Ir

Sandra Torres y una socialdemocracia maquilera

Sus palabras son de conciliación, pero las maneras suaves y el tono de voz bajo con el que empieza la charla irá subiendo conforme se toquen temas como los errores del gobierno de la UNE, “la falta de rumbo del gobierno de Otto Pérez”, o a sus rivales Manuel Baldizón y Alejandro Sinibaldi.
–¿Se requiere otra reforma fiscal para poder financiar estas políticas? –Yo no le apostaría a la reforma fiscal, ya se hizo una. Hay evasión, hay que transparentar los procesos. Hay evasión fiscal en aduanas, sólo el año pasado fue de más de mil millones en el IVA en los puertos.
Pobladores de Nueva Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, escuchan a Sandra Torres durante un mitin político el 9 de febrero de 2014.
La mayoría de personas que acudieron al mitin político de Torres fueron mujeres.
Alrededor de 500 personas acompañaron a la candidata, quien habló desde el área de carga de un camión adaptado como tarima.
Torres anunció que quiere aumentar a cinco los sacos de fertilizante que da el Ministerio de Agricultura y retomar la idea Mi Bosque Progresa.
Torres es Comunicadora de profesión, pero nunca ejerció como tal. Se ha dedicado, en cambio, a administrar empresas textiles.
"Sandra es la solidaridad". Ésa es la idea que la UNE busca asociar a la imagen de Sandra Torres hasta que sean una sola.
"Yo no fui Presidente, fui Primera Dama, y me dediqué a los programas sociales. A los resultados me remito”, dijo Torres.
La socialdemócrata bancada de diputados de la UNE en el Congreso, dirigida por Torres, intenta extender las exenciones fiscales a la industria maquiladora textil, así como sustituir una ley de maquilas que data de 1989.
Se dice socialdemócrata y tiene un ambicioso plan para ampliar los servicios públicos y mejorar la seguridad.
La ex primera dama, Sandra Torres Casanova, busca hacer historia por partida doble: ser la primera presidenta del país y llevar a su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de regreso al poder.
Tipo de Nota: 
Información

Sandra Torres y una socialdemocracia maquilera

Historia completa Temas clave

La ex primera dama Sandra Torres Casanova busca hacer historia por partida doble: ser la primera presidenta del país y llevar a su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de regreso al poder, algo que nadie ha logrado en 28 años de democracia. Se dice socialdemócrata y tiene un ambicioso plan para ampliar los servicios públicos y mejorar la seguridad… con un único defecto: no tiene cómo pagarlo a menos que toque los intereses del sector privado. Lo invita a la concertación.

Torres es una candidata peculiar. No hay muchos otros que se hayan encontrado antes en su situación: la de alguien que pesó e influyó mucho en un gobierno, aunque su cargo fuera formalmente periférico, la de alguien que atrajo toda la atención y buena parte de las críticas, y que después de eso aspira a gobernar, con un interludio de cuatro años, sin ser ya la candidata oficialista. Torres está de regreso al ruedo político después de perderse la contienda de 2011. La Corte de Constitucionalidad consideró su divorcio del entonces mandatario una forma de evadir la prohibición que le impedía buscar la Presidencia.

En cierto modo encarna el arte de la reinvención.

En primer lugar, porque su trayectoria se ha hecho un poco al revés. Primero gobernó junto a su ex marido, y ahora le toca ser oposición y aspirante. Y su discurso se resiente un poco de esa inversión: tras sus forcejeos tempestuosos con la Ley de Acceso a la Información Pública, por ejemplo, verla intentando convertirse en prosélito de la transparencia exige una rara capacidad de olvidar.

En segundo lugar, su transformación pasa por tomar del pasado gobierno lo que considera éxitos y distanciarse de sus errores como si no hubiera tenido relación con ninguno.

Es simple: “Yo no fui Presidente, fui Primera Dama, y me dediqué a los programas sociales. A los resultados me remito”.

Y eso rezan las vallas publicitarias que tímidamente comienzan a aparecer en las carreteras del país promocionando a la UNE:

La solidaridad es el camino.

Ella nos dio Mi Familia Progresa.

Ella nos dio Escuelas Abiertas.

Ella nos dio Educación gratuita.

Ella es la solidaridad. Ésa es la idea que la campaña del partido busca asociar a la imagen de Sandra Torres Casanova hasta que sean una sola.

