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Roxana necesita un milagro

“La señora”, “la dos”, “la mera-mera”, “La señorona”… Para el MP y la Cicig, la ex vicemandataria, Roxana Baldetti, ha tenido muchos nombres a lo largo de los últimos dos años. Detrás de cada seudónimo, no obstante, ella era siempre una instrucción, una orden.
Gálvez reaccionaria diciendo: “¿Cómo es posible que el presidente no respete la autonomía de la SAT? Sin duda lo motivan sus propios intereses”.
El Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala presentaron la forma en que estaba estructurada "La Línea", la cual era liderada por Roxana Baldetti.
El fiscal del Ministerio Público expone las pruebas que incriminan a Roxana Baldetti en el grupo criminal que defraudaba al Estado.
La ex vicepresidenta Roxana Baldetti se abstuvo a declarar en la audiencia de primera declaración.
Mario Cano, abogado defensor de Roxana Baldetti, argumentó que no se presentaron pruebas que vincularan directamente a su cliente.
El Ministerio Público (MP) sindicó a Baldetti de liderar la estructura de defraudación aduanera denominada La Línea. Se le acusa de asociación ilícita, defraudación aduanera y cohecho pasivo.
El juez B de Mayor Riesgo Miguel Ángel Gálvez ligó a proceso a la ex vicepresidenta Roxana Baldetti en el segundo día de audiencia. Gálvez señaló que es prudente dictar autor de procesamiento en el caso de defraudación aduanera "La Línea.
El juez Miguel Ángel Gálvez determinó que a pesar que no se menciona el nombre de Roxana Baldetti en las escuchas telefónicas, si se escuchan otros términos que podrían vincular a la ex vicepresidenta en la estructura criminal.
Roxana Baldetti es traslada por agentes del sistema penitenciario al cuartel Matamoros.
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Roxana necesita un milagro

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En tres días se decidió el futuro de Roxana Baldetti. El MP convenció al juez B de Mayor Riesgo, Miguel Ángel Gálvez, de que hay un vínculo directo de la exvicepresidenta con “La Línea” y que debía enviarla a prisión preventiva para iniciar un proceso judicial. La acusada no está sola, el presidente Otto Pérez Molina fue nombrado por la fiscalía como el otro máximo líder de la red criminal que defraudaba la aduanas de Guatemala.

Roxana Baldetti, la exvicepresidenta de Guatemala, ha intentado durante tres días refugiarse en un rincón detrás del más alto y robusto de sus abogados. Desde ahí, oculta en una esquina del Tribunal B de Mayor Riesgo, ha tomado nota, y escrito y reescrito el  Padre Nuestro en su libreta. Parece que espera un milagro. En ocasiones se ha detenido para apuntar un dato, una fecha, algún nombre. Parece nerviosa, y desde su refugio improvisado apenas es visible, resguardada, además del gran abogado, por 30 agentes del Sistema Penitenciario, y otros tantos de la Policía Nacional Civil.

El milagro podría ocurrir en diferentes modalidades. Uno, el milagro clásico, en el que ella, de tanto copiar el Padre Nuestro, sea rescatada por un batallón de querubines que con prontitud abran las rejas de Matamoros o la prisión para mujeres Santa Teresita, y la lleven directo a alguna playa del Caribe. Éste parece poco probable. Los otros milagros que podrían ocurrir no dependen tanto del rezo, sino más bien de un sistema de justicia corrupto que en los últimos tiempos ha ido dando algún espectáculo de sus entrañas putrefactas.

Poco a poco el semblante de Baldetti se relaja. Sonríe (cuando se deja ver). Sabe que esto apenas es el comienzo, apenas la primera fase de un proceso penal. A su favor, luego de las Comisiones de Postulación del año pasado, sabe que las designaciones de las 42 Cortes de Apelaciones que existen en Guatemala, que las 13 magistraturas de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), fueron negociadas en su nombre por el partido oficial, el Partido Patriota, desde el Congreso de la República, en septiembre de 2014.

