Así también, se refieren al mismo tema la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana de Derechos Humanos. Todas son normas que humanizan, que se discuten en estos foros porque se considera que cuando los Estados se apartan de su centrismo y regulan en foros regionales, las normas que de ahí emanan son más protectoras de la persona, no se prestan a presiones y responden a valores universales. Es por eso que la Constitución misma da primacía a los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
En la Asamblea de la OEA se discuten y aprueban Convenciones relativas a derechos humanos que normalmente contienen principios bajo los cuales los países firmantes posteriormente legislan. En estos días se celebra en Guatemala la cuadragésima tercera Asamblea General y dentro de la agenda se discutirá el Proyecto de instrumentos interamericanos jurídicamente vinculantes contra el racismo y la discriminación racial y contra toda forma de Discriminación e Intolerancia.
Dentro de estos proyectos se incluye la discusión sobre la forma en que comprendemos y legislamos el matrimonio, la cual prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. De la mano con el concepto discriminación está la tolerancia. Considero que pocas veces se hace énfasis en esta última. Tolerar implica aceptar las acciones y pensamientos de otros, aunque sean distintas a las propias.
El matrimonio homosexual es controversial para muchos y tabú para otros. Las protestas en Antigua de grupos contrarios al matrimonio homosexual lo hacen ver. La existencia de estos grupos es lo que permite que el Presidente diga que somos un país conservador, pero esto no necesariamente nos debería de convertir en un pueblo intolerante. A uno puede que no le guste algo, pero eso no nos da el poder de violar derechos de otros.
Cuando la autoridad máxima establece que el Estado está en contra del matrimonio homosexual porque el pueblo es conservador, estamos dando un mensaje de intolerancia y de irrespeto al derecho de las minorías. La tiranía de las mayorías se da cuando el derecho del individuo es pisoteado individual o colectivamente, así se cometen los peores crímenes.
La declaración del Presidente Pérez además de intolerante carece de laicidad, ¿adivine a quiénes dice que le consultó? El jefe del Estado en lugar de preguntarle al Procurador de Derechos Humanos le consulta al Presidente de la Conferencia Episcopal, al Nuncio Apostólico y al Presidente de la Alianza Evangélica.
Nuestro Presidente dice que no al matrimonio homosexual porque somos un país muy conservador pero propone despenalizar las drogas… En ese tema seguro no aplica el conservadurismo chapín.
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