La entrevista se desarrolla en la sede del partido, en la zona 9 capitalina, y ella viste una blusa estampada y un traje sastre, ambos de color turquesa. Combinan con su delineador. Junto a ella, su jefe de prensa, el ex ministro de Gobernación, Carlos Menocal, y una videocámara del partido que graba la conversación.

Comunicadora de profesión aunque dedicada durante mucho tiempo a empresas textiles como administradora y propietaria hasta 2011, la impresión general que quiere transmitir de entrada no es ni la de ataque ni la de defensa que la caracterizó entre 2008 y 2012. Sus primeras palabras son de conciliación, pero las maneras suaves y el tono de voz bajo con el que empieza la charla irá subiendo conforme se toquen temas como los errores del gobierno de la UNE, “la falta de rumbo del gobierno de Otto Pérez”, o a sus rivales Manuel Baldizón (Lider) y Alejandro Sinibaldi (PP).

 

Santa María El Tablón, Sololá

16 de julio de 2011

Torres habla desde una tarima erizada de altavoces. Alrededor de tres mil personas (9 de cada 10 son mujeres) se reúnen en un prado junto a la carretera para escuchar a la entonces pre candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Ha saludado en quiché y ahora recuerda que el gobierno sí cumple sus promesas, que Mi Familia Progresa, que la Bolsa Solidaria llegará a todos los municipios de Sololá. Anuncia, después, nuevos programas sociales: Mi Bosque Progresa, Q300 a hombres por la siembra de árboles, y Mi Hogar, Mi Vida, para viviendas mínimas.

Las asistentes han llegado, dicen, con la esperanza de que continúen los beneficios de los programas sociales… y por si ganan el sorteo de 20 estufas de dos hornillas.

Torres termina, baja del escenario, y antes de desaparecer, responde sobre los recursos oficiales invertidos en el mitin: “Les invito a que investiguen no sólo si regalamos 20 estufas sino también las campañas millonarias de otros partidos”.

 

Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá

9 de febrero de 2014

Alrededor de 500 personas acompañan a la candidata, que habla desde el área de carga de un camión adaptado como tarima. Su equipo de seguridad y logística incluye tres camionetas y en su discurso se suceden las críticas al gobierno por limitar y condicionar la entrega de programas sociales. La continuidad de su obsesión es evidente, como es la de sus promesas: anuncia que quiere aumentar a cinco los sacos de fertilizante que da el Ministerio de Agricultura y retomar la idea Mi bosque Progresa.

“Para que [los hombres] no se quejen de que los tenemos abandonados”, acota.

Ya en tierra, semanas después durante la entrevista intenta escabullirse de las preguntas sobre los errores del gobierno de la UNE (“no hablo del pasado sino del futuro”) y recuerda que los programas sociales, tan señalados por el entonces Partido Patriota de ser clientelistas, funcionaron mejor pese a tener un presupuesto menor o no contar con su propio ministerio, el de Desarrollo Social.

–¿Sabe que estudios académicos demuestran que el programa de fertilizantes no ha contribuido a mejorar la producción de granos básicos en 12 años?

–No estoy tan de acuerdo con eso. Hay que discutirlo y profundizarlo más. Lo que sucede es que la gente lo sigue viendo como un apoyo. No para vivir, pero por lo menos para sobrevivir.

Torres sostiene que un programa de esta envergadura no puede cerrarse de la noche a la mañana. Apuesta en cambio por “fortalecerlo y transparentarlo” con acciones para mejorar la economía campesina mediante acceso a créditos para mejores prácticas, semillas mejoradas y acceso a la tierra, y piensa que en algún momento eso debería superar el gasto en fertilizantes.

–Pero si no ha funcionado ¿por qué insistir?

–Al igual que las onegés que prestan servicios de salud, no se pueden quitar de tajo. Hay que discutirlo, consensuar y buscar soluciones, pero yo no me puedo comprometer a quitar un programa de abono, cuando conozco el campo y lo que la gente me pide es su abono. Entonces no puedo ir en contra de una decisión de las mayorías. Tengo que respetar la decisión de la gente. Lo más importante para tener éxito político es saber escuchar.

Sandra Torres, en este punto, lo tiene claro: no puede oponerse a una demanda electoral arraigada entre sus electores.

–Si lo quita va contra sus beneficios políticos…

–Así es –responde suavemente y sin inmutarse.

***

Torres también habla de la necesidad de transparentar el financiamiento de los partidos políticos. Dice que intentará trabajar en esa dirección, pero no ahora, sino que en su momento. En el de la campaña.

