Revisar y prospectar: el sueño de la política económica

Una de ellas es «generación de empleo y crecimiento económico a partir del apoyo a las pequeñas y medianas empresas y a las cooperativas». Prueben a buscarla. No falla en ninguna versión de plan desde hace años. Entonces, lo que parece coherente es tomar la propuesta vigente y adecuarla a las condiciones venideras.

Lo que ves es lo que hay. Actualmente tenemos una «Política Económica 2016-2021: Crecimiento Económico Incluyente y Sostenible», oficializada en agosto de 2016, la cual, en su segundo capítulo, menciona lo que al momento de formularla preocupaba a las autoridades responsables: en su orden, 1) crecimiento económico con rezagos, 2) población mayoritariamente joven sin educación ni trabajo, 3) alto nivel de pobreza, 4) limitada inclusión y 5) reducida inversión pública. Buena técnica de formulación de política pública porque los listados de preocupaciones por resolver por medio de las políticas tienden a ser extensivos. En este caso, tal listado acota las intenciones y los objetivos desde un principio. Salvo algunos supuestos que podrían ser comprobados, el enfoque del documento es válido.

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La crítica común es que en nuestro país (e igualmente en otros) las políticas públicas no pasan de ser políticas de administraciones gubernamentales y nunca llegan a ser políticas de Estado. No tienen trascendencia entre administraciones. Pero el colmo es que cada vez más las políticas son formuladas y olvidadas dentro de los mismos períodos gubernamentales, usualmente con los cambios de ministros. Este ha sido el caso de la política que comentamos hoy. Además, uno de los supuestos de implementación indexados numéricamente a los objetivos de la política es el incremento de la inversión pública como detonante del crecimiento económico, situación que no se dio al no estar ni siquiera contemplada en el presupuesto estatal del siguiente año (2017) y al entonces quedarse estancado el Gobierno en el centro de la crisis de ejecución del gasto público.

De esa manera, lo que ahora parece una buena idea es retomar el contenido de la política que se aprecie vigente para el quinquenio de administración gubernamental siguiente (que se traslapa dos años con la política) y, si es posible, abrir un conversatorio técnico y político que permita prospectar un modelo económico para las próximas dos décadas. Las características de ese modelo económico deberán salir de un ejercicio revisionista y prospectivo a ultranza: definición que se escribe mucho más fácil de lo que se comprende, pero que es necesario iniciar.