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Sobre fiscalía, mafias, un candidato y el ejército estadounidense en Guatemala

“Realmente creo que deberíamos observar si Otto Pérez Molina es la opción que Estados Unidos respalda para presidente, aunque tenga conexiones con el tráfico de drogas –quién no-.”
En su análisis Cuffe asegura que hay una relación entre iniciativas de militarización y zonas mineras.
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Sobre fiscalía, mafias, un candidato y el ejército estadounidense en Guatemala

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Un reportaje de la agencia de noticias MacClatchy sobre la turbulenta elección de fiscal general en 2010, -el nombramiento y posterior destitución de Conrado Reyes-, titulado “Guatemala a punto de quedar bajo el control de los narcos”, generó entre los analistas de Stratfor una nueva mirada sobre la situación de Guatemala. De la discusión sobre las turbias elecciones del jefe del Ministerio Público, pasaron a intercambiar opiniones sobre el papel que podría jugar Otto Pérez como candidato –con un posible apoyo de Estados Unidos-, para finalizar especulando sobre la presencia encubierta del Ejército de Estados Unidos en territorio guatemalteco.

Muchos de los análisis, como les llaman en Stratfor, inician así: uno de los analistas comparte con sus colegas una noticia, una columna de opinión, un reportaje o el estudio de alguna institución y se empieza a desarrollar una “conversación” en la que los analistas aportan información de sus fuentes locales o de sus experiencias in situ. En otros casos, como una clásica charla de café, la conversación se desvía y toma rutas insospechadas. En este correo, titulado “Cómo la frágil democracia guatemalteca casi se convierte al narco”, basado en el título del reportaje de Tim Johnson para la empresa de noticias MacClatchy, publicado por el Nuevo Herald en español, los analistas de Stratfor presentan sus muy variados puntos de vista sobre Guatemala.

Alex Posey, analista táctico de Stratfor, envió la copia del reportaje el 20 de julio de 2010, ocho días después de publicada la nota de Johnson, con un breve comentario: “Este año, Guatemala estuvo a punto de caer bajo el control de los mafiosos, pero un juez español sin pelos en la lengua salvó a la nación de caer en el precipicio”, escribe el analista en referencia a Carlos Castresana, en ese entonces jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y que es mencionado por Johnson en su reportaje.

El documento compartido aseguraba que durante 17 días: “Un abogado (Conrado Reyes) al frente de una pandilla de personajes siniestros ocupó el cargo de fiscal general y comenzó a desmantelar el aparato legal del estado.” Y contextualizaba: “Aunque la administración del presidente Álvaro Colom ha expulsado a más de 2,000 agentes de la policía nacional, la corrupción corroe los pilares del estado. Los últimos dos jefes de la policía nacional están en la cárcel acusados de cargos relacionados con el narcotráfico. Dos ex ministros de Gobernación son fugitivos de la justicia”.

La nota periodística compartida por los analistas de Stratfor compilaba lo que los medios guatemaltecos cubrieron durante el tiempo que duró la elección del jefe del Ministerio Público y en la que varias organizaciones de la sociedad civil se dieron la tarea de fiscalizar disciplinadamente –aunque dicho dato no es resaltado por Johnson en su texto-. Menciona las posibles relaciones de Reyes con Juan Roberto Garrido Pérez, un capitán retirado del ejército a quien la embajada de Estados Unidos supuestamente retiró su visa por sospechas de conexiones con el narcotráfico. El periodista afirmaba: “Se dice que las oscuras conexiones de Garrido van más allá de las drogas”.

Johnson detalla los días de Reyes como fiscal general y las destituciones que realizó, y luego explica cómo el 7 de junio Castresana “en medio de la desesperación” renunció, afirmando: “Él no es el fiscal que Guatemala merece. Tiene conexiones con organizaciones ilícitas. Su elección fue arreglada por firmas de abogados que defienden al narcotráfico”.

Finalmente la nota anunciaba la destitución de Reyes y el nombramiento de Claudia Paz y Paz, actual fiscal general del ministerio público.

¿Tropas estadounidenses en territorio guatemalteco?

En respuesta al correo, Colby Martin, analista de inteligencia táctica de Stratfor –que también participó en el análisis de la masacre de los cocos y que según su perfil en Linkedin, recientemente retirado de la red, vivió en Guatemala, mientras dirigía una ONG-  explica en un críptico comentario: “Esto amarra con lo que estuvimos hablando con Colom. Todos acusan a la esposa por conexiones con las drogas, pero no hay diferencia”, luego hace una confusa declaración: “una teoría sobre la oficina siendo tocada, no es por los traficantes, sino por nosotros”. En algunos casos, los mensajes pueden ser imprecisos, pues los analistas al referirse a “nosotros” hablan indistintamente sobre los analistas de Stratfor y, en otros, se refieren a Estados Unidos. Martin asegura estar intentando obtener más información, pero afirma que hay mucho temor entre sus fuentes.

