Dionisio Gutiérrez tiene el derecho legítimo de oponerse a la candidatura de Sandra Torres, y supongo que para eso es que ahora está apoyando la de Alejandro Giammattei. Gutiérrez ha hecho explícita su animadversión hacia Torres en los editoriales y contenidos de su programa televisivo Razón de Estado. También es su derecho, ya que no es un programa que tenga aspiraciones de independencia, objetividad ni neutralidad política, sino la voz del señor Gutiérrez, y quien quiera oírla ve el programa y quien no no lo ve.
Ahora bien, la semana pasada la Fundación Libertad y Desarrollo (FLD), también de Dionisio Gutiérrez, presentó una encuesta elaborada por la empresa Cid Gallup. El mensaje principal que en un primer momento recogieron los medios de comunicación de esa medición fue que Giammattei figuraba como el ganador del balotaje de la elección presidencial del 11 de agosto con un 40.60 % de intención de voto, muy por encima del 33.40 % de Sandra Torres.
Sin embargo, al final de la presentación de la FLD se incluye un cuadro muy revelador en el que se muestra que ese cálculo incluye a las personas que manifestaron simpatía por cada candidato, pero que no tienen intención de salir a votar. Luego recalcula la intención de voto descontando a estas personas, es decir, considerando solamente a las personas que sí piensan ir a votar, con lo cual, en «términos absolutos», según el referido cuadro, el panorama se invierte dramáticamente, ya que la intención de voto coloca a Torres como ganadora con el 52.95 % y a Giammattei como perdedor con el 47.05 %. Es interesante cómo los mismos medios que inicialmente se apresuraron a divulgar el primer mensaje de la presentación (Giammattei como ganador), luego de analizar la información con más detenimiento, publicaron notas de seguimiento con la corrección (Torres como ganadora).
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En el mejor de los casos, suponiendo que no hubo mala fe, uno solo puede tratar de inferir que la intención de la FLD al introducir esta confusión en su presentación es intentar mostrar que la victoria de Giammattei depende del abstencionismo. Es decir, si este prevalece, especialmente en la capital, donde el antivoto contra Torres es muy alto, ella ganaría, mientras que, si por otro lado el abstencionismo en la capital es bajo (es decir, si la gente sale a votar), Giammattei tiene posibilidades de ganar. Y de ahí la arenga de Dionisio Gutiérrez a salir a votar quizá no a favor de Giammattei, pero sí en contra de Torres. En cualquier caso, esta fue una forma muy confusa de presentar la encuesta, lo que desató no pocas sospechas de intención de engañar.
Insisto en que Gutiérrez tiene el derecho legítimo de arengar a la ciudadanía a favor o en contra de cualquier candidatura. Sin embargo, me parece que lo que no es legítimo es manipular o presentar de manera confusa los datos de una encuesta. Si la encuesta muestra que Torres será la ganadora, ¿por qué no acepta el resultado y, en vez de hacer un berrinche, no llama con toda la seriedad del caso a votar por Giammattei, en vez de confundir presentándolo como ganador en una gráfica confusa?
Sea como sea, la lección debería ser clara: una lucha política, para que sea válida y legítima, debe hablar con claridad y honestidad. No debe recurrir a la manipulación confusa de encuestas, ya que, como quedó demostrado esta vez, la prensa y el electorado terminan descubriendo la verdad.
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