–¿Ahora no?

–No estamos manejando mayor cosa. Estamos trabajando con la deuda electoral, tenemos amigos que nos están ayudando.

Al mitin anterior, en Nahualá, llegó en helicóptero. Gustavo Alejos, empresario, ex secretario privado durante la presidencia de Colom, y hermano de otro precandidato opositor, Roberto Alejos, se lo presta.

–Pero sabemos quién lo está pagando –replica Torres. –Hay políticos que tienen helicópteros propios y no sabemos de dónde han sacado ese dinero. Yo soy tan humilde que permito que me ayuden con un helicóptero.

Manuel Baldizón, insinúa Torres, tiene cuatro o cinco helicópteros, y después lo señala como un peligro para el país. Alejandro Sinibaldi, ministro de Comunicaciones, tampoco escapa a sus dardos. Asegura que dispone de un helicóptero propio del que carecía cuando era diputado y se pregunta retóricamente: “¿De dónde están sacando los fondos?”.

–¿Y a usted no la condiciona aceptar ese helicóptero prestado?

–Nunca me ha condicionado nada. Es parte de la transparencia, no hay condicionamientos.

–¿Quién invierte en un político sin esperar nada a cambio?

–Pero es válido, es válido, es válido. Cuando hablo de transparencia lo hago de cara a la gente. Con solvencia moral. Uno tiene que demostrarla, no sólo cacaraquearla. Estamos totalmente de acuerdo en que la gente lo cuestione. Estamos de acuerdo en que la CICIG entre a investigar el financiamiento de los partidos políticos.

–Llueven los helicópteros para los candidatos en tiempos de campaña.

–Y no sólo son helicópteros. También aviones privados, jets. Guatemala es el país en Latinoamérica que tiene más helicópteros y aviones privados en proporción a la población.

Es un complejo malabarismo el que intenta: un cable de la embajada estadounidense la describe como la mejor gerente del gobierno de la UNE. Y la acusa de poca transparencia.

La candidata escucha esas palabras con una mueca contenida que hace desaparecer su mirada intensa. Es el gesto del gato de Cheshire. 

¿Cuánto cuesta el país que queremos?

Manuel Baldizón, candidato de Lider, afirmó que la promesa electoral de seguridad se ha desgastado por la gestión del actual gobierno. Torres coincide en parte con él, aunque insista en desmarcarse de él como prioridad de campaña: “Va a ser un tema importante, pero hay que evaluar si la gente confiará en una oferta electoral que pretenda solucionar el tema de violencia. Ese factor se perdió”. La propuesta de la UNE en este rubro incluye Seguridad y Justicia, el fortalecimiento no sólo del aparato de respuesta inmediata, una Policía Nacional Civil debilitada y cuestionada en su actuar, sino también del Ministerio Público. La oferta electoral de Sandra Torres nace de un enfoque de “seguridad democrática”, dice. Parte de la política pública de seguridad debería atender la generación de empleo, la prevención, labores de inteligencia y la investigación. Investigación que, por ejemplo, según la candidata, requiere la puesta en marcha de la Dirección General de Investigación Criminal (Digicri), creada por ley en 2012 pero que aún no funciona. Torres expone que hay 35 mil agentes de la Policía Nacional Civil, y se requerirían al menos 75 mil, 25 mil por turno. Duplicar la cantidad de agentes llevaría al menos un gobierno.

Para todo, Sandra Torres tiene un plan. Lo que le falta es dinero.

–¿Qué presupuesto permitiría aplicar su plan?

–Al menos el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en seguridad y justicia. Debe ser progresivo durante los cuatro años. No podemos tener un Ministerio Público (MP) con un presupuesto de Q400 millones aproximadamente (en realidad se le asignaron mil en 2013). No hay presencia del MP en todos los municipios; fiscalías de la mujer sólo hay dos: una en Guatemala y otra en Quetzaltenango. Es por falta de recursos.

En 2013, los presupuestos del Ministerio de Gobernación y el Ministerio Público sumados alcanzaron el 1.37% del PIB. Llegar a la meta de una inversión del 5% del PIB en Seguridad y Justicia requeriría un incremento de Q14,285 millones en su presupuesto.

En materia de Desarrollo Social, los programas impulsados desde Cohesión Social cuando Torres era Primera Dama, supusieron el 2% del presupuesto general del Estado, explica Torres, y su funcionamiento dependía además de la coordinación con el Ministerio de Educación y Salud.