El Padre Nuestro no le traerá el milagro que ahora necesita. Pero las altas cortes que se repartieron políticamente en el Congreso, sí podrían. Muchos de los magistrados electos, se deben a ella… 

Desde su guarida, Baldetti ha escuchado casi sin inmutarse la acusación en su contra del Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Se le acusa de los delitos de asociación ilícita, cohecho pasivo y de defraudación aduanera. Además, y de mayor gravedad, se le ubica como la líder de “La Línea”, la red criminal que, según la investigación del MP, defraudó al fisco poco más de Q28.5 millones en un año —entre mayo de 2014 y abril de 2015—. El 50% de la defraudación, como indicó la fiscalía durante su acusación, era entregada a Baldetti cuando aún era Vicepresidenta.

Hoy, cuando Baldetti está a punto de saber si existen pruebas suficientes en su contra para enfrentar un proceso penal, el juez B de Mayor Riesgo, Miguel Ángel Gálvez, ha ordenado retirar el cerco de agentes que la rodeaba, quienes además no habían permitido a la prensa tomar fotografías. El gesto de Baldetti, desde su rincón, ante la orden del juez es de resignación; las cámaras de inmediato dispararon cientos de veces contra ella.

Hasta el pasado 16 de abril, el nombre de Baldetti no había sido presentado en los informes de las investigaciones por defraudación aduanera. Al menos no de forma directa. Para esa fecha, el MP y la CICIG, ubicaban al exsecretario privado de la Vicepresidencia, Juan Carlos Monzón Rojas (aún prófugo), como el máximo líder de la red de defraudación aduanera “La Línea”. Las intervenciones telefónicas, el seguimiento de reuniones entre los miembros de la red criminal los habían llevado hasta ese punto. Tras la captura de 22 personas, además de 17 allanamientos y cientos de documentos secuestrados,  al  hacer pública la investigación y en medio del revuelo mediático, la fiscalía y la CICIG siempre fueron cautelosos en mencionar a los otros dos sospechosos. El fiscal Óscar Schaad, exjefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), había asegura que no existían indicios para relacionar a la Vicepresidenta.

En realidad, con la acusación contra Monzón Rojas, los investigadores estaban a la mitad del camino para continuar atando las pruebas que los llevarían a los jefes de la estructura. Más alto, en la cima de “La Línea”, como demostraron los documentos sustraídos de las computadoras de los mandos medios de la red capturados el 16 de abril, las distribuciones de las ganancias de la defraudación, tenían algunos beneficiarios en puestos superiores: la exvicemandataria, Ingrid Roxana Baldetti Elías, y el Presidente de la República, Otto Fernando Pérez Molina. “El uno y la dos”, les llamaban dentro de los documentos que distribuían las ganancias de la defraudación aduanera.

El 8 de mayo, con los gritos enardecidos en la Plaza de la Constitución en sus puntos más candentes, una Roxana Baldetti, debilitada, sin argumentos para defender a su exsecretario privado, se vio obligada a renunciar a la Vicepresidencia. A partir de entonces, Baldetti perdió su inmunidad. Y casi tres meses después, la orden de captura en su contra fue dictada por el juez Gálvez a solicitud del MP, a causa de los nuevos elementos de investigación recopilados por la CICIG.

El comisionado, Iván Velásquez, tras la captura de Baldetti el pasado 21 de agosto, explicaba: “No hay duda de que, por las referencias que se hacen inclusive a reuniones que se realizaron con el Presidente de la República, todas las referencias al ‘uno’ y a la ‘dos’ corresponden al Presidente y a la entonces Vicepresidenta de la República”.

Arriba de toda la estructura de “La Línea”, sobre el liderazgo de Juan Carlos Monzón, el MP y la CICIG colocaron a Roxana Baldetti y a Otto Pérez Molina. El mismo día en que fue capturada Baldetti, la FECI solicitó que le fuera retirada la inmunidad al Presidente de la República. En tanto Baldetti escuchaba la acusación penal en su contra, el martes 25, dentro de la Torre de Tribunales, el pleno de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, resolvía dar trámite al antejuicio en contra de Pérez Molina. Esta resolución deberá ser conocida por el Congreso de la República para integrar una nueva Comisión Pesquisidora para investigar al Presidente, con la posibilidad de que acompañe a la exvicemandataria en la acusación de liderar “La Línea”.