Martin sugiere: “Realmente creo que deberíamos observar si Otto Pérez Molina es la opción que Estados Unidos respalda para presidente, aunque tenga conexiones con el tráfico de drogas –quién no-.” Y afirma “él (Pérez Molina) sería el candidato en línea con Calderón y obtendría en retribución el apoyo financiero y militar”, en probable referencia a la cruenta lucha contra el narcotráfico realizado por el presidente de México. Martin finaliza su breve correo afirmando: “Ya hay en el territorio soldados estadounidenses protegiendo las minas de Montana”.

En contestación al mensaje de Martin, Scott Stewart, especialista en Inteligencia Táctica de Stratfor, ex agente especial de seguridad en el servicio diplomático y especialista en casos de terrorismo, cuestiona sobre la presencia de ejército estadounidense en territorio guatemalteco: “¿Qué dices?”.

Colby Martin amplía, asegurando que él estuvo en Nebaj, Quiché, y afirma que en San Marcos había un contingente de mil soldados (marines) estadounidenses, durante el conflicto de la instalación de la mina Marlin. “Los proyectos están desde 1995, pero los soldados vinieron con tropas de apoyo y nadie creyó que sólo estuvieran allí para construir escuelas y cuidar pacientes.” Martin asegura que él no cree que estuvieran en Guatemala sólo por proyectos humanitarios: “especialmente tras sentarme en reuniones con personas del movimiento contra la mina Marlin”.

Martin acota que la mina Marlin es una compañía canadiense, pero se respalda con un documento que afirma que la protección de la mina era una cuestión secundaria, se alcanzaba el fin de tener presencia en el área. El analista asegura: “lo más importante es que le da a los pobladores la sensación de que los soldados están allí para ayudar. Son tácticas contrainsurgentes básicas”.

Martin narra a sus colegas, ilustrando cómo “para agregar miedo a la población”, Otto Pérez Molina dio un discurso electoral en Nebaj -“donde él fue comandante durante las masacres de los mayas ixiles”- y describe el despliegue de seguridad del actual presidente y en ese entonces candidato presidencial, “con francotiradores en la terraza de la estación de la policía y fuerzas de seguridad en todo el pueblo”.

Martin afirma que en el área se acepta el hecho de que las fuerzas de Estados Unidos estén activas y dice: “Me he encontrado a más de un tipo cerca de las montañas del noroccidente de Guatemala y podría apostar hasta mi último dólar a que no son montañistas promedio”.

Colby Martin comparte en el mismo correo un informe de Guatemala Solidarity Network (Red Solidaria de Guatemala) del 2007 en el que se asegura que un contingente de mil soldados estadounidenses llegó a Guatemala para realizar trabajo humanitario en San Marcos. Se alude a una nota de Prensa Libre que ya no está disponible en internet, pero que es citada por Velocidad Máxima. Y donde se confirma que un contingente de 948 militares se iba a instalar en San Marcos. El embajador norteamericano había declarado en esa ocasión: “Este ejercicio humanitario provee a Estados Unidos la oportunidad de entrenar a las reservas militares y a la guardia nacional”.

El mismo blog de Guatemala Solidarity Network cita a Sandino Asturias, del Centro de Estudios Guatemala (CEG), que  también pone en duda las intenciones humanitarias: "Para nadie es un secreto el interés geopolítico de los Estados Unidos en la región y en particular en Guatemala. Aquí lo grave es que en esencia se trata del uso del territorio guatemalteco para entrenar tropas militares extranjeras. Eso es una flagrante violación a la soberanía nacional. El hecho que lo disfracen de obras sociales y de infraestructura tiene aun otro objetivo perverso: el acostumbrar a la población a la presencia de las tropas norteamericanas y que de alguna forma esta sea aceptable por el público en general."

El mismo documento pone en duda al programa Nuevos Horizontes –que brinda asistencia humanitaria, diseñado para dar entrenamiento a unidades militares de Estados Unidos, según el blog de solidaridad, antes citado-, replicado en muchos países de Latinoamérica. “Esperamos que no se repita la interferencia estadounidense demostrada en Nicaragua, el año pasado, de acuerdo con la OEA”.

Colby Martin, en el mismo correo, comparte el enlace de un análisis de Sandra Cuffe de 2006 en donde se advierte sobre la presencia militar de Estados Unidos en San Marcos y cuestiona el plan Maya Jaguar anti-narcóticos iniciado en 1998, y menciona al del ex ministro de gobernación Carlos Vielmann, quien continuara con la solicitud de ayuda a Colombia y Estados Unidos. En su análisis Cuffe asegura que hay una relación entre iniciativas de militarización y zonas mineras.

Plaza Pública pidió a Sandino Asturias la confirmación sobre las declaraciones que se le adjudican en el blog citado por Martin. Asturias reconoce haber dado esas declaraciones y las actualiza: “Hay dos planes de presencia militar de Estados Unidos en Guatemala: el Maya Jaguar, autorizado en el 98 por el Congreso de Guatemala, que permite hasta 99 agentes combatiendo el narcotráfico. Y el segundo plan es Nuevos Horizontes”.

