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Segunda vuelta: ¿Torres o Giammattei? Un análisis territorial

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Segunda vuelta: ¿Torres o Giammattei? Un análisis territorial

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Sandra Torres arrasó con el voto rural, pero si quiere la Presidencia tendrá que incrementar el rururbano. Giammattei necesitará sacar a votar al votante urbano (el más abstencionista en la primera vuelta, y entre el que Torres tiene más antivoto) pero también debe penetrar en los territorios rurubanos, dominados por el Movimiento de Liberación de los Pueblos, la Unidad Nacional de la Esperanza y en menor medida el Partido Humanista.

Desde principios de siglo, Guatemala ha entrado en una fase de crecimiento acelerado de la población urbana. Los motivos son que la población crece por la alta fecundidad, en especial en el área rural, y eso produce sobrepoblación y sobre carga el campo; y que la juventud con educación media, fruto de políticas educativas de los últimos años, encuentra en las ciudades las posibilidades de seguir sus estudios o desarrollar más ampliamente sus capacidades. Ambos fenómenos provocan una emigración cada vez más acelerada de los jóvenes del campo hacia la ciudad.

En los próximos 20 años el país pasará de contar con una población predominante rural (57% en el año 2000) a ser predominante urbano (más del 75% proyectado al año 2032) [1]: deberá incorporar entre 6 y 7 millones de personas adicionales a las ciudades en ese período de tiempo. Esa población será muy joven (22 años promedio en la actualidad, 35 años de edad promedio estimados para el año 2032[2]) y el proceso de asimilarla moldeará las prioridades de políticas públicas para los próximos veinte años en el país.

La urbanización tiene un carácter distinto por región.

La primera ola urbanizadora de los años ochenta-noventa permitió que la ciudad de Guatemala se consolidara como un área metropolitana de más de tres millones de habitantes. La segunda ola tendrá lugar en los próximos 20 años y se asentará en las ciudades del interior del país. Hará crecer ciudades intermedias y metropolitanas, como Quetzaltenango o Cobán, e impulsará a que emerjan pequeños centros urbanos en distintas localidades del país.

Esa urbanización “desde abajo”, basada en una mediana industrialización rural extensiva, se instala en la mayor parte de los paisajes del altiplano y convierte a las poblaciones rurales en espacios geográficos policéntricos que no son ni urbanos ni rurales[3] sino una red que, construida en torno a las carreteras, alterna residencias urbanas, industrias y hábitat rural.

En ese espacio rururbano no opera ninguna regulación y el crecimiento de las viviendas dispersas pone presión sobre las tierras agrícolas y desplaza los cultivos hacia las zonas boscosas. Ese mundo rururbano cuenta con atributos de la ciudad como la conectividad y acceso a celular e internet, pero mantiene una relación estrecha con el mundo rural, sus redes y cosmovisión.

Así, el país se encuentra segmentado en el espacio metropolitano de la ciudad de Guatemala (que en el mapa se corresponde con el departamento de Guatemala), ciudades intermedias en proceso de urbanización, un mundo rural de las comunidades más alejadas y en ese nuevo continuum rururbano.

En este análisis, definimos cuatro categorías a partir de los datos del censo del año 2002 y la proyección de población al 2015: población urbana (superior a 50% de porcentaje de población urbana), rural (superior a 70% de población rural) y en transición (o rururbano, municipios que están entre los valores anteriores), así como el espacio metropolitano que ya hemos mencionado.

También vale la pena mencionar que el padrón electoral es más urbano que el mapa de distribución de población: la mayor parte de la población en edad de votar tiende más a vivir en centros urbanos que la población más joven, motivada por la búsqueda de empleo. El mapa siguiente con datos del TSE nos muestra la distribución del padrón entre urbano y rural para el año 2019. En los municipios ocres la mayor parte de los empadronados vive en áreas urbanas y en los grises en áreas rurales.

Territorialización del voto presidencial: escenarios 2015 y 2019

La transición urbana es más que una transición estadística: es un cambio en el funcionamiento y organización de los territorios, en su gestión y en el estilo de vida de los ciudadanos que allí viven. Esa transición tiene consecuencias en la economía y en las prácticas sociales, pero también en el comportamiento político de la población. Sus demandas, su acceso a la información, su forma de votar y posicionarse tienen aristas marcadas en los distintos arreglos territoriales del país.

Aunque el elemento territorial está lejos de ser la única variable explicativa del voto, es pertinente reflexionar sobre cómo lo influye.

En las elecciones de la era democrática existió una apreciación de alternancia entre los presidentes “puestos por el campo” o “por la ciudad”. Así las cosas, el peso poblacional y electoral de la ciudad de Guatemala permitió poner a presidentes como Arzú y Berger. Se atribuye en general al campo las presidencias de Portillo y Álvaro Colom.

En la primera vuelta 2015 hubo una clara repartición del voto de la elección presidencial de primera vuelta entre los candidatos Manuel Baldizón, Sandra Torres y Jimmy Morales. Morales ganó la mayor parte de votos en las áreas urbanas (área metropolitana y ciudades intermedias), mientras Torres ganó el voto rural y Baldizón el rururbano.

Una comparación con el mapa de categorías territoriales  evidencia una buena relación entre los destinatarios del voto emitido en la primera vuelta y esos tres espacios urbanos, rurales y en transición. 