Ya con Otto Pérez se vio que los milagros en las Cortes aún funcionan, en junio la Corte Suprema de Justicia había decidido dar trámite al proceso, y luego de ser sorpresivamente aprobado en el Congreso, llegó a ser detenido por la Corte de Constitucionalidad.

Aún se desconoce si los favores y los nombramientos, las negociaciones realizadas en las Comisiones de Postulación serán suficientes. Si los lazos de lealtades y compromisos que nadie niega que existan en el sistema de justicia resisten la presión de tantas miradas.

Baldetti, sin nombre

“La señora”, “la dos”, “la mera-mera”, “La señorona”… Para el MP y la CICIG, la exvicemandataria, Roxana Baldetti, ha tenido muchos nombres a lo largo de los últimos dos años. Detrás de cada seudónimo, no obstante, ella era siempre una instrucción, una orden.

El fiscal José Antonio Morales, ante el juez Miguel Ángel Gálvez, argumentó que “la lógica y el pensamiento crítico razonado sólo pueden inferir que Ingrid Roxana Baldetti Elías lideraba la estructura criminal (“La Línea”) que defraudaba las aduanas”. “No hay otra Vicepresidenta. No hay otra número dos”, enfatizaba la fiscalía.

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La acusación formal del MP en contra de Roxana Baldetti, durante la audiencia en el Tribunal B de Mayor Riesgo, se trató de una narración cronológica sobre el modo en que operaba “La Línea”, pero sobre todo, basada en las pequeñas crisis dentro de la red a partir de algunos cambios internos, ciertos reacomodos. Más de 30 escuchas fueron reproducidas para evidenciar la implicación de la exvicepresidenta. Sin embargo, su nombre, el nombre de Roxana Baldetti, no fue mencionado ni una sola vez en las conversaciones intervenidas entre los miembros de “La Línea”.

–No es posible, para un proceso penal, que el MP no haya podido individualizar la responsabilidad de Roxana Baldetti. Su nombre no aparece– criticaba el abogado defensor Mario Cano.

Pero las escuchas telefónicas intentaban sustentar la intervención del Presidente y la exvicepresidenta en momentos decisivos para la continuidad del funcionamiento de la defraudación de las aduanas. Fundamentar el delito de Asociación Ilícita que aparece en la Ley Contra la Delincuencia Organizada.

En este sentido, algunas de las pruebas clave que presentó el MP contra Roxana Baldetti, fueron encaminadas en demostrar que tenía vínculos directos con los altos mandos de “La Línea”. Y no sólo eso, sino que además daba órdenes, tenía poder para colocar personas en puestos claves, como el Superintendente de Administración Tributaria (SAT).

Las escuchas telefónicas reproducidas durante la audiencia buscaban a esta Baldetti operativa, mandamás, jefa. Así su apelativo “La Señora”, “La Dos”, fue apareciendo entre las voces que describían cambios y reorganizaciones dentro de la estructura de defraudación. Por ejemplo, entre agosto y octubre de 2014, cuando la red criminal tuvo un nuevo operador: la transición, en específico, de Osama Aziz Aranki a Javier Ortiz Arriaga, el “Teniente Jerez”.

El MP también la ubicó como la responsable del nombramiento de Omar Franco al frente de la SAT. Algo que sucedió el 28 de enero de 2015.

Estos reacomodos delataban, mediante las intervenciones telefónicas, como señaló el fiscal Morales, el consentimiento, injerencia, y participación de “La Dos”, “La Gran Señora·, “La vicepresidenta”. Ni una pieza ni un operador de la “La Línea”, se movió sin que los mandos medios de la red, en código, mencionaran la intervención de alguien superior a Juan Carlos Monzón (“J”, o “JC”).

Por ejemplo, en un audio del 23 de diciembre de 2014, el enlace entre la estructura alta y media, el interlocutor entre Monzón y el “Teniente Jerez”, Geovani Marroquín dice:

—CM (Carlos Muñoz) está fuera. El elegido para sustituirlo es "Anteojitos" (Omar Franco). “La Señora” lo quiere ahí y si ella lo quiere, así será. A eso es a lo que va J, de parte de “La Señora”.