Torres echa mano en este punto de la entrevista del comparativo de los presupuestos en programas sociales en los últimos seis años. Con su punto más alto en 2010 con Q1,389.15 millones y el más bajo en 2013 con Q774.26 millones, según informes oficiales. En el 2010, el dinero asignado a los programas sociales representó el 2.55% del presupuesto general.

–¿Qué presupuesto necesitaría su plan?

–Por los menos tres o cuatro veces más. Ahora tiene el Mides unos 1,200 millones. En términos del PIB, tiene menos del 1%. Debería tener 3 o 4% progresivo en los cuatro años. Al final, el desarrollo del factor humano es lo que va a determinar el éxito de un país, un desarrollo que tiene que ver con el combate a la desigualdad y las grandes causas estructurales del tema de inseguridad, que son desigualdad e injusticia. Ya lo vimos –concluye la candidata– no sólo en el tema de leyes, sino de justicia social.

El presupuesto del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el ejecutor de los programas sociales, alcanzó en 2013 el 0.36% del PIB. Entregarle hasta el 4% del PIB requeriría haber llegado en el último año de gobierno a tener un aumento de Q14,324.45 millones sólo para ese ministerio.

En el Ministerio de Salud, adelanta Torres, se requeriría como mínimo una inversión del 3% del PIB. “Hay que trabajar mucho en la prevención. Hoy por hoy sólo hay centros de salud en los cascos urbanos, habíamos logrado centros de atención permanente (CAP), que funcionaban la 24 horas; la mayoría de esos CAP no funcionan ahora las 24 horas”.

El año pasad, el presupuesto del Ministerio de Salud llegó al 1.32% del PIB. El aumento progresivo propuesto por Torres hasta alcanzar el 3% del PIB significaría un incremento de Q6,611.28 millones, con cifras de 2013.

Al  continuar con la lista de buenos propósitos, se le recuerda a Torres que en el gobierno de la UNE se proyectó la construcción de cuatro hospitales en el área metropolitana con un préstamo de US$50 millones del Banco Interamericano de Desarrollo, se determinó que sólo se podía construir dos luego de meses de estudio, y finalmente sólo se inició la construcción de uno de ellos, está terminado. Ella responde rápidamente, atajando cualquier reproche mientras sostiene el dossier con cifras y estadísticas preparado de antemano. “Faltó eficiencia”, reconoce, para continuar tras unos segundos: “Es parte de lo que hay que corregir. Ésa era una responsabilidad del ministro, un conflicto con la empresa…”, afirma Torres en una de sus pocas concesiones.

El tema del desarrollo rural no podía faltar en este recuento. Durante el gobierno de la UNE, se llevó a cabo una exhaustiva negociación para crear una Ley de Desarrollo Rural que nunca fue concretada. En este nuevo proceso electoral, Torres propone reformar el Ministerio de Agricultura para que sea un verdadero Ministerio de Desarrollo, recuperar una institución que prácticamente fue desmantelada durante los años noventa en la ola de reducción del Estado. ¿Pero qué garantías hay de que en otro gobierno de la UNE sí se puedan dar cambios integrales?

Torres responde señalando que se tienen que alcanzar acuerdos con entidades como la Cámara del Agro y luego sentar a las partes a negociar. Tampoco desaprovecha la oportunidad para atacar la respuesta del actual gobierno, al que acusa de promover en el discurso la Ley de Desarrollo Rural Integral como una forma de “lavarse la cara después del tema de Alaska, Totonicapán (la muerte de seis campesinos por parte de soldados durante una protesta)”. La candidata afirma que  el gobierno “únicamente jugó a la política con los campesinos, se comprometieron con ellos y después no sabían qué hacer, porque entraron en conflicto con el sector privado, con la Cámara del Agro, que no estaba de acuerdo con la ley”.

Torres tampoco olvida a su principal competidor en la carrera por la presidencia, Manuel Baldizón, de quien asegura  jugó a dos bandas en esa negociación y sostuvo ante las organizaciones campesinas que su bancada en el Congreso apoyaría la ley, mientras decía lo contrario en reuniones con el sector empresarial del agro guatemalteco. “Y al final se salen sus diputados del pleno del Congreso y se lavan las manos”, afirma Torres.

