Tres cabezas

Tres cabezas deberían de haber rodado, uno directamente responsable, uno sacrificado y todo aquel que agrave la situación. La fichita debió haber caído sobre el ministro de Defensa, el ministro de Gobernación y el ministro de Relaciones Exteriores.

El primero por seguir la línea de mando, una lógica que se aplica tanto en política como en futbol. Aunque sea responsabilidad del jugador el fallo, el responsable es el entrenador. López Bonilla por sus declaraciones, las cuales fueron precipitadas al igual que las del Presidente (pero al final un ministro se sacrifica por el Presidente). Debieron haber esperado que el humo pasara antes de hablar. Y el canciller Caballeros por deliberadamente meter un pie en un charco de lodo y en vez de sacarlo, lanzarse de lleno al mismo para después rebuznar al respecto.

Un escarmiento siempre es bien visto por la población ante una crisis que se da, ya sea por malas acciones o por la falta de acciones del Gobierno. Esto para nada significa que todos los problemas serán resueltos, pero logra un reconocimiento implícito de la responsabilidad del Gobierno y a la vez una muestra de estar dispuesto a enmendar las cosas. Esto último es fundamental para abrir un diálogo entre las partes y reforzar el sistema de diálogo nacional para evitar futuros problemas.

Claro, todo esto es fácil decirlo desde la torre de marfil de la academia, pero en casos como este, tanto la teoría como la historia coinciden. Es necesario lograr un objetivo inmediato al menor costo posible, y la forma más fácil de hacerlo era moviendo las piezas, que en mi opinión, dos hubiesen sido suficientes.

La realidad parece, de momento, ser otra y todos se quedarán justo donde están. La tarea del Gobierno será triple. Primero, tendrá que trabajar arduamente para recuperar una imagen de autoridad no represiva; segundo, convertirse en un ente facilitador de diálogo; y tercero, blindarse ante futuras crisis políticas y los ataques de la oposición política que ha aprovechado la tragedia para llevar agua a su pozo. Con más de 80 focos de conflictividad social, la gran pregunta que nuestras autoridades se deben hacer es ¿cuál es el próximo Toto?