 Y en otro audio del mismo día, Omar Franco en conversación con Geovani Marroquín indica:

—Me llamó el privado de “La dos”. Quiere una reunión.

El juez Gálvez, antes de dictar su fallo contra Baldetti, sopesó estas escuchas. Gálvez habló de la manera en que se crean, se expanden las redes de los cuerpos paralelos que capturan los Estados. La forma en que, en la actualidad, las redes criminales utilizan dinámicas empresariales. “Entre los legal y lo ilegal”, indicó el juez. Baldetti, en ese momento, seria, parecía poner atención, como si fuera una estudiante  en una clase de universidad. A veces, al escuchar su nombre, su cabeza se movía de arriba hacia abajo, afirmativamente. O bien se mantenía abstraída, pensativa. De un día para otro, abandonó la escritura y reescritura obsesiva del Padre Nuestro.

Pero, a pesar de que el sistema de comisiones y nombramientos de las cortes ya ha sido señalado como una de las principales taras del sistema, que podría beneficiar a aquellos que quitan y ponen a las piezas que les convienen; hay, por supuesto, espacios de probidad, hay jueces honorables. Allí está el juez Gálvez, que es reconocido por muchos en el círculo judicial como incorruptible.

Esta es una escena, ya narrada en Plaza Pública, que retrata al juzgador que conoce el caso de Baldetti:

El día de la elección de magistrados de la CSJ en el Congreso, los nombres de los candidatos que había acordado la coalición entre el PP y Libertad Democrática Renovada (Lider) empezaban a circular en unas listas improvisadas. Al ser consultado un diputado oficialista sobre la posible ausencia de Gálvez respondió:

—¿Y él quién es?

—Es el juez que envió a juicio a Ríos Montt y ligó a proceso a Byron Lima.

—Entonces ni siquiera lo busquen en esas listas. Es seguro que no está.

El congresista tenía razón. Su nombre no aparecía.

“Sería excelente que dentro de una red criminal todos dijeran sus nombres, pero como saben que están cometiendo un ilícito, nadie dice su nombres”, lamentaba Gálvez, antes de explicar que la acusación contra Baldetti reconstruía, en efecto, a un cuerpo paralelo capaz de utilizar el Estado para sus fines de lucro. “La Línea es eso justamente”, indicaba. Luego el juez iba colocando fechas y personas y conversaciones dentro de un contexto, como las aduanas, para ir desde los rangos bajos hasta los puestos más importantes, como la Presidencia y la Vicepresidencia.

Ella no está sola

El MP fue más allá en la investigación y ante el juez reveló otros datos que no sólo implicaban a Baldetti. Durante la audiencia el fiscal Morales presentó algunos audios y pruebas que implicaban al presidente Otto Pérez Molina como parte de toda la defraudación aduanera. “Estaba enterado. Todo se hacía bajo su consentimiento”, explicaba la fiscalía.

En un audio del 3 de noviembre de 2014, Otto Pérez Molina pide a Carlos Muñoz cambiar al encargado de Recursos Humanos en la SAT. El Presidente le dice al entonces Superintendente:

—El de Recursos Humanos que habíamos dicho de los cambios. Ya los sindicatos están amenazando. ¿Por qué no quiere cambiarme al de Recursos Humanos? Necesitamos eso para continuar con los cambios…

Gálvez reaccionaria diciendo: “¿Cómo es posible que el Presidente no respete la autonomía de la SAT? Sin duda lo motivan sus propios intereses”.

Sebastián Herrera, uno de los capturados luego del pasado 16 de abril, sería colocado como director de Recursos Humanos en la SAT luego de esta llamada realizada por el Presidente. El propósito de este cambio era, como señaló la fiscalía, tener maniobrabilidad en los puestos aduaneros durante el reacomodo y transición de “La Línea” que corría a cargo de Javier Ortiz, el “Teniente Jerez”.

Por encargo del Presidente, como indicó el operador Geovani Marroquín en otro audio presentado por el MP, Ortiz tenía la responsabilidad de ordenar la operación en las aduanas ya que se había “convertido en un mercado”. La instrucción del Presidente, dijo el fiscal Morales, fue crear cuatro cuentas bancarias para depositar lo defraudado por “La Línea”, directamente desde las aduanas.