Asturias asegura, confirmando lo que dice Martin en su análisis, que Nuevos Horizontes es un programa de la Guardia Nacional de Estados Unidos que viene a Guatemala todos los años. “Hacen una escuelita, un pozo de agua, un camino… Es una manera de intervención de EEUU a través de esos planes legales; vienen a hacer programas sociales, entre comillas”, asegura Asturias. Según el dirigente de CEG, “como en ese momento lo expresé, sirve más que para ayudar a Guatemala; sirve para entrenar en clima y en condiciones, en terreno real. Para que las tropas entren en relación con la población y estén visibles”. Esas estrategias conjuntas, del ejército de Guatemala y de EEUU, según Asturias, “les sirve a los dos, para futuras intervenciones”. Al cuestionársele sobre la afirmación de Colby Martin –que la presencia de agentes estadounidenses forman parte de un plan contrainsurgente– Asturias dice estar de acuerdo.

“Siguen en la lógica del Ejército de Guatemala, de ganar el corazón de los guatemaltecos. Lo más actual y clientelar han sido las bolsas solidarias. La estrategia es ganarse a la población, es un mecanismo para ganarse la simpatía y de paso entrenar a su personal en cualquier escenario parecido a la intervención”, asegura Asturias. El número de efectivos en estas estrategias humanitarias, varía, según Asturias, entre cincuenta y 200, aproximadamente.

¿Ejército al cuidado de las minas?

Del otro lado de la moneda, en referencia a la presencia militar estadounidense custodiando la mina Marlin, Mario Marroquín, director de GoldCorp, compañía a la que pertenece la mina Marlin, se muestra sorprendido con la información que revela Stratfor y declara: “Absoluta y firmemente no”.

Marroquín asegura que la estrategia de seguridad de la mina se rige con los principios de Naciones Unidas y el respeto a los derechos humanos. Sí, confirma Marroquín, hay elementos del ejército de Guatemala “únicamente en el polvorín, donde están los explosivos, por ley nacional. Es la única presencia, y es reducida”. Incluso, dice Marroquín, periódicamente realizan evaluaciones para el cumplimiento de los parámetros de seguridad, en donde se realizan reuniones con la comunidad para conversar sobre ésta y la posible presencia de elementos del ejército o la policía.

Se le pregunta a Marroquín si hay elementos de seguridad extranjeros en la mina y él responde: “No lo creo, toda la gente es recurso nacional. Nuestro jefe de seguridad es canadiense, pero aparte de él, no”.

Al exponerle a Asturias la afirmación del analista de Stratfor sobre miembros del ejército estadounidense cuidando la Mina Marlin, cree que puede estar en lo cierto. “Les sirve de inteligencia, para empezar, y controlar los intereses de las empresas trasnacionales”. Asturias afirma que no es casualidad que en ese año (2007) se hayan instalado en San Marcos, “refuerza su presencia”.

De vuelta al documento Stratfor. Colby Martin finaliza su correo dejando un enlace para los demás analistas con la Organización Global Security en la que se enumera una serie de “misiones humanitarias” realizadas en Guatemala por parte del Ejército de Estados Unidos.

Finalmente, la serie de correos electrónicos es cerrada por Scott Stewart, el ex agente especial de seguridad en el servicio diplomático y especialista en casos de terrorismo. Stewart asevera que este tipo de “ejercicios”, probablemente en referencia a los mencionados por Martin, son muy comunes y duran poco tiempo. Stewart afirma en una línea: “No hay presencia residual de tropa”.  

Stewart supone que debe haber en el territorio de la mina Marlin agentes de seguridad privada, pero afirma con seguridad que no hay “USMC” (United States Marine Corps, cuerpo del ejército del Estados Unidos). “Especialmente con las restricciones de USG (United States Government) de hacer negocios con guatemaltecos. Ni siquiera tenemos permiso de venderles armas”. El especialista en terrorismo descarta las afirmaciones de Martin y asegura que no hay posibilidad de que el ejército estadounidense esté proveyendo seguridad a una empresa canadiense, o teniendo tropa en el territorio de Guatemala.

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Estos documentos "tácticos", como Plaza Pública explicó anteriormente, servirían después para que la Stratfor (por Strategic Forecast) Global Intelligence, creada por George Friedman, diera información a sus clientes: empresas privadas, embajadas y ministerios de relaciones exteriores. Es necesario aclarar que, como bien se refleja en este intercambio de correos, esta información funciona como cerillos para iluminar algunos temas en la sombra, pero en ningún momento proveen certeza o dan evidencias concretas, como aquí se percibe. En esta correspondencia es posible incluso observar las discusiones y desacuerdos que existen entre los diversos analistas sobre un mismo tema. Funciona Stratfor, para conocer el tipo de información que manejan decenas de empresas privadas y públicas para la toma de decisiones; y se constituye, probablemente, en una posible pieza para el rompecabezas.

*Se ha utilizado el paréntesis para introducir explicaciones de Plaza Pública y guiones cuando son comentarios literales de los archivos.

*Para ver el documento original.

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