La canción Sympathy for the Devil fue incluida en Beggars Banquet, publicado en 1968 (ojo, que en el vínculo anterior va a una presentación en televisión en blanco y negro; no dejen de verlo). La canción fue compuesta, según las palabras de Mick Jagger, bajo la influencia de la novela de Mijaíl Bulgákov El maestro y Margarita, que se considera una de las obras más importantes de la literatura rusa del siglo XX. Por cierto, la obra le fue regalada a Mick Jagger por Marianne Faithfull, por entonces su pareja.
Bulgákov escribió entre 1929 y 1940 esta novela cuya primera versión él mismo habría incinerado en un horno. La historia, compleja y de múltiples niveles, describe en paralelo una visita de Satanás a Moscú durante una Semana Santa en los años 30 del siglo pasado, al mismo tiempo que cuenta cómo Poncio Pilatos sella el destino de Jesucristo.
Mientras azota Moscú con decapitaciones, torturas y otras atrocidades varias, Satanás se cruza en su camino con Margarita, quien busca a su amante, el maestro, quien está encarcelado en un hospital psiquiátrico por haber escrito una novela en la cual Pilatos es comparado con Stalin. Satanás acepta liberar al maestro a cambio de la compañía de Margarita en una fiesta que coincide con un Viernes Santo. Satanás, conmovido por el amor de la pareja, decide llevarlos consigo (léase literalmente que se los llevó el diablo) y fueron felices.
La interpretación de Jagger de este drama complejo lo llevó a crear un canto irónico sobre un personaje que es el origen de toda la maldad en el mundo: un tipo que estaba en San Petersburgo mientras pasaban a cuchillo a los Románov, con los gritos de la princesa Anastasia como música de fondo —inexactitud histórica permitida: los Románov fueron asesinados en Ekaterimburgo—, que conducía un tanque en la Blitzkrieg —tal vez durante la invasión de Francia en 1941— o que estaba allí en el momento del asesinato de Kennedy, todo esto mientras se repite melosamente aquello de:
Pleased to meet you.
Hope you guessed my name, mm yeah
(who who).
But what’s puzzling you
is the nature of my game, mm mean it, get down
(woo woo, woo woo)…
La guitarra de Keith Richards se mezcla con sonidos de maracas, congas y un piano, lo que le da a la canción su sello distintivo e inconfundible. Las voces de Marianne Faithfull y Anita Pallemberg se pueden escuchar también durante la canción.
No deja de tener algo de irónico que los Rolling Stone hayan ofrecido un concierto en Cuba durante una Semana Santa y que los acordes de Sympathy for the the Devil hayan sido interpretados en La Habana por unos roqueros ancianos, en un isla gobernada por una gerontocracia de corte socialista que ha visto pasar de todo y a todos los gobernantes de los últimos 60 años —incluyendo el asesinato de Kennedy, que consta en la canción— y a la cual los círculos del exilio en Miami consideran el mismo diablo, tal como lo recuerda esta simpática nota del Miami Herald, que destaca la «sociedad de negocios» de los Rolling Stone y el régimen totalitario cubano.
Sin embargo, nada mejor que haber planificado unas vacaciones en Cuba, coincidir con el concierto gratuito de los Rolling Stones sin haberlo planificado y regresar con una sonrisa cómplice que va a durar algunos años, ¿verdad, Rafa?
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