¿Cuánto requeriría aumentar el Programa de Fertilizantes del Ministerio de Agricultura para poder entregar 5 sacos de abono que promete Torres a cada beneficiario? Un presupuesto que aumentaría fácilmente en Q1,200 millones, confirma Torres.

La suma del incremento en el gasto público que Sandra Torres quiere construir tan sólo en unos cuantos sectores es la siguiente:

Maga (Q1,200 millones sólo en fertilizantes) + Ministerio de Salud (Q6,611.28 millones) + Ministerio de Desarrollo Social (Q14,324.45 millones) + Ministerio de Gobernación y Ministerio Público (Q14,285 millones) = Q36,420.73 millones.

Un incremento del 54% en el total del presupuesto anual del gobierno para este año de Q66,985.43 millones.

–¿Se requiere otra reforma fiscal para poder financiar estas políticas?

–Yo no le apostaría a la reforma fiscal, ya se hizo una. Hay evasión, hay que transparentar los procesos. Hay evasión fiscal en aduanas, sólo el año pasado fue de más de mil millones en el IVA en los puertos. 

Proteger la maquila

La autodenominada socialdemócrata bancada de la UNE intenta extender, no obstante, las exenciones fiscales a la industria maquiladora textil. Sustituir una ley de maquilas que data de 1989 y que los acuerdos comerciales multilaterales obligan a desmantelar. Torres defiende esta postura con el mismo argumento que el empresariado: que se trata de conservar 200 mil empleos que, según su análisis migrarían si no a países como Nicaragua, Honduras o El Salvador.

–Lo que pasa es que se necesita –responde Torres. –Hablamos de zonas francas para aumentar las exportaciones y generar empleo y trabajo. Le hablo de la Ley de Maquilas. Si no están exoneradas de impuestos sobre la renta, de ISO (Impuesto de Solidaridad) y del IVA, para ingresar insumos y luego exportarlos, no se puede competir.

Habla la candidata, pero también la gerente, quien recuerda que el mercado de la producción textil fue absorbido por China durante mucho tiempo, pero que ahora China ya no puede competir tan fácilmente por costos asociados a salarios e infraestructura. Eso le da pie a creer que ese rubro está por regresar a Centroamérica. Expone las ideas sin salirse de un guion de concertación, repitiendo cada tanto la importancia de equilibrar un Estado fuerte con empresarios generadores de empleos.

–¿Por eso hay un acuerdo de la UNE con el sector privado?

–Es un acercamiento con el sector privado. Me invitó la gremial de exportadores. Yo tuve una empresa de maquila, y conozco bien cómo funciona.

–¿Es la única forma de competir?

–Para ser competitivos con otros países de la región como Nicaragua, El Salvador y Honduras, sí. Todavía Honduras tiene más privilegios.

Torres argumenta que el modelo económico del país no cambiará de la noche a la mañana y lo que están haciendo es salvar empleos. Que impulsar la economía del país requeriría de políticas más integrales, que llegarían, claro, con su mandato. La candidata repite el mantra del expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva “Hay que crecer. Pero también hay que compartir, distribuir”. En  esa mezcla de la fortaleza del Estado en equilibrio con el desarrollo del mercado es lo que la candidata asegura que necesita el país.

–¿Para generar esa confianza consideraría un vicepresidente afín al sector empresarial?

–Es algo que todavía estamos considerando. Estamos viendo los perfiles, no hemos llegado todavía a una conclusión –sonríe. 

Política, una pasión

Hace casi dos años, tras reaparecer en público, fue la candidata la que le preguntó, al final de una entrevista, al reportero:

–¿Le interesa la política?

–Claro, me interesa la teoría política…

–No, no, eso es otra cosa. La política es práctica, es otra cosa.

Empleo: una de las principales ofertas de su campaña, responde al pragmatismo de la candidata. La política, esa pasión para Torres, tiene como fin crear en Guatemala un Estado fuerte de economía mixta en donde los empresarios sean socios en la generación de empleos.

La apuesta de la UNE para estas elecciones es que cuenta con una candidata bien conocida por la población, aunque no aceptada por todos los sectores. “Reconocimiento” es la palabra clave que resalta Sandra Torres, para ser electo primero hay que estar en la mente de los electores y eso (asegura ella, que lleva cuatro campañas a cuestas; tres de ellas acompañando a su ex marido) es algo que no se logra en una elección. Habla también la comunicadora, pero sobre todo la directora de una campaña, al reconocer que se requiere de un candidato con un reconocimiento en la población de hasta un 90% para tener posibilidades de ganar.