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Para la defensa de Baldetti, en este punto, había sobre todo dudas en torno a la referencia de las menciones en las escuchas telefónicas. “La Señora”… “La investigación no dice que sea Roxana Baldetti”, indicó el abogado Cano.  Y añadió que “había una gran confusión puesto que durante las escuchas presentadas por el MP también se menciona a Claudia Méndez (exintendente de aduanas) y se le señala, de igual forma, como ‘La Señora’”, agregó. “Todos los demás sindicados están identificados”, puntualizó. “El nombre de Ingrid Roxana Baldetti no está acreditado”, repitió.

Gálvez, antes de dictar su fallo, anotó los argumentos del abogado defensor. Y dijo: “Es claro que JC era el líder y era Juan Carlos Monzón. Luego llama la atención otros nombres, como Geovani Marroquín, como también Estuardo González o el ‘Teniente Jerez’. Son importantes porque a través de ellos se va escalando en la red hasta que, como indica la Ley contra la Delincuencia Organizada, entretejen una red de personas que no necesariamente se conocen entre sí hasta que llegan más arriba, a la Vicepresidenta”.

La distribución de la R

Cuando en abril el MP desmanteló la red de defraudación, algunas escuchas telefónicas mencionaban “La R”. Pero “La R”, “La R” no era un código para referirse a Roxana Baldetti, ya que luego de los allanamientos de abril, como indicó el fiscal Morales, se refería a la recaudación.

Allí aparece escurridizo el tercer milagro: que la fiscalía o que la CICIG tengan un caso endeble, que las pistas recolectadas, que los lazos entre los operadores de “La Línea” y los acusados como líderes no sean contundentes, no convenzan a los jueces.  Pero éste  parece poco probable. Los fiscales se tomaron su tiempo, escucharon 88,920 y leyeron 5,906 correos electrónicos. La CICIG y el MP resistieron la presión de la ciudadanía que exigía la cabeza de los mandatarios. Esperó. Es probable que tengan un caso bien atado.

Según los documentos presentados ante el juez Gálvez –momento en que Baldetti, desde su escondite detrás de su abogado, anotaba y anotaba lo que veía en la proyección– había dos tipos de recaudación: R1 para el fisco, y una R2 para “La Línea”.

Las tablas de recaudación “oficiales” fueron incautadas por el MP en el interior de la oficina de Estuardo González, jefe de la estructura alta, subordinado directo de Juan Carlos Monzón, y vinculado –por negocios– con la exvicepresidenta.

Durante la audiencia contra Baldetti, la fiscalía indicó que el 50% de la defraudación se entregaba a los niveles 1 y 2, y el otro 50% se distribuía entre los demás miembros de la red. Del 5 al 31 de mayo de 2014, por ejemplo, “La Línea” defraudó Q1,355,000. Al nivel 1 y 2 le correspondieron Q677,000. “El 1 y el 2 se trataba de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti”, señaló el fiscal Morales.

La distribución de la recaudación, según las pruebas documentales del MP, entre los altos mandos de la red criminal, era la siguiente: MCJ (Juan Carlos Monzón) 7.5 %, GE (Estuardo González) 6.5 %, y para el 1 (Otto Pérez Molina) y la 2 (Roxana Baldetti) el 50 %. En total un 61 % para los mandos altos de “La Línea”. El 39 % restante quedó fuera de las pruebas documentales del MP. No fue presentado.

“Son claros los montos de la distribución. Además está descrito el porcentaje que le tocaba a cada uno de los integrantes”, indicó Gálvez.

Ante esta evidencia, el abogado defensor de Baldetti, Mario Cano, no realizó ninguna argumentación. No mencionó estos documentos que detallan la distribución de las ganancias de la defraudación aduanera durante su turno para intentar rechazar la acusación contra Roxana Baldetti.

Entre otros documentos incautados en la oficina de Estuardo González, también presentados por la fiscalía ante el juez Gálvez, se encontraron varios cheques a nombre de la acusada. Dos de ellos, emitidos por la empresa Proyectos Rentables de Inversión S.A. Según una investigación de elPeriódico, Baldetti es accionista de esta financiera dedicada a préstamos hipotecarios. En total, el MP señaló que la exvicemandataria recibió Q7,958,823.34 en sólo seis cheques. La defensa argumentó que estos cheques “se refieren a los dividendos, las ganancias que se reparte entre los accionistas de una empresa. Tenemos los documentos que respaldan el pago de los impuestos por este dinero”, indicó el abogado Cano.

