Resistencia y compromiso

El mundo ha cambiado tan rápido y a veces nos entretenemos en ponernos al día con la tecnología, en estar al tanto de las últimas noticias, productos en el mercado o tendencias para el verano.

Sin embargo, siempre hay llamados que nos hacen ir más despacio, tomarse un tiempo para reflexionar en esta vida de prisas y preguntarse si aún se puede salir del remolino de problemas en los que nos hallamos sumergidos como país.

Stéphane Hessel ha sido el último de esos “sabios” modernos en escribir para los jóvenes. Nos grita a sus 93 años: ¡Indígnense! Una indignación profunda es la que nos permite encontrarnos a nosotros mismos en una facultad tan humana como el compromiso. “A los jóvenes, les digo: miren alrededor de ustedes, encontrarán temas que justifiquen su indignación”, escribe Hessel. Pienso que en Guatemala los motivos no faltan para indignarse. Tal vez lo que hace falta es ceder a una sensibilidad que nos han tratado de robar y que es la base para entender que algunos han negado la dignidad de muchos otros por razones de ganancias, de placer, de negocios.

Hessel me hace recordar a otros dos latinoamericanos que se han dado a la tarea de escribir a las generaciones más jóvenes. Ernesto Sábato decide escribir Antes del fin después de encontrarse con una joven argentina en un café que le pregunta qué hacer, cómo no permitir que su vida se desgaste en trivialidades. Es cierto que “sin utopías los jóvenes no podemos vivir en una realidad horrible” y Guatemala se acerca mucho a una realidad horrible. Él, como Hessel, nos propone a que “nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos, arriesguémonos por el otro”.

Años antes de morir, Mario Benedetti heredaba a los jóvenes una gama de experiencias, de poesía y de esperanzas. A muchos de nosotros, a quienes no nos convence el sistema capitalista y que pensamos que existen otros caminos de hacer riqueza, Benedetti nos dice que hay mucho que hacer todavía, “pero con la herramienta imprescindible, que es el hombre”.

Indignación, resistencia, compromiso, esperanza, son las palabras que nos piden estos tres hombres retomar, en una ofensiva de reconquista humana de una realidad deshumanizada. El mensaje es para todos, no sólo para los jóvenes, aunque somos nosotros los que estamos más expuestos a una indiferencia normalizada que se enseña como una nueva moral aceptable. No nos perdamos, encontrémonos en la dignidad de los otros.