Su apuesta es la campaña de tierra, el acercarse a la gente, el generar contacto sin descuidar la presencia en los medios de comunicación, especialmente la televisión conforme se acerquen las elecciones. Y ahora también en un nuevo espacio: las redes sociales, las cuales señala como importantes sobre todo para clase media, los sectores urbanos, profesionales y jóvenes. “El mercado electoral ha cambiado. Las ofertas electorales van cambiando aunque los problemas sigan siendo los mismos”, asegura la candidata.

¿Pero el dinero?

–Importa, pero no es lo más determinante. Hay quienes tienen dinero pero no tienen votos. La mezcla es importante, no sólo el dinero.

Y una de sus principales cartas de presentación es el trabajo ya realizado por su partido, el clásico “ya hemos hecho gobierno, tenemos el equipo, conocemos la administración pública”. No sólo sumar promesas, sino poder recordarle a la gente los beneficios que le trajeron en el pasado,  explica Torres.

–En la campaña de 2011, la baza era la misma.

En Santa María El Tablón, Sololá, por ejemplo, los beneficiarios de Mi Familia Progresa tenían que asistir a los mítines si querían continuar en el programa. De allí, directos a empadronarlos.

¿Le parece válido a la candidata?

–Empadronarse es un derecho cívico. Y eso es una acción política, no es coacción. Es una acción política, ya. Es válido, de hecho cambiamos el padrón electoral. Se empadronaron alrededor de 1 millón más de mujeres, le dimos vuelta, ya.

Cuando se siente bajo presión, Torres machaca con un dato o un hecho, que subraya con un “ya”. Con él parece querer transmitir que lo que dice es obvio o incuestionable. Pero no siempre lo es: A esa misma gente las coordinadoras de los programas le decían que era una condición para que tuvieran acceso a los programas sociales.

–Es que es la forma de educar a la gente y capacitarla para que ejerzan un derecho cívico –responde con suavidad, sosteniendo que le sigue pareciendo obvio.

–¿Será la única forma?

–¿Por qué no? Es la más democrática. Llevar a la gente a que se empadrone, facilitarle el transporte, ayudarla a que obtenga su documento. Estábamos en un momento donde se estaba pasando al DPI (Documento Personal de Identificación), y las mujeres necesitaban su documento para poder optar a un programa social, sin documentos no se podía y había un 20% de mujeres que no contaban con él.

–Y el estímulo eran los programas sociales.

–Claro, pero había que dar algo a cambio, y era algo positivo. Positivo para la democracia, y para el país.

–Y para el partido.

–Claro, pero es válido cosechar, es una opción política, ya, pero no es coacción política como la del Partido Patriota con los programas sociales. Hacen clientelismo.

Una vez más ante la posibilidad de ser cuestionada, Torres opta por emprender un ataque. Esta vez sus blancos resultan fáciles e inexcusables. Empieza por el hijo del Presidente, el alcalde de Mixco,  (Otto Pérez Leal), cuestionado por compras y privilegios de su comuna, y lo siguen señalamientos contra la vicepresidenta, Roxana Baldetti por publicitarse en ambulancias de Huehuetenango y  el ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi, más que probable candidato oficial a quien acusa de “descaro” por hacer propaganda sin haber renunciado al cargo.

Torres argumenta que nunca fue a las entregas de Mi Familia Progresa con las banderas verde y blanco de su partido. Tras la candidata y el sofá de color crema donde se encuentra sentada, pende una bandera de la UNE en su pedestal. Asegura que en cada ocasión que acompañó al presidente Colom y aparecían los colores del partido el mandatario ordenaba su retiro.

“Lo mismo hacía yo, tenía cuestionamientos del mismo partido que me decían, ¡cómo es posible que usted esté ayudando a gente que no es de la UNE! Mi respuesta era que la pobreza no tiene bandera política”, concluye Torres repitiendo un eslogan de la campaña anterior en lo que parece una respuesta ensayada.

Su mención del ex presidente Colom, fundador del partido, trae de regreso su recuerdo a la estancia. A un costado en la sala de reuniones de la sede del partido han desaparecido los retratos del ex mandatario, alguno de ellos junto a la entonces Primera Dama, que tan solo año y medio atrás colgaban de las paredes. El hombre que fundó el partido y que dirigió el gobierno es ahora, en este lugar, apenas un fantasma.

Autor
Edición
Autor
Edición