Lo digo en un sentido amplio, porque todas, desde la creación abrían con sus manos caminos diferentes para las nuevas generaciones de mujeres en este país. El simple ejemplo de mujeres que no se dedicaban todo el tiempo al mantenimiento de la casa, a la crianza de los hijos, sino que decidían entregarse a otras disciplinas. En ese entonces era posible que no supiera lo que sé hoy sobre feminismo, pero lo sentía tan próximo, tan cercano porque era una manera rebelde, revolucionaria y transformadora para ser quien quería ser.
La pregunta de la mujer y la imposición social y política de lo femenino en una sociedad conservadora y mojigata en sus discursos y de doble moral en su actuar, siempre fue de la mano con la inquietud de la historia reciente de las mujeres durante la guerra. Siempre traté de imaginarme a las mujeres universitarias, las profesoras, las madres de la capital durante esos años tan duros. Siempre escuchaba hablar de hombres valientes, de guerrilleros entregados, de líderes y teóricos, pero ninguna mujer. A veces se citaban sus nombres, por ejemplo en las fotografías de esos años, y siempre me quedaba viéndolas, como tratando de que fuera posible saber qué pensaban y qué sentían.
Alaíde Foppa fue una de las primeras mujeres que me cautivó. Primero se había nacionalizado guatemalteca, había vivido la Revolución de Octubre, y la maldicha liberación, y había partido a México en dónde hablo, escribió, imaginó mundos diferentes para las mujeres. Hablo de feminismo y de liberación, de la literatura, quiso hablar de las mujeres como sujeto de su vida, como dueñas de su destino. Fundó un periódico semanal feminista, “Fem”, y desde ahí se convirtió en una trinchera de transformación profunda no sólo de la causa de las mujeres, sino también de pueblos machacados por la dictadura como Guatemala. Fue la misma mujer que sufrió la muerte y desaparición de sus hijos, y mientras recorría una de las calles de esta misma ciudad, la secuestraron y aunque hubiesen querido que nunca más se hablara de ella, no se pudo. Sencillamente Alaíde Foppa es hoy una de las grandes voces incómodas para el poder machista y negacionista de este país.
En el marco de VIII Festival Poesía en el Mundo, un festival que replica en varios países en una sintonía poética lo que sucede al mismo tiempo en el Festival Internacional de Poesía de La Habana, Guatemala hará un gesto para recordar a Alaíde Foppa, y estoy segura que no sólo a la poeta, sino a la mujer que fue y de quien además se celebra 100 años de su nacimiento. Un gesto lleno de palabras de Alaíde en voces de otras mujeres –Guisela López, Brenda Solis-Fong, Ruth del Valle, María Isabel Grijalva, Mirna Ramírez, Lucía Morán, Celia Ovalle y Johanna Godoy– el sábado 17 en Restaurante La Quinta (5ta calle 5-41 zona 1), de 5 a 8 pm. ¡Qué sea un gesto que nos recuerde también a muchas otras mujeres en este país que existen voces pasadas y presentes, que construyen también un futuro más digno para todos!
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