En 2019, los resultados de las elecciones presidenciales en la primera vuelta electoral, según los datos preliminares del TSE, muestran la gran progresión de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) de Sandra Torres a comparación de 2015 (primer lugar en más de 234 municipios), seguido de Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP) (46 municipios), VAMOS (28 municipios) y Partido Humanista (16 municipios). Los demás partidos fueron primer lugar en menos de cuatro municipios.

Sandra Torres obtuvo primer lugar más allá del área rural, y creció mucho en áreas rururbanas y urbanas de ciudades intermedias y pequeñas para este proceso electoral. Vamos y Partido Humanista (y Winaq en cuatro municipios) se repartieron el voto urbano (metropolitano y ciudades intermedias), muy en línea de la idea de la dispersión del voto en esos territorios (lo denominado voto cruzado).

Los lugares en que el MLP obtuvo el primer lugar en la elección presidencial son zonas rururbanas del Altiplano. En El Asintal, Retalhuleu, de donde es oriunda Thelma Cabrera, ganó en las 5 papeletas la UNE. Este fenómeno se repite en la mayoría de los municipios rurales muy empobrecidos.

Cuanto más urbano es el municipio, más dispersa es la votación de las cinco papeletas.

En el distrito central, municipio de Guatemala, Unionista gana la alcaldía, Semilla el listado distrital de diputados y listado nacional, Creo domina el Parlacen y Vamos la Presidencia. Cuatro ganadores distintos en las cinco papeletas: solo repite Semilla.

En los municipios rururbanos tenemos mezcla, en algunos casos se comportan como municipios rurales y en otros como municipios urbanos. En muchos de esos casos depende del liderazgo o cacique local.

Los demás partidos lograron llegar a primera vuelta en algunos municipios sin marcar tendencia territorial específica, con razones que se deben buscar más desde la lógica del caciquismo local, sea por influencia del diputado distrital o del alcalde de la zona, que presentaremos en un siguiente artículo.

El voto “sorpresa” del MLP se da en espacios donde el MLP tiene base territorial (altiplano) pero también en esas zonas rururbanas con las características de penetración de internet y celular. No corresponde a un voto rural y menos un voto indígena consolidado, como sí es el de la UNE. El voto rural empobrecido coincide con el voto indígena consolidado.

El mapa siguiente muestra la correlación (menos clara en esas elecciones) entre categorías de voto y categorías territoriales.

¿Qué posibilidades hay en la segunda vuelta?

El voto urbano se mueve a votar por razones emotivas, ya sea entusiasmo por un candidato o temor al otro. El voto más rural lo movilizan más las estructuras locales o cacicazgos.

En 2015, Jimmy Morales se expandió desde las áreas urbanas hacia el voto rururbano y eso fue la clave de su victoria. Nunca antes un ganador de primera vuelta había crecido tanto en la segunda:  1,225,000 votos. En las últimas tres elecciones, en promedio, el ganador de la primera vuelta mejoró su registro en la segunda vuelta en 880,000 votos. Sandra Torres incrementó su voto en la elección de 2015 en 295,000 votos.

En siete de los ocho últimos procesos el primer lugar ganó la segunda vuelta y en siete de los últimos ocho la diferencia entre el primer y segundo lugar se amplió. Solo logró darle la vuelta en 1990 Jorge Serrano Elías, que había sido segundo por 39,000 votos.

Clave es el abstencionismo. En la elección 2015 la participación electoral bajó de 71 % a 56 %. En áreas urbanas la participación se mantuvo por encima del 60 %. En esta elección la participación bajó de 71 % a 61 % y está más alta en áreas rurales que urbanas. Hay un descontento o falta de interés del votante urbano.

Este año, el posicionamiento de Sandra Torres en esos espacios es mucho más importante desde la primera vuelta, siempre con el voto rural más consolidado, habiendo ganado incluso, sustancialmente, en municipios donde no ganó su alcalde y en territorios más rururbanos o incluso algunos urbanos, como Cobán, Carchá y Chamelco. Por otro lado, Alejandro Giammattei tiene como reto aumentar su voto urbano (hoy compartido con Mulet) y convencer al votante rururbano, por ejemplo, o al voto del electorado del MLP, que se ha vuelto clave en esa perspectiva.

El voto rururbano como clave de la segunda vuelta de la elección presidencial fue fundamental en 2015 para la ampliación del voto de Jimmy Morales. Para Sandra Torres consolidarlo o incluso incrementarlo será esencial en su segundo intento de ganar la presidencia y convertirse en la primera presidenta de Guatemala. Para Alejandro Giammattei será fundamental sacar a votar al votante urbano (donde está la mayor parte del voto anti Sandra) e intentar penetrar en los territorios rurubanos, que dominaron MLP, UNE y en algunos territorios el Partido Humanista.

 


[1] CEPAL-CELADE, Estimaciones y proyecciones de población, revision 2019
[2] CIA world fact book
[3]En el sureste asiático, estos espacios se denominan “desakota” (poblaciones rurales y ciudades a la vez) y se encuentran, según el geógrafo McGee (1991), dentro de un radio de 200 kilómetros de las grandes ciudades o entre las metrópolis cercanas.
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