Retomando mi columna de la semana pasada, hoy escribo sobre dos elementos claves en el proceso de prevención ante terremotos: a) incrementar el conocimiento de la población sobre los riesgos existentes; b) implementar sistemas de alerta temprana (Naciones Unidas y Banco Mundial, 2010).
Informar a la población sobre los riesgos es importante. Dados los eventos que han ocurrido desde 1976, se debilitaron los “mecanismos de aprendizaje” que permitían a las familias y comunidades guatemaltecas aprender sobre cómo reducir la vulnerabilidad ante un terremoto. Primero, porque la mayoría de la población tiene menos de 30 años, es decir, no habían nacido para el terremoto. Segundo, muchos de estos jóvenes no cuentan con adultos que puedan enseñarles al respecto, pues muchos no están presentes, ante el recrudecimiento de la guerra interna en los 80’s y la migración internacional de los últimos 30 años.
Al año 2011, cuando originalmente realicé la investigación, se podía ver un esfuerzo por parte de CONRED y de la Municipalidad de Guatemala por incrementar el conocimiento sobre los riesgos de los terremotos. Dichas simulaciones son importantes no solo para los policías, los bomberos y el personal médico que atendería la emergencia. Las simulaciones son importantes para los ciudadanos, quienes, ante el miedo que generan estos eventos, suelen verse con problemas para saber reaccionar ante una emergencia.
Ahora bien, la información que en ese entonces se recolectó, mostraba dos preocupaciones. Primero, en la base de datos SISMICEDE[1] encontré evidencia que en el 2011 solo se habían realizado simulaciones en cuatro de los 23 departamentos de Guatemala. Ahora bien, la base de datos parece no ser confiable, pues la misma CONRED y el Gobierno de Guatemala, en sus páginas web, mencionaban que habían realizado simulaciones en otros tres departamentos.
Segundo, es preocupante que no encontrara evidencia que otras municipalidades estuvieran haciendo una labor por informar a la población sobre los riesgos de los terremotos y realizando simulaciones. Si bien en el municipio de Guatemala se encuentra una alta concentración de edificios, no necesariamente es el área más vulnerable del país. Gracias al dinero de las remesas, el interior de la República es un lugar vulnerable a terremotos: las nuevas construcciones no necesariamente han seguido lineamientos adecuados de construcción.
En cuanto al sistema de alerta temprana, cabe señalar la experiencia japonesa reciente: en marzo 2011 sufrieron un terremoto de 8.9 grados. Lo que pocos saben es qué pasó un minuto antes: millones de celulares recibieron mensajes de alerta, los medios de comunicación dieron la alerta, los trenes bala se detuvieron, las fábricas recibieron e-mails urgentes para detener su producción (Henn, 2011). El problema de una tecnología de este nivel es que cuesta $500 millones, equivalente a cerca del 14% del Presupuesto del Gobierno Central para el año 2011, lo cual lo hace prohibitivo en este momento. Sin embargo, puede ser una alternativa futura, conforme el país logra mayores niveles de desarrollo económico (para comprarlo) y las tecnologías reduzcan su costo y mejoren su poder predictivo.
Seguiré discutiendo propuestas en las próximas columnas.
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