Muchos se preguntan para qué sirve identificarse de izquierda o derecha, que no tiene sentido en estos tiempos post-caída del Muro. Están los estereotipos que representan a una persona de izquierda como aquella que le rinde pleitesía al Che, defiende a Fidel y a Chávez a capa y espada, y se conoce todas las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. También encontramos los prejuicios que ven en las personas de izquierda a una resentida, antisistema, alguien que no puede ser objetiva porque todo lo que dice es ideología, en búsqueda constante de caudillos populistas. En países europeos, México o Sudamérica, ser de izquierda no es más que un posicionamiento ideológico y político, sin connotaciones negativas per sé. Desde la mentalidad simplista del chapín, ser de izquierda es una mala palabra, equivale a ser comunista (¡uy, qué miedo!), que es igual a ser delincuente subversiva, que es igual a ser terrorista, a la que es mejor no hacerle caso y, en caso necesario, estará justificado “que se la quiebren”.
Como bien lo señaló Samuel Pérez-Attías, hay muchos mitos sobre ser de izquierda en Guatemala, así que no será raro que mucha gente evite que se le relacione con este posicionamiento y preferirá mostrarse como alguien “progre” o “democrático”. Es más, el ámbito político partidista de Guatemala lo que promueve es la ambigüedad ideológica; mientras menos defina su ideología política, el partido resultará más fácil hacer el marketing a los diversos segmentos o nichos del mercado sufragista.
No faltará además quien traiga a colación a Ortega y Gasset y su cita: "Ser de izquierda es como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”. Supongo que esta “vaca sagrada” de la filosofía hizo este comentario refiriéndose a las ideologías que ciegan, que no permiten ver más allá e inmovilizan. Si fue en ese sentido que lo dijo, algo podría tener de razón, dados los innumerables casos de fanatismos políticos que la historia presenta.
Ahora bien, todas las personas tenemos una ideología, sea que estemos conscientes de ella o no. En mi caso, definirme como alguien de izquierda es parte de mi identidad, tendiendo así un puente que me permite pasar del plano personal al plano público, y viceversa. En mi caso, la ideología proviene de la integración de experiencias, lecturas y reflexiones con las que me he construido un par de anteojos que me permiten comprender mejor la realidad; con frecuencia funciona, otras veces no. Y cuando no funciona, ahí es en donde entra la mirada crítica, y una se da la libertad para cuestionar los argumentos propios y escuchar las opiniones ajenas –afines o distintas–, sea para reafirmar las ideas o para cambiarlas.
¿Por qué creo ser de izquierda? Soy de izquierda porque soy crítica del modo de producción capitalista, al que considero defectuoso desde su origen, en donde la riqueza de pocos se monta sobre la pobreza de muchos. Cuestiono su visión utilitarista de la gente y la naturaleza, y estoy en desacuerdo con la idea que el bienestar común vendrá de las felicidades individualistas. Ahora bien, comprendo también que el capitalismo tendrá sus variantes, según el momento histórico y el espacio en el que se desarrolle. La fórmula de Estado-mercado-sociedad, así como las dinámicas locales y nacionales, harán que el capitalismo de Canadá no sea el mismo que el de Estados Unidos, o el del Distrito Federal igual al de Santa Cruz Barillas. En estos procesos dinámicos, ser de izquierda no será lo mismo ahora que hace 50 años, ni en Guatemala lo mismo que en la China o España, y nuestras ideas estarán influenciadas según nuestro sexo, origen urbano o rural, estrato socioeconómico o identidad étnica, entre muchos otros.
Un posicionamiento político involucra pensamiento y acción, y muy posiblemente es en el quehacer en donde más retos se identifican. Aquí me permito coincidir con Boaventura de Sousa Santos cuando plantea que tenemos claro lo que no queremos, pero falta trabajar en definir lo que sí queremos y en el cómo lo lograremos. Es sobre esto que espero indagar más en la próxima oportunidad.
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