Si plátano sembramos, plátano cosechamos

Partamos de tres hechos reales y contundentes. Primero, el presidente Otto Pérez Molina es un hombre de derecha. Para nadie debe ser una sorpresa que lo sea, porque siempre lo fue. Un hombre con formación militar, de la misma manera que existen ingenieros, economistas o periodistas. Cuestión de vocación, supongo.

Segundo, el Partido Patriota es un partido de derecha. La economía de mercado fue una prioridad desde el principio, así lo destacaban en su plan de gobierno; los patriotistas “creen en una sociedad libre, respetuosa de la propiedad privada, responsable, tolerante y participativa y están convencidos que sólo por medio del trabajo, competencia y eficiencia se podrá lograr la prosperidad y la satisfacción de las necesidades de todos los guatemaltecos”.

Tercero, el equipo de Gobierno que buscó para conformar su gabinete está compuesto, mayoritariamente, por profesionales conservadores de derecha. ¿Qué más se podría esperar de un partido de derecha y de un líder de derecha? Este equipo de gobierno marcó sus prioridades nacionales en tres ejes: Hambre Cero y el desarrollo rural; la reducción de la violencia; y el tema fiscal y la competitividad. Sin embargo, sus principales aciertos han sido en los dos últimos ejes. El Hambre Cero y el desarrollo rural aún no logran arrancar plenamente. ¿Será acaso por falta de convencimiento o porque no se le da un verdadero énfasis? Lo cierto es que lo social pareciera quedar relegado. Muy propio, por cierto, de gobiernos de derecha.

En este marco, es necesario y legítimo que como ciudadanos individuales u organizados sigamos exigiendo resultados a este equipo y a este Presidente, que por ahora gozan de una aprobación del 70% de la población. Pero me parece que es ingenuo esperar políticas de izquierda de parte de un líder de derecha. Eso sería como esperar cosechar limones cuando lo que tenemos es una mata de plátano.

Si plátano sembramos, plátano cosechamos. El pueblo de Guatemala eligió democráticamente a un militar conservador como Presidente de la República, así como cinco años atrás eligió a un ingeniero de centro-izquierda, y una administración anterior, a un empresario de derecha. La administración de Otto Pérez no va a eliminar las inequidades de este país, no va a promover una reforma agraria, no va a cerrar mineras e hidroeléctricas, no va a aumentar los impuestos de los que más tienen, y la política social seguramente no será su bastión ideológico.

Los grupos de izquierda o progresistas deberán servir de contrapeso para inclinar la balanza un poco al centro, pero no van a mover el péndulo para la izquierda. Para esto, tendrán que esperar otros tres años.