza la imagen como instrumento de campaña electoral.
En todos los casos, la acusación está basada en evidencia científica. Como señaló la fiscal general, Thelma Aldana, no se persigue a personas ni a partidos, sino a criminales. Esta condición se fundamenta en los elementos de prueba que han salido a luz y que muestran la conducta delincuencial de quienes presuntamente ocupan posiciones políticas, pero que en realidad son elementos de una clica que se hace llamar partido político.
Más de este autor