Baldetti, con estas pruebas proyectadas, hablaba en voz muy baja e instruía a su abogado defensor. “Vamos a ofrecer pruebas del origen de todo este dinero en otro momento procesal”, argumentaba la defensa.

Pero para el juez Gálvez, lo que tuvo más peso fue el lugar, o el conjunto de cosas en que fueron encontrados los cheques: En la oficina de Estuardo González, junto a otros documentos, como un memorial  que fue remitido al presidente Otto Pérez Molina para informar sobre los cambios y movimientos necesarios en las aduanas, además de listados de precios, cálculos, papeles de trámites aduaneros, con información de las operaciones ilegales. Entre todos estos papeles fueron encontrados los cheques a nombre de Baldetti.

Los ejemplos que Gálvez utilizó para tipificar el delito de casos especiales de defraudación aduanera en contra de Roxana Baldetti, fueron las subvaloraciones de productos como chancletas y repuestos de motos pero que fueron reportados con precios de piezas para Tuc Tuc,

La corrupción alarmante

“Las escuchas evidencias que cada operación, cada reacomodo, como la distribución de las ganancias, se hacía internamente desde la estructura. Entre las llamadas se intuye que sí hay referencia a Roxana Baldetti. Hay órdenes y hay instrucciones. ¿Quién puede cambiar a un director de la SAT? Estamos hablando de una Vicepresidenta. Llega un momento en que se creen intocables”, señalaba Gálvez

“La SAT es la forma con que el Estado va a cumplir con la seguridad, la educación, la salud de todos nosotros. Pero aquí se alteraron sus propósitos. El delito de corrupción llega a ser alarmante”, agregaba el juez.

Desde la defensa, Mario Cano, nunca negó la existencia de la estructura criminal. Tampoco negó la posible participación de Baldetti en “La Línea”. Es más, incluso felicitó a la CICIG por la desarticulación de la red de defraudación en la aduanas. No obstante, sí se quejó del último delito pedido por el MP: el cohecho pasivo. “No puede existir al lado de la asociación ilícita”, dijo.

Gálvez, durante las conclusiones de su fallo, indicó que el cohecho pasivo se refería a las funciones de Baldetti como Vicepresidenta. Y finalmente el juez resolvió ligar a proceso a la exvicemandataria, al imputarle los delitos de asociación ilícita –luego de repasar la construcción de “La Línea” y sus características establecidas en la Ley Contra la Delincuencia Organizada–, casos especiales de defraudación aduanera –por los documentos que probaban subvaloraciones, y Cohecho Pasivo.

El mismo día en que Roxana Baldetti inició su primera audiencia de declaración, la ministra de Gobernación, Eunice Mendizábal firmó un acuerdo para beneficiar a Baldetti. Un acuerdo ministerial, publicado en el Diario Oficial, para establecer una nueva cárcel de mujeres en el interior del Cuartel General de Matamoros. Al resolver en contra de Baldetti, el juez Gálvez admitió su sorpresa por la recién inaugurada cárcel, pensada exclusivamente para la estancia de Baldetti. Durante su resolución final, Gálvez decidió enviar a prisión preventiva a la exvicemandataria, pero por “equidad”, la recluyó en el Centro Preventivo para Mujeres Santa Teresita. “Crear una cárcel luego de su detención es algo que no procede”, dijo Gálvez. Tres meses fueron otorgados para que el MP, apoyado por la CICIG, lleve a cabo la investigación que llevará a Roxana Baldetti a juicio, acusada de liderar la red de defraudación conocida como “La Línea”. En ese tiempo, se verá si ocurre algún milagro, ¿el clásico? ¿el de una fiscalía y una CICIG desbordada y sin pruebas? Parecen poco factibles. Está el otro, el milagro en las altas cortes de Guatemala, quizás el único que podría ocurrir y rescatar a Baldetti.

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