Pocas veces los congresistas tienen la información necesaria para, sin ayuda exterior, proponer una iniciativa que finalmente tenga resultados positivos. Por eso que es sumamente importante invitar a los tanques de pensamiento, universidades, cámaras, asociaciones y ONGs a participar en los procesos legislativos.
Ésta es la forma en que el congresista se comunica con la "sociedad civil". Las mesas de trabajo y audiencias de las comisiones de trabajo del Congreso son la forma en que se e...
Pocas veces los congresistas tienen la información necesaria para, sin ayuda exterior, proponer una iniciativa que finalmente tenga resultados positivos. Por eso que es sumamente importante invitar a los tanques de pensamiento, universidades, cámaras, asociaciones y ONGs a participar en los procesos legislativos.
Ésta es la forma en que el congresista se comunica con la "sociedad civil". Las mesas de trabajo y audiencias de las comisiones de trabajo del Congreso son la forma en que se ejercita el derecho de petición en Guatemala. Hasta ahí todo bien. Ése es el discurso políticamente correcto y aceptado en Guatemala.
Por eso decimos que en Guatemala nadie hace cabildeo. Y en todo caso si alguien lo hace son los contratistas del Estado, los demás no hacemos cabildeo, somos transparentes, somos sociedad civil. Si fuéramos un poco más honestos, aceptaríamos que todos son grupos de interés.
Las iglesias católica y evangélicas, las empresas nacionales y las internacionales, las embajadas, los ecologistas, los mineros, los jóvenes, las cabecitas de algodón, los de la Teletón, los grupos LGTB, los de VIH, los maestros, los cooperativistas, los banqueros, todos tenemos intereses. Aunque usted no pertenezca directamente a ninguna de esas agrupaciones, al final lo que hagan o dejen de hacer le afecta más o menos, pero sí le afecta y por lo tanto usted también tiene intereses.
Muchos pensarán que no se puede meter en el mismo costal a los actores antes mencionados, que el dinero es lo que separa a unas de otras. El lucro de unas actividades frente a las otras que son no lucrativas. Pero esto tampoco es cierto, puede que la iglesia no lucre de prohibir el matrimonio homosexual o el aborto pero eso no quiere decir que su actividad sea diferente de la de un empresario de la música que proponga una iniciativa que promueva el arte nacional.
Ambas actividades tienen un efecto directo en la vida de toda la población. Dependerá de los valores e intereses de cada quien cómo calificar cada actividad. Llamar a las cosas por su nombre tiene un beneficio y es que al dejar de aparentar que no cabildeamos podemos empezar a poner las reglas claras.
Ignorar que en Guatemala el sistema político está contaminado y que es necesario corregir la forma en que se están financiando los partidos políticos es cavar nuestras propias tumbas. Dado que todos tenemos intereses y queremos que las empresas, tanques de pensamiento, universidades o iglesias sigan cabildeando, tenemos que hacer que este cabildeo sea abierto, legal y público.
De lo contrario el cabildeo, entendido como un mecanismo de informar y comunicar a los congresistas, será una actividad penalizada (como de hecho ya es) y carísima. Sólo quienes tengan el dinero van a poder acceder a los congresistas y entonces la calidad de toda nuestra legislación será muy baja. Los congresistas no tienen esa información, son los grupos de interés quienes manejan los temas en la práctica, son los grupos de interés quienes tienen que convencer con argumentos a las comisiones y esto debe de hacerse de forma abierta.
Muchos lobistas son pecadores, efectivamente trabajan dando mordidas, otros lobistas nunca dan mordidas, pero la mayoría trabajan en líneas grises, entre el bien y el mal. Legalizar la actividad y ponerle límites permitirá que estos grupos de interés hagan mejor su trabajo y salgan del limbo moral en el que los tenemos.